Cada año 86 millones de toneladas de plásticos terminan en los océanos cada año. Enormes “islas” flotantes que tienen consecuencias devastadoras para la flora y la fauna marina. Pero eso es sólo la punta del iceberg: el 90% de esa basura termina por hundirse y ocupa el lecho marino. No se degrada, degrada el ecosistema.

Hasta el momento todos los esfuerzos se han centrado en limpiar la superficie. El trabajo de limpieza de los fondos se ha dejado en manos de buceadores. Pero ahora el Fraunhofer Center for Maritime Logistics and Services CML de Hamburgo ha desarrollado el primer proyecto para limpiar los fondos marinos con el empleo de robots. ¡De una “cuadrilla” de robots! Barcos autónomos, drones y robots submarinos que trabajan unidos allí donde ha llegado el plástico pero no han llegado los humanos.

Con el proyecto SeaClear (el acrónimo de SEarch identificAtion and Collection of marine LittEr with Autonomous Robots), un consorcio formado por investigadores de Alemania, Francia, Países Bajos, Croacia y Rumania trabajan en el desarrollo de robots autónomos que se ocupen de la limpieza de los lechos marinos. Ya se han hecho las primeras pruebas en el puerto de Dubrovnic, en Croacia, y en el de Hamburgo, en Alemania, donde se ha llegado a recoger basura de entre 20 y 30 metros de profundidad.

Un trabajo en equipo

La novedosa propuesta de este proyecto es conseguir la conexión entre los diferentes robots que se ocupan de identificar, cartografiar y recoger los desechos marinos. Es decir, se trata de organizar una auténtica “cuadrilla de operarios robóticos” que de manera autónoma – aunque asistidos a distancia por técnicos- se ocupe del trabajo.

Una nave nodriza (UPS) autónoma o con control remoto en la superficie controla dos robots submarinos (ROV) y un dron volador (UAV). Tanto el dron como el primero de los ROV se ocupan de identificar y localizar dónde está la basura y qué tipo de desechos habrá que recoger. El segundo ROV, equipado con un brazo de agarre y un dispositivo de succión, es el encargado de “barrer” el lecho marino.

La IA facilita la coordinación de este trabajo en equipo. La tecnología de control de agentes múltiples permite que estos robots autónomos sincronicen su trabajo de tal manera que el cambio de posición de uno de los robots tiene que ser confirmado por los otros. Cada robot tiene una tarea específica y es capaz de adaptase sin intervención humana. Algoritmos de aprendizaje profundo permiten identificar y clasificar los desechos con sistemas sensoriales como cámaras tradicionales y multiespectrales o sensores acústicos.