Hace calor en Riga, para las fechas que estamos. En sus ocho ediciones anteriores, el festival del emprendimiento y la innovación báltica TechChill, que juega en su nombre con la idea del frío, estaba acostumbrado a celebrarse con el río Daugava completamente congelado. Es verdad que durante un rato nevó un poco este año, pero seguro que estas temperaturas letonas lanzaron a muchos cerebros de los 2.300 asistentes dos palabras: cambio climático

Así que la estructura, estrenando sede en el antiguo edificio industrial Hanzas Perons, que conserva raíles y topes ferroviarios junto a la entrada principal, les habrá parecido muy oportuna a casi todos, con dos asuntos dominantes, uno para cada día: sostenibilidad (humanística y ecológica) y blockchain. Dos tendencias tecnológicas que excitan la innovación europea

En la primera etiqueta caben dosis de humanismo a secas. Ahí encaja, por ejemplo, la presentación del español Cristóbal Alonso, cuya aceleradora B2B Startup Wise Gays ya es la dominadora de la Europa oriental, desde Escandinavia hasta los Balcanes y Turquía. Alonso habló de la nada sexy realidad del éxito (para una startup), que es en ciertamente un libro que ha escrito con Stoyan Yankov entre viaje y viaje [The unsexy truth of (startup) success]. Advierte ‘nuestro hombre en el Báltico’ que una startup necesita aguantar nueve años para alcanzar el éxito y el 98% de ellas no dura lo suficiente. "¿Por qué nos jugamos la vida en algo imposible?", pregunta…

El bitcoin quedará como una anécdota trágica para quienes se dejaron embaucar

No es un planteamiento derrotista, sino una forma de intentar abrir los ojos a emprendedores cegados por su obsesión: "Un 80% se enfoca en el producto, no en los clientes. Un 20% le da más importancia al dinero que a la pasión. Y un 33% de lo que se hace es basura. Se invierte un 200% de más de capital de lo necesario en cosas improductivas…".

Es difícil saber hasta qué punto habría que insistir en esas reflexiones ante la ristra de jóvenes startups, alineadas en un pasillo y ansiosas de mostrar sus propuestas visionarias. Como NECT, fundada por Misha Rudominiski, que enseña orgulloso "el primer módem para 5G". Es estupendo "para no depender de buscar wifi", dice. La tecnología 5G tiene mucho peso de Letonia. Su compañía telefónica LMT apuesta fuerte y no ofrece líneas fijas. Todo es móvil.

Rudominiski viene de Eslovenia y ha encajado sus circuitos y chips en una cajita de unos 7x5 centímetros, con menos de un centímetro de altura, lista para ser adherida a la tapa del portátil. Se conecta vía USB. El joven emprendedor está lleno de fe en empezar a vender en torno al verano "por unos 100 dólares". Planea lanzar una campaña el 14 de abril en Indiegogo, el sitio de crowdfunding, para recolectar encargos y luego, "en mes y medio" tener producto. Cuando INNOVADORES le recuerda que todavía no hay muchas redes 5G disponibles por Europa, aclara que el artilugio "está preparado para 5G, pero funciona con 4G". Es más fácil contarlo y hacer el márketing mostrando la novedad rabiosa, confiesa.

Quizás el muchacho sí esté bien orientado. Lo que no siempre ocurre, según el fundador de Rotten Tomatoes, Patrick Lee, que abrió el festival, en ese perfil humanista, advirtiendo que "no hay que hacer demasiado, hay que enfocarse en lo importante. Yo hice demasiado en mis anteriores startups, seis, y por eso no fue bien. Los emprendedores se creen que pueden hacerlo todo. Hay que centrarse en una función, Twitter tiene el tuit; una categoría, Rotten sólo habla de películas; y ocuparte de un mercado concreto. Y no te preocupes por los recursos que no tienes…".

Totalmente enfocada, Lubomila Jordanova se tira de cabeza a pedir dinero para luchar contra el cambio climático. Argumenta que la ciencia que se genera en ese ámbito es una extraordinaria fuente de conocimiento y soluciones "que no se están usando" y que las empresas son fundamentales en la lucha. Su compañía se llama "Plan A, porque no hay un plan B para la Tierra…".

Mattias Green, de Nordics AI Winnow, habla del futuro de la alimentación y propone planes para ahorrar en comida que acaba en la basura entre un 4% y un 12%. Su empresa hace planificación de compras con inteligencia artificial. Inès Leonarduzzi introduce la idea de "ecología digital", desde Digital for the Planet, para "arreglar el futuro" generando una economía circular con los dispositivos en desuso. Y Suvi Haimi, fundadora y CEO de Sulapac, fabrica material biodegradable, a partir de madera, para reemplazar los plásticos que invaden los mares. En especial, las pajitas. "No uses una pajita si no es necesario".

El material parece corcho, pero es madera tratada industrialmente. "No más plásticos en los océanos en 2050", dice, "no más microplásticos…". ¿Y no teme que, si triunfa su tecnología, puedan acusarla de fomentar la deforestación?, le inquiere INNOVADORES a Haimi. "No, porque sólo utilizamos residuos de madera. No vamos a talar la Amazonia". 

En la segunda jornada del festival, cambio de registro para meterse de lleno en el mundo blockchain. Empezando por las herramientas de desarrollo para la criptomoneda Ethereum de Auditless, con sede en Londres. Su fundador, Peteris Erins, admite que las grandes empresas desconfían y hay una gran fragmentación del mercado, que adolece de madurez. Aún así convoca a ingenieros, diseñadores y abogados para trabajar en sus proyectos, convencido del gran futuro de las ‘cripto’. 

Pero no es ese el enfoque dominante. La cadena de bloques empieza a presentarse como una herramienta multiusos para acreditar identidades, certificar la propiedad de activos económicos y trazar el ciclo logístico de mercancías. Todavía queda mucho por divulgar, incluso a expertos en tecnologías, según Jules Miller, de la aceleradora blockchain de IBM, que dio una especie de lección magistral sobre la materia (incluyendo la recomendación del libro Blockchain for Dummies). Hablando luego sobre aplicaciones empresariales y casos reales de uso, mencionó la colaboración de IBM con la naviera Maersk, para seguimiento de contenedores, propiedades inmobiliarias ‘tokenizadas’ y proyectos contra las fake news.

Peteris Zigalvis, jefe de innovación digital y blockchain en Dirección General Connect de la UE, habló sobre cómo Europa plantea regulaciones del uso de la tecnología de bloques y la privacidad. El Bitcoin quedará al final como una especie de anécdota, trágica para quienes se dejaron embaucar en el tobogán especulativo. La tercera pata del festival es la competición para startups Fifty Founders Battle, en la que los contendientes se la juegan a un pitch, con un premio de 10.000 dólares en servicios AWS, sin compromisos, más el derecho a participar en las finales de la Startup World Cup, en San Francisco. 

La startup estonia Woola fue la ganadora 2020, con otro guiño a la sostenibilidad en su propuesta de economía circular para los embalajes. La compañía de Anna-Liisa Palatu ha desarrollado un material con restos de lana de oveja no aprovechables, que sustituye a los envoltorios con ‘burbujas’ de plástico. Es a prueba de golpes y resistente al calor, ligero de peso, un 40% más barato y compostable en casa en seis meses. Según sus datos, cada año se destruyen 135 toneladas de lana no utilizable, sólo en Estonia. 

Por el momento está en fase de prototipo y sometido a más investigación y desarrollo, pero ya lo están probando la compañía de correos estonia y un comercio online dedicado a ‘cosmética verde’. Y también es un producto especialista en premios. En 2019, consiguió el Climathon solution de EIT Climate-KIC. Un mirlo blanco para el ecommerce que aspire a ser respetuoso con el medio ambiente.