Uno de los sensores instalados en Cuenca (Ecuador) para la medición de los decibelios.

Uno de los sensores instalados en Cuenca (Ecuador) para la medición de los decibelios.

Tecnológicas

Reducir la contaminación acústica con la ayuda de sensores ‘made in spain’

Los sensores de Libelium crean una red de precisión y en tiempo real para detectar los excesos de ruido en Cuenca (Ecuador)

6 septiembre, 2019 13:11

Crear un mapa de ruido con el nivel de presión acústico más alto. Este es el objetivo del equipo de siete sensores Plug & Sense! Smart Cities PRO de la española Libelium en una ciudad de Ecuador, cuyos habitantes se quejaban "por el ruido excesivo en sus calles". La contaminación acústica es un problema de salud pública, de hecho, según la OMS, si esta es excesiva "perjudica gravemente la salud e interfiere en las actividades diarias como la escuela, el trabajo, el hogar o el tiempo libre".

Según un estudio de agencia alemana del medio ambiente, la población expuesta a un nivel de ruido superior a 65 decibelios desarrolla una tasa más alta en el 20% de los ataques cardíacos a corto plazo y puede perturbar el sueño, causar efectos cardiovasculares y psicofisiológicos, reducir la productividad y provocar respuestas molestas y cambios en el comportamiento social.

Por ello, movimientos ciudadanos y plataformas como ‘Cuenca sin ruido’ llevaban tiempo advirtiendo de los excesos acústicos, que superaban los niveles de decibelios establecidos en esta ciudad ecuatoriana. Así, la población de Cuencia demandó soluciones inteligentes para hacer de su ciudad un lugar "más habitable y saludable". 

Así, se recurrió a la tecnología española de Libelium para llevar a cabo este proyecto del Instituto de Estudios de Régimen Seccional del Ecuador (IERSE) de la Universidad del Azuay, a solicitud de la Comisión de Control Ambiental del Consejo . Se instalaron siete equipos con nodos en diferentes lugares de la ciudad para poder generar este mapa de la contaminación acústica y recopilar datos de gran precisión en tiempo real.

La información recopilada por los sensores se envía cada 10 minutos a través de 4G y se almacena en los servidores de la Universidad de Azuay, lo que permite la medición continua del ruido sin un gasto excesivo de recursos. Además, estos datos son públicos y se pueden ver a través de su sitio web en tiempo real.

Para la elección de estos siete puntos, se basaron en las informaciones y las quejas que los ciudadanos enviaron a la Comisión de Gestión Ambiental, para detectar las zonas con un mayor número de problemas de ruido.

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