Sostenibilidad. Medio ambiente. Economía circular. Sobre estos nuevos conceptos está planificándose el crecimiento económico del futuro para crear la llamada bioeconomía circular, que se convertirá en un potente vector de innovación. En la actualidad, el 95% de los ciudadanos cree que la protección de nuestro entorno debe ser una prioridad porque, según los expertos que participaron en el último Foro de Davos del World Economic Forum, estamos ante cuatro grandes crisis ecológicas: climática, de biodiversidad, por los recursos y por la contaminación.

En este contexto socioeconómico, la nueva Comisión Europea con la presidenta Ursula von der Leyen al frente se ha marcado como primera prioridad el llamado Pacto Verde Europeo, a través del cual el medio ambiente se convertirá en el hilo conductor del crecimiento económico de la UE. Un desafío que permanece ligado a la inmersión del Viejo Continente en la era digital (la tercera de las prioridades de la nueva Comisión).

Para el desarrollo de este Pacto Verde Europeo es fundamental "la movilización de la investigación y el fomento de la innovación", aseguraba el director general de Medio Ambiente de la Comisión Europea, Daniel Calleja, en el Foro de Consejeros de la Red de Institutos Tecnológicos de la Comunidad Valenciana. De hecho, uno de los objetivos de este plan verde es la "transformación de la economía de la UE con miras a un futuro sostenible".

Andrés Pascual, jefe del departamento de Medio Ambiente y Bioenergía de Ainia, incide en que esta apuesta en la agenda europea abre las puertas a un gran campo para la innovación, ya que se va a exigir el desarrollo de nuevos procesos de producción para crear nuevos productos finales que reduzcan los cuatro grandes problemas medioambientales que se identificaban el Foro de Davos.

Desde el punto de vista de la innovación, subraya Pascual, se está trabajando en el desarrollo y la aplicación de energías renovables para lograr una mayor eficiencia energética con la que reducir las emisiones de CO2. Otro de los retos será hacer frente a la creciente demanda de recursos biológicos, por ejemplo, para alimentar a una creciente población que puede crecer hasta los 9.000 millones. Así, se necesitarán crear nuevos materiales orgánicos, a partir recursos biológicos, para reemplazar los que proceden de fuentes fósiles.

Este tipo de políticas, propias de la llamada bioeconomía circular, están "muy ligadas a la innovación", porque, en definitiva, se trata de "repensar cómo vamos a hacer las cosas en el futuro, diseñar y desarrollar nuevos productos en unas nuevas cadenas de producción sostenibles".

Pero, ¿qué es la bioeconomía circular? Pascual aterriza el concepto en un caso práctico: en una biorrefinería se desarrollan, a partir de la biotransformación de los residuos orgánicos que genera la ciudad, productos más sostenibles para ser empleados por el entorno agrícola de la ciudad para que la agricultura produzca nuevas materias primas que llegarán a los habitantes de esa misma ciudad donde se ha iniciado este proceso.

Es el caso del proyecto europeo Urbiofin, en el que Ainia participa en un consorcio de 16 miembros. Además de biorrefinerías, también se tendrán que crear, por ejemplo, biofactorías en lo que hasta ahora eran simples depuradoras, es decir, reconvertirlas en bioindustrias para lograr una planta productiva a partir de las aguas residuales de una ciudad como fuente de recursos.

El objetivo de la bioeconomía es cambiar las fuentes más contaminantes de recursos por otras desarrolladas a partir de residuos: sustituir plásticos por bioplásticos y fertilizantes inorgánicos por biofertilizantes, generar nuevos gases como el bioetanol (con aplicaciones como biocarburante) o el bioetileno (para usos agrícolas). El resultado: productos más sostenibles, en cuya producción se deja menos huella de carbono.

A por la nueva ‘agenda’ europea

"Hay que buscar e identificar qué palancas nos permiten incrementar la competitividad", subrayaba Fernando Saludes, presidente de la Redit. De ahí la importancia que se da en los centros de Redit a los programas que fomentan los proyectos medioambientales: los institutos son "muy activos" en el ámbito medioambiental y "llevan décadas apoyando a las empresas en los desafíos de este ámbito" y prueba de ello es la labor en programas como Life que fomenta la Comisión Europea. Para Saludes la apuesta de futuro debe ser por un modelo productivo en el que "la innovación, la tecnología y el conocimiento sean los factores de desarrollo y crecimiento".