La educación es un ente vivo, un organismo en continua transformación para acercarse a las mejores prácticas y las vías más certeras para formar a los estudiantes de cara a su futuro. Una labor especialmente encomiable si hablamos de educación primaria y secundaria, donde a la propia labor docente se le suma la de guiar en valores y reglas sociales a los jóvenes. Y en esa evolución magistral, la digitalización es una pieza esencial.

Juan Vera, CEO de Edosoft, explica a D+I que antes de la pandemia ya se estaba produciendo una carrera de dos velocidades en la digitalización del sector educativo: "Hay que diferenciar entre la educación pública y la privada o concertada. En algunos de estos casos se estaba utilizando el componente digital como un valor diferenciador en su oferta educativa". Se refiere, en concreto, a la integración de materiales relacionados con las nuevas tecnologías, como la robótica, en las aulas.

Otra cosa muy distinta es la conectividad en las escuelas, un área donde el Gobierno -a través de Red.es- ha hecho un importante esfuerzo inversor en los últimos años. "La mayoría de los servicios y de la información están en Internet, sin eso no se puede impulsar nada más. Y hoy podemos decir que la mayoría de los colegios ya están dotados de esa conexión", afirma el experto, que ha participado activamente en muchos de estos procesos de transformación digital en colegios.

La última extensión de este plan, dotado con 330 millones de euros, se estima que facilitará el acceso a internet de alta velocidad a 6,5 millones de alumnos y más de 16.500 centros docentes españoles no universitarios sostenidos con fondos públicos. 

Yendo por partes en el diagnóstico, tenemos las infraestructuras y una desigualdad manifiesta en el grado de digitalización según el centro de turno. Y llegó la Covid-19, que obligó de la noche a la mañana a mandar a profesores y alumnos a sus hogares. Si lo digital antes era un complemento, ahora se convirtió en la única forma de mantener la actividad lectiva con seguridad.

"Tanto los colegios privados como los públicos se han tenido que poner las pilas porque no les quedaba otra. Eso sí, volvimos a notar que mientras los centros privados se gestionó el cambio de paradigma bastante bien en conjunto, la educación pública tardó más en adaptarse, seguramente por el mecanismo de decisión que al final depende de cada comunidad autónoma", critica Vera.

Ya no es solo la dispersión en la toma de decisiones, es que en algunos casos la estrategia de cómo afrontar las clases en remoto y desarrollar los modelos necesarios para ello nunca llegaron. "Algunas Comunidades Autónomas siguen sin tener muy claro cuál es el Plan Director para estos casos, delegando la responsabilidad en los propios colegios", afirma el directivo de Edosoft.

Qué ha cambiado

Obviamente, lo más urgente con la pandemia como telón de fondo fue dotarse de herramientas de videoconferencia y trabajo colaborativo para mantener la actividad. "Aquí hemos visto de nuevo que cada colegio, e incluso algunos profesores concretos, comenzaron a utilizar las soluciones gratuitas que varios fabricantes pusieron a su disposición", detalla Vera. "En otros sitios sí que hubo una dirección general sobre este tema, pero depende mucho de la región".

De hecho, ya antes de la pandemia, muchos proveedores tecnológicos ya contaban con propuestas gratuitas o a coste reducido para el sector educativo. Hablamos de nombres como Google, Microsoft o Cisco, que plantearon aproximaciones específicas para este vertical con el fin de contribuir a la sociedad en su conjunto y no tanto a su cuenta de resultados.

Pero hay una barrera que ha lastrado muchos de esos esfuerzos, y no tiene que ver con la tecnología sino con la cultura y el nivel de alfabetización digital de muchos docentes. "Hay profesores que acaban de terminar la carrera, que ya vienen de la época digital y tienen ese ADN. Pero hay otros que no, que no tienen esas competencias digitales y que hay que formarles no sólo en el uso de estas herramientas como tal, sino en cómo cambiar el formato de una clase presencial a una virtual", añade Vera.

Parece obvio este planteamiento: enseñar una asignatura de matemáticas o historia puede ser relativamente parecido en ambos mundos -virtual y físico-, pero la cosa se complica cuando hablamos de materias con un alto componente práctico. Ahí, explica el experto, la clave está en aprovechar la convivencia de lo físico y lo digital para enseñar la teoría en las videoconferencias y dedicar las sesiones presenciales de forma exclusiva a la parte práctica.

"Al final, lo que vemos es que apostar por una tecnología u otra en estos casos no es un factor elemental, sino que el buen uso de la herramienta es donde está la clave del éxito. La transformación digital va de personas, procesos y herramientas", añade el emprendedor. "Y lo que hace falta es que haya esa energía de cambiar las cosas, desde arriba hacia abajo, porque si lo hacen los propios profesores lo que vemos son las diferencias abismales que hay entre un centro y otro".

Una vez superado este primer y gran escollo, ya se puede abrir el melón de otras muchas tecnologías que complementan las clases virtuales. Entre ellas, todo lo relacionado con la gamificación y los videouegos, algo que viene pisando muy fuerte entre las nuevas generaciones, de acuerdo a Juan Vera.

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