Tres emprendedores españoles acapararon cuatro premios en la gala del décimo aniversario del Instituto Europeo de Innovación y Tecnología (EIT). Y un cuarto candidato español se quedó a las puertas, entre los finalistas de la categoría denominada ‘Cambio’.

Andreu Martínez Climent, aspirante en la categoría de ‘Innovadores’ fue el gran triunfador de la jornada organizada desde un Budapest virtual que abarcaba todo el continente. Está adscrito a la ‘Comunidad de Conocimiento e Innovación’ (KIC, por sus iniciales en inglés) de Salud, cuyo cuartel general está en Múnich. Él trabaja en España con su proyecto ACORYS, en el que participan Corify, Sermas, Universidad Politécnica de Valencia, Universidad de Oxford, Atos, Fibmed y Genesis Biomed.

Su desarrollo es un dispositivo médico que combina hardware y software para ayudar al diagnóstico y tratamiento de arritmias cardíacas. Martínez Climent señala que es un problema que “afecta a 10 millones de europeos” cada año, que en muchos casos acaba en una intervención quirúrgica que con demasiada frecuencia no acaba bien.

Su dispositivo, que cubre de sensores el cuerpo del paciente, permite determinar la causa concreta de la arritmia y establecer el tratamiento adecuado, que no necesariamente ha de acabar en el quirófano. Además de “alargar la vida de abuelos, padres, hermanos…”, ayudará a ahorrar mucho dinero a las instituciones sanitarias y, afirma Martínez Climent, “está listo para llegar al mercado”.

Si le faltaba algún empujón económico, el primer puesto en ‘Innovadores’ supone 50.000 euros, la cantidad destinada este año por EIT para cada ganador en las cinco categorías. Pero Martínez Climent añade un segundo galardón, el tercer premio en la categoría por votación popular, que suma otros 10.000 euros a su tarde triunfal.

Cristina Aleixendri, presentada por el Climate-KIC desde su sede en Valencia, es la segunda triunfadora española, ganadora de la categoría ‘Mujeres’, como líder del proyecto Bound4Blue, que desarrolla en Barcelona.

Su sorprendente proyecto planea rescatar la navegación a vela para los grandes barcos de transporte. Se trata de velas construidas con principios aerodinámicos y materiales propios de las alas de avión, “completamente plegable de manera mecánica”, según explicó a preguntas de D+I, “y sin paneles solares u otros elementos que las encarecerían”. El principio es sencillo: si el viento es apropiado para impulsar la nave, las velas se despliegan. Si hace mal tiempo, se recogen mediante un sistema de articulaciones mecanizadas.

Con ello planea reducir los gastos de navegación del comercio mundial. “Un 80% del transporte de mercancías se hace por barco, incluyendo, cajas de Amazon, gasolina o el café que se toma en estos momentos”, señala Aleixendri. “Es una industria altamente contaminante, lo que causa grandes cargas económicas a los armadores suponiendo un 60% de sus gastos operativos. En Bound4Blue creemos que es posible hacerla más sostenible. Y nuestro sistema es completamente autónomo, no necesita más tripulación, que es el segundo coste más alto para las navieras”.

El sistema está listo para ir al mercado. De hecho, anuncia que están “fabricando las velas para los primeros clientes y entonces podrán mostrarse a Europa esta innovación”. De momento cuenta con cuatro navíos en espera, pero “en los próximos cinco años serán 184”.

Otros ganadores y finalistas

La tercera ganadora fue María José Jurado, coordinadora de InnoLOG, aunque en este caso hubo de conformarse con el tercer puesto (10.000 euros) en la categoría de ‘Innovadores’ lograda por Martínez Climent.

El proyecto InnoLOG, respaldado por el KIC RawMaterials, cuenta con la participación del consejo de Cámaras de Comercio catalanas, el Consejo Nacional de Investigación italiano, Investigación Geológica de Eslovenia y de Suecia, Magnesitas Navarras y las Universidades Politécnicas de Madrid y de Cataluña.

Su objetivo es mejorar la eficiencia de la búsqueda de materias primas utilizando innovadores sensores y tecnologías de machine learning para la exploración de superficie y en el subsuelo, identificando los minerales y evaluando composición de las piedras in situ.

Joan Hereu Morales, propuesto por InnoEnergy, fue finalista sin premio en ‘Cambio’ con EcoNet. Su desarrollo es una aplicación para consumidores, que les ayuda a adquirir productos sostenibles, basándose en el crédito que la app les atribuye como tales. Hereu señala que el 54% del PIB europeo lo genera el gasto de los consumidores, con un impacto ambiental correlativo.

La gala también otorgó primeros premios a un monitor de la pesca, en ‘Cambio’; un sistema de análisis de sangre con nanotecnología en ‘Empresas’ (premio para startups y scaleups sin candidatos españoles); y un sistema purificador de aguas, en el galardón por votación pública, cuyo ganador Karthik Laxman Kunjali (indio basado en Estocolmo) también fue segundo en la categoría ‘Empresas’.

Ofrecer respuestas a la crisis

Con esta entrega de premios, EIT cierra “un año muy difícil”, del que su máximo responsable, el director Martin Kern, se muestra satisfecho en conversación vía Zoom con D+I, por la respuesta que ha sido capaz de dar.

“Ha supuesto cambios muy rápidos, pero también una oportunidad para un instituto como EIT para marcar una diferencia positiva”, señala Kern, recordando la movilización inmediata en primavera de un presupuesto de 60 millones, previstos para más adelante, con el objetivo de que sus centros de conocimiento pudieran “ofrecer respuestas concretas a la crisis”.

Cita como ejemplo el caso de Control Center, puesto en marcha en el Hospital Clínico de Barcelona en una colaboración entre los KIC Digital y Health. Es un sistema de inteligencia artificial que identifica patrones en las complicaciones que sufren los contagiados de Covid-19, para hacer un pronóstico y definir un tratamiento inmediato. “Según un estudio inicial, redujo en un 50% la mortalidad de los pacientes”, especifica Kern, añadiendo que “ahora se trata, naturalmente, de difundirlo por toda Europa”.

“Pero no fueron sólo los 60 millones”, prosigue el director de EIT. También se alteró el paso de proyectos en curso “que podían marcar esa diferencia y fueron reforzados y acelerados. Como, por ejemplo, un montón de actividades para educación online, o educación híbrida, de EIT Digital fueron puestos inmediatamente en línea”.

Sobre ‘el día después’ del coronavirus, Kern afirma que “el desafío es, por supuesto, la recuperación económica, pero no para volver donde estábamos, sino hacia un futuro más verde y digital, aprovechando las lecciones que hemos recibido y desde una mejor posición, debido a los cambios que ha experimentado la sociedad”.

Considera que los ocho KICs existentes (que aúnan los aspectos de incubación e impulso de startups y proyectos, con educación y colaboración con centros de investigación) están perfectamente posicionados para ayudar a “llevar a Europa a donde se está dirigiendo, como parte de esa recuperación, tanto para iniciativas innovadoras individuales, como las que se ven en nuestra gala, como para iniciativas políticas”.

“La fuerza de EIT es establecer y crear redes que funcionan en toda Europa sobre determinados asuntos” asegura Kern, poniendo como ejemplo “la ‘European Factory Alliance’, que lidera nuestro Innoenergy, para reunir industria, startups e investigadores científicos para convertir a Europa en un actor fuerte en el campo de las baterías”. También anuncia el lanzamiento de una nueva iniciativa similar, European Raw Materials Alliance.

“Tenemos grandes planes para el futuro”, concluye. “La Comisión Europea nos ha propuesto que reforcemos nuestro programa educativo, evolucionando hacia una mentalidad más emprendedora con una dimensión regional más potente, de manera que distribuyamos nuestras soluciones de mayor éxito. Y tal vez crear nuevas comunidades de conocimiento e innovación. Está la propuesta de crear la de cultura y creatividad, que es otra área con gran potencial en Europa, pero tremendamente fragmentada en organizaciones nacionales. Y ha sido un sector duramente golpeado por la crisis… Pero, por ahora, debemos esperar a que haya un acuerdo sobre las nuevas perspectivas financieras y el presupuesto. Sin presupuesto, evidentemente, no puede haber contenidos”.

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