En dos decenas de tiendas de Guadalajara y una cafetería de Budapest hoy se paga con una sonrisa. El requisito es hacerse antes un selfie en casa y registrarlo en el sistema, junto con los datos de una tarjeta de crédito. Para abonar la cuenta se le echa una sonrisita a una pantalla del local y no hace falta sacar las manos de los bolsillos.

Así funciona la tecnología de PeasyPay, con reconocimiento facial y también de la palma de la mano. Es una startup creada en 2019 por un proyecto multinacional, ahora en fase de piloto, liderado por una compañía húngara y con doble participación española. Fue mostrado este miércoles como uno de la media docena de casos de éxito seleccionados por EIT Digital para lucirse en su Innovation Day.

Aunque también es cierto que, en los tiempos que corren, no es tan frecuente ver las sonrisas... "No es problema. El sistema puede reconocer con la mascarilla", tercia Pablo Hyam, gerente de estrategia y desarrollo de negocio de Ci3, una de las compañías españolas implicadas. La otra es Liberbank.

"El rostro de cada persona tiene unos puntos de diferenciación que los hace únicos. Y no es necesario hacerse el selfie con la mascarilla puesta", aclara Hyam a D+I. "El software de reconocimiento es capaz de identificar los ojos, incluso con la mascarilla". Próximamente el sistema se implantará en un centro comercial de Ljubljana (Eslovenia), de donde es otro de los socios.

Chahab Nastar, CIO de EIT Digital, presentó el caso junto con proyectos en el ámbito de la salud, smart cities, finanzas... Es una parte esencial de lo que hace, en su doble vertiente de acelerador de emprendimientos y centro de educación tecnológica, la rama digital del Instituto Europeo de Innovación y Tecnología (organismo perteneciente a la UE), que celebró su décimo aniversario con esa triste soledad virtual impuesta por el distanciamiento.

"Hace 20 años hubiera sido impensable una reunión como esta, de calidad y con asistentes desde tantos lugares", subraya el CEO Willem Jonker, saludando a 600 participantes desde 25 países.

Antes de que Nastar mostrase las joyas de la corona, a Jonker le tocaba glosar la importancia que tiene para Europa no sólo subirse al tren de la digitalización, sino asumir un papel de liderazgo. "Una Europa digital fuerte", es el mensaje, unido a la necesidad de establecer una "soberanía digital europea".

El reto significa "volver a poner compañías europeas con liderazgo en el escenario, creando algunas nuevas y apoyando firmemente a las que ya existen. Si miramos las 20, 50, 100 empresas más importantes del mundo, las europeas tienen muy escasa representación, tanto en cuota de mercado, como en ingresos y en valoración". Jonker insiste en "aumentar la competitividad digital de los estados miembros de la UE, porque al final las soluciones no se encuentran en Bruselas: están en las regiones y en las ciudades. Tenemos que asegurarnos de que compartimos nuestras mejores prácticas y nuestra experiencia y que construimos una sólida posición europea".

Modelos de negocio

"Tal vez haya demasiadas aplicaciones y no siempre modelos de negocios directos muy sólidos. Muy a menudo son modelos de negocios indirectos, basados en la publicidad, que conducen a un tipo de sociedad de consumo que no es sostenible. Los valores europeos que podemos aportar son claramente diferentes a cómo Silicon Valley ve el mundo digital, o cómo lo ve Asia". Cita aspectos como "la ética y la regulación europea. El GDPR ha sido reconocido como una contribución que deja huella en este terreno...", prosigue Jonker, hablando de privacidad, ciberseguridad y de los pilares de un desarrollo, en el corazón de cuya estrategia "la Comisión Europea ha puesto lo verde y lo digital".

"El desafío es que en Europa hay universidades excelentes, con excelentes resultados y, sin embargo, eso no se traduce automáticamente en una posición con empresas con impacto mundial. Tenemos que mejorar la cadena desde el laboratorio hasta el mercado. Y, finalmente, hablamos de habilidades digitales. Hay una enorme necesidad de talento digital y de mejorar a las personas en tecnologías digitales y mentalidad emprendedora», añade.

La digitalización, como necesidad transversal, ha colocado este año a EIT Digital en un eje clave. La necesidad de especialización en áreas concretas, que llevó a crear una estructura ramificada de comunidades específicas de ‘conocimiento e innovación’ (KICs), con gran autonomía dentro del Instituto Europeo de Innovación y Tecnología, ha evolucionado, y más con la irrupción del coronavirus, hacia proyectos cruzados en los que colaboran diversos KICs.

Jonker reivindica que es necesario "hacer cosas y obtener el reconocimiento por ellas", para seguir creciendo y encontrando nuevos socios.

"Empezamos hace 10 años con un grupo reducido, en unos pocos lugares de Europa, y ahora tenemos más de 300. Este año hemos incorporado 104 nuevos socios". A lo cual se añade una relación con la Comisión que parece más fluida que en el pasado. "Mantenemos conversaciones regulares con DG Connect [la dirección general de comunicaciones de la CE]. La próxima será el día 2 con Roberto Viola, el director general, para asegurar nuestra relación en las áreas de inteligencia artificial, ciberseguridad y habilidades digitales".

Parte de su trabajo, señala, es asesorar e influir en los políticos para crear el entorno adecuado para esa "Europa digital fuerte".

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