La nube pública se ha convertido en el modelo de despliegue tecnológico por defecto... y -también- en una industria en sí misma. Compuesta de muchos ceros, hemos de añadir; concretamente de 500.000 millones de dólares. 

Esa es la cifra que la firma de análisis Gartner prevé que se gaste en todo el mundo durante 2022 en servicios de 'cloud pública'. Hablamos de un crecimiento del 20,4% respecto al curso pasado (410.900 millones) y que aún continuará aumentando con creces de cara al próximo año, cuando se estima un montante total de 600.000 millones de dólares.

“La nube es el centro neurálgico que impulsa las organizaciones digitales de hoy”, explica Sid Nag, vicepresidente de investigación de Gartner. Es imposible decirlo más claro, cuando tratamos de un tema como éste, en el que las capacidades tecnológicas se van más allá de los muros de sus centros de datos para confiar en la potencia de los llamados hiperescalares: colosos multinacionales que disponen de infraestructura, software o plataformas que ofrecen a sus millones de clientes.

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En muchas de esas capas, cual cebolla que nunca acaba, aunque con especial ahínco en la de infraestructura, son de hecho tres grandes nombres los que se reparten este pastel con sabor a billetes recién impresos: Amazon Web Services, Microsoft Azure y Google Cloud.

Y precisamente ellos son los que más se están beneficiando de que la capa de infraestructura como servicio (IaaS) sea la que más está creciendo de todas, a un ritmo del 30,6% este año. Este segmento, en el que el proveedor de nube es el que se ocupa de desplegar los recursos básicos para ejecutar las cargas de trabajo de las empresas, pasará de los 91.642 millones de dólares en facturación a los 119.717 millones este curso, alcanzando los 156.276 el próximo año.

Sin embargo, ese escalón de la nube pública no es el que representa un mayor porcentaje de la tarta en disputa. El protagonista que acapara un mayor porcentaje es el software como servicio (SaaS), con algo más de 176.600 millones de dólares en ventas. En este modelo, el que entrega directamente las aplicaciones finales sin preocupaciones de configuración alguna, es el más maduro de todos, con una tasa de crecimiento "constante" en el tiempo: se espera que ascienda hasta los 208.000 millones en 2023.

Por debajo quedan otros segmentos de la nube pública como las plataformas como servicio (PaaS, que crece al 26,1% con un montante total de 109.000 millones) o las menos mentadas capas de escritorio como servicio (DaaS, con crecimientos similares a la anterior) y servicios de procesos empresariales en la nube (BPaaS, con apenas 55.600 millones en facturación).

En busca de nuevos valores diferenciales

El éxito de la nube trae consigo numerosas implicaciones a otros muchos niveles, no en vano se trata de ese "centro neurálgico" del que habla el analista de Gartner. Y es que, conforme se democratiza la nube, también fomenta el desarrollo del 'edge computing' o las tecnologías de perímetro de servicio de acceso seguro (SASE, por sus siglas en inglés). Y ello conlleva "flujos de ingresos adicionales para los proveedores de la nube pública".

Eso en el lado positivo, pero también hay deberes sobre la mesa de los grandes actores del negocio de la nube pública. En palabras de Nag, "impulsado por la maduración de los servicios centrales en la nube, el enfoque de la diferenciación se está desplazando gradualmente hacia otras capacidades que puedan alterar directamente los negocios y las operaciones digitales en las empresas”.