La mente humana es un motor de analogía inigualable, capaz de aplicar la experiencia y la nueva información a nuevas circunstancias casi instantáneamente. Las máquinas no pueden hacer esto por sí mismas, aún no, pero con nuestra guía, pueden ayudar a alimentar nuestro insaciable apetito por una agilidad cada vez mayor". Con estas palabras, Garry Kasparov introduce el libro Hyperautomatización que ha presentado la compañía Appian.

Una colección de ensayos originales de influyentes expertos en tecnología y negocios que examinan diferentes aspectos del desarrollo low-code en la empresa, y el impacto del low-code en el futuro de la automatización de los procesos de negocios.

Pero también una excusa para analizar con Kasparov cómo ha evolucionado la relación entre los humanos y las máquinas, desde que, por ejemplo, él mismo protagonizarse un hito en la historia de la inteligencia artificial: su derrota en 1997, siendo campeón mundial de ajedrez, contra el supercomputador de IBM, el famoso Deep Blue.

“Las computadoras pueden ganarnos en el ajedrez, no porque sean inteligentes, sino porque no cometen errores”

Una inteligencia artificial que, sin embargo, Kasparov describe únicamente como fuerza bruta. “Deep Blue podía calcular 200.000 movimientos por segundo, pero era tan inteligente como tu despertador”, explica.

“Errar es ser humano: las computadoras pueden ganarnos en el ajedrez, no porque sean inteligentes, sino porque no cometen errores”, añade para referirse a aquel momento.

Aun así, esa derrota contra la máquina sí hizo que el ajedrecista “comenzase pensar en que había un futuro real para la colaboración humano-máquina", señala él mismo.

Una relación en la que para Kasparov la clave no es luchar contra las máquinas sino trabajar con ellas y en la que, además, no hay que tener miedo: “No hay que tenerle miedo a la tecnología, a las máquinas o al desarrollo de la IA. De hecho, la inteligencia artificial aprende de nosotros, por lo que realmente deberíamos temer a los malos actores, no a los robots asesinos. A lo que hay que temer es a las malas personas… Ese es el reto del humano: encontrar la vía correcta por la que conducir esa tecnología”.

Para Kasparov, además, no tienen sentido las voces apocalípticas que advierten sobre cómo la tecnología y especialmente la Inteligencia Artificial van a reemplazar a los humanos. “La IA es una herramienta, muy poderosa sí, pero creada por nosotros y así hay que entenderla, como una herramienta con la que mejorar nuestra vida”, afirma.