Desarrollar un nuevo fármaco es una misión harto complicada. Primero debe realizarse un arduo trabajo de investigación teórica que lleve a encontrar la combinación química adecuada para tratar la enfermedad que se persigue. Luego, probar las posibles moléculas para constatar su efectividad y, finalmente, comprobar su seguridad y los efectos secundarios que pueden causar en los pacientes potenciales. Todo ello consume tiempo, esfuerzos y dinero, mucho dinero. Y por eso la industria farmacológica está constantemente buscando atajos: innovaciones tecnológicas que acorten y mejoren todos esos procesos.

Es precisamente una startup española la que está cobrando especial protagonismo en estas lides. Hablamos de Chemotargets, un spin off del IMIM fundado por Jordi Mestres en 2006. "Venía de la industria farmacéutica en el extranjero y vine a Barcelona por temas personales. En aquella época, se empezaban a tener disponibles muchos datos que antes no poseíamos. Y cuando tienes datos, puedes hacer modelos con cierta capacidad de predicción", explica Mestres a INNOVADORES.  

Dicho y hecho: Chemotargets comenzó a desarrollar una plataforma computacional -Clarity- capaz de reducir la compleja tarea de confirmar la seguridad de los nuevos fármacos en esa búsqueda de contraindicaciones y efectos secundarios. Una tecnología tan potente que obtuvo el Seal of Excellence de la Comisión Europea y fue adoptada rápidamente por la siempre exigente Food and Drug Administration (FDA), el ente que vela por estos temas en Estados Unidos.

"Cuando a la FDA le llegan los datos de un nuevo fármaco no tienen más información de la que les proporciona el fabricante. Nuestra plataforma les ayuda a predecir qué aspectos se desconocen de ese medicamento y que, por tanto, deberían probarse experimentalmente", detalla el emprendedor.

En esta misión, su plataforma es capaz de identificar las posibles dianas moleculares y el mecanismo de acción de moléculas y sus metabolitos mediante la detección en un único modelo predictivo de más de 10.000 targets y 2.000 efectos secundarios, asociados con actividad terapéutica y problemas de seguridad o toxicidad preclínica.

Disruptores 36

 ¿Por qué EEUU ha integrado esta solución digital, gestada en Europa, mientras que nosotros no? "La FDA tiene un gran entorno de investigación a su alrededor, no únicamente un objetivo regulatorio como la Agencia Europea del Medicamento. Nos falta ese entorno de investigación proactiva en áreas como las herramientas computacionales", admite Mestres.

El siguiente paso en el que está trabajando Chemotargets resulta obvio pero no por ello menos ambicioso. Una vez que se dispone de la tecnología para la predicción de la seguridad en fármacos, ¿por qué no usarla también para el descubrimiento de nuevos medicamentos? Esta segunda vertiente de su negocio, está en plena ebullición -alianza con el IMIM mediante- y con la oncología como primer campo de batalla. 

"Después de 14 años desarrollando esto y con 20 empresas usando la plataforma, empiezas a pensar  si sería una buena idea transformarnos de una empresa de software a una ‘biotech’ con proyectos propios en el desarrollo de fármacos y con la capacidad de crear luego nuevas 'spin off' encargadas de desarrollar las moléculas que encontremos", explica  Jordi Mestres.

Su tecnología  -ProSurfScan- permite generar moléculas bioactivas que utilizan nuevos modos de interacción con dianas terapéuticas para las cuáles no existe tratamiento alguno. "Nosotros escaneamos la superficie de la proteína y vamos diseñando moléculas que se puedan ir encajando, incluso en cavidades que no son las normales de interacción, pero siempre activando o desactivando las características que queramos. El objetivo es explotar al máximo los datos que tenemos sobre la estructura de las proteínas", añade el CEO de Chemotargets. Por el momento, ya hay una molécula descubierta con su tecnología en fase preclínica junto a una empresa alemana.