Hacía falta que el alguien gritara que “¡el rey anda desnudo!”, pero esto es más bien un electroshock. El sindicato mayoritario UGT concluye en un demoledor informe que “la digitalización del tejido productivo español es profundamente deficitaria y decepcionante: su ritmo no solo no progresa, sino que tiende a retroceder, como consecuencia de una generalizada falta de inversión en nuevas tecnologías, innovación e I+D”.

Así, por ejemplo, de las 15 magnitudes TIC analizadas entre 2018 y 2019 por su autor, el responsable de Digitalización de UGT, José Varela, en siete de ellas se registran retrocesos (-3% de empresas usan big data), en otras cuatro presentan un crecimiento plano (menor al 1%) y ninguna supera el 5% de crecimiento interanual. En su opinión, “la explicación a esta parálisis se encuentra en la falta de inversión: el gasto empresarial en TIC ha descendido un 25% en el último año (1.100 millones de euros menos en solo un año). Incomprensiblemente, el gasto en TIC de 2019 es inferior al de 2016. Esto demuestra que la transformación digital no está siendo secundada por el tejido empresarial español”.

El informe de UGT revela también que “Eurostat sitúa a España en el puesto 22 (de 28 posibles) en empresas con alto nivel de intensidad digital”. En el otro extremo, nuestra economía “lidera la lista negra de empresas con bajo nivel de intensidad digital: un 57% del total, quinto puesto de la Unión en un ranking tan negativo”. Es evidente, concluye, que “mientras todas las economías del mundo afrontan este proceso con decisión, nuestras empresas acostumbran a cobijarse en el furgón de cola de la Unión Europea, quedándonos muy lejos de los progresos necesario para competir en entornos digitales”.

Se dan aspectos paradójicos y “poderosamente llamativos”, como que “el número de empresas con presencia en Redes Sociales triplique a las que venden sus productos por Internet”. Esta circunstancia muestra, según el informe, “la poca preparación y sensibilización de las empresas respecto del reto de lo digital”.

El documento recibe el título de Digitalización de la empresa española. Panorámica de la realidad tecnológica del tejido productivo español. Lo más alarmante es que afirma que “las tecnologías más vanguardistas, como el cloud computing, el big data, los robots o las impresoras 3D, tienen una presencia casi testimonial” en nuestro país. Como consecuencia de este “desistimiento a transformarse digitalmente”, las empresas renuncian a formar a sus plantillas, según UGT.

“Hoy, 10,7 millones de personas trabajadoras no se forman nunca en competencias digitales. Si tenemos en cuenta que casi 12 millones de conciudadanos (el 33,5% de la población) no es capaz de manejarse en entornos digitales tan comunes hoy en día como las redes sociales y software de uso laboral y otro 21% (7,6 millones de personas) solo acredita habilidades digitales básicas, estamos condenando la empleabilidad a medio plazo de una gran parte de nuestra fuerza laboral”.

El hecho es que “sólo el 60% las personas trabajadoras españolas usan un ordenador conectado a internet como parte de su trabajo y únicamente a la mitad se las dota de algún dispositivo móvil con conexión digital”, añade el estudio. Y lo que es aún peor, “la presencia de empleados cualificados en TIC se encuentra en el peor momento de la historia: sólo el 17,5% de las empresas emplean a estos especialistas, la cifra más baja desde que se tienen datos”.

En este caso contra lo que se desprende del mercado, o quizás aplicando una visión genérica, sin entrar en la realidad de déficit de especialistas en determinados ámbitos, el informe califica de “mito” las llamadas de atención acerca de que existen miles de empleos de estas características sin cubrir. “No resiste un mínimo análisis”, afirma, “únicamente el 3,33% de las empresas españolas han tenido problemas para cubrir alguna vacante de especialista TIC”.

Muy relevante que el informe subraye que “las diferencias según el sector productivo o el tamaño de las empresas a la hora de asumir este proceso de modernización son excesivamente amplias, lo que genera unos desequilibrios muy perjudiciales: mientras las grandes empresas lideran esta transformación, las pequeñas y medianas se quedan muy atrás, y las microempresas, simplemente, declinan al uso del comercio electrónico. Entre sectores, se pueden encontrar diferenciales del 85% en la presencia de comercio electrónico o del 31% en contar con página web propia”.