Madrid

Sólo en enero de 2023, las autoridades israelíes habrían demolido 132 edificaciones palestinas en 38 comunidades en la Cisjordania ocupada, según los observadores de la Organización de Naciones Unidas. Esta destrucción, que significó un aumento del 135% con respecto al mismo periodo de 2022, esconde el drama de miles de personas que ven cómo su hogar se borra del mapa y con ello sus pertenencias, pero también sus raíces y recuerdos.

Demoliciones que también cambian el paisaje de esas zonas para siempre y que implican desalojos forzosos y desplazamientos arbitrarios para, entre otras, las protagonistas del documental Recuerda este lugar: 31°20'46”N 34°46'46”E: las comunidades beduinas que residen en la región palestina de Cisjordania.

25 minutos de imágenes y sonidos con los que Patricia Echeverría Liras, su directora, persigue un triple objetivo: concienciar sobre la difícil situación que viven estas personas, denunciar estas prácticas y, cómo no, preservar los recuerdos y los espacios tridimensionales de estas comunidades, que están siendo gradualmente borrados.

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Un documental que se presentaba hace apenas unos días en el encuentro Venice Immersive, la sección de realidad extendida del 80º Festival Internacional de Cine de Venecia, ya que este trabajo tiene en la realidad virtual su valor diferencial.

El proceso, como explica Echeverría en un encuentro que mantiene con D+I en Madrid, comenzó hace más de tres años y, además de un arduo trabajo de campo y cientos de entrevistas con activistas palestinos y miembros de las comunidades beduinas de la zona, ha implicado la digitalización de espacios e infraestructuras que ya han sido demolidas en numerosas ocasiones. Ese es el caso de la aldea de al-Araqib, “borrada del mapa por los israelís 219 veces ya y vuelta a poner en pie por sus habitantes”. 

Una experiencia “visceral”

Esos espacios los digitaliza para, después, mediante la fotogrametría, convertirlos en imágenes tridimensionales, esta artista ha logrado crear un mundo virtual “que pudiera transportar a un espectador externo a esta realidad, una que no era la mía, pero que me había afectado profundamente a nivel personal”, afirma emocionada Echevarría. Una historia de desarraigo que ahora, gracias a la realidad virtual, podemos vivir en primera persona, transportándonos a esos hogares que poco a poco desaparecen.

Así, Recuerda este lugar: 31°20'46”N 34°46'46”E, que ha sido desarrollado tecnológicamente por las españolas Tálamo VR y APIA, explora el concepto de “un hogar frágil, uno que ha sido continuamente amenazado en el mundo físico, pero que continúa sobreviviendo gracias a la determinación de las mujeres locales que luchan diariamente para preservar sus derechos a la tierra”.

Fotograma del documental "Recuerda este lugar: 31°20'46”N 34°46'46”E".

Por ello, añade, “la historia no se desarrolla en un sólo lugar. No tiene un protagonista. Es un viaje a través de muchos hogares, comunidades y aldeas, donde nos encontramos con poderosas mujeres beduinas que son activistas, arquitectas, artistas y poetas que trabajan incansablemente para preservar sus hogares, su cultura y sus historias para que no sean borrados. En el camino, estas mujeres se convirtieron en colaboradoras clave del proyecto”.

Como recuerda Patricia, junto a estas mujeres visitó varias comunidades que han sido amenazadas de demolición o desplazamiento, “con el fin de registrar recuerdos personales, digitalizar comunidades y hogares en toda la región, para que puedan ser recordados en el imaginario colectivo. Esta experiencia de realidad virtual entrelaza fragmentos de espacios, recuerdos personales y visiones del futuro para crear un universo virtual que habla del anhelo universal de hogar”. 

La elección de la realidad virtual no ha sido casual: “Aunque no había realizado previamente ningún proyecto con esta tecnología, estoy convencida de que actualmente es una vía perfecta para que el espectador pueda realmente vivir y sentir lo que yo he experimentado. De hecho, he logrado transmitir una experiencia, digamos, 'visceral' que no podría haber transmitido por otro medio”, afirma. 

RV y cine, un matrimonio que gana adeptos

La realidad virtual hace ya tiempo que decidía subirse a la gran pantalla y el Festival de Venecia fue uno de los primeros en hacerle hueco. Así, ya en 2016 el evento inauguró una sección exclusivamente dedicada a películas realizadas para visualizarse con esta tecnología: Venice Virtual Reality, que se estrenó con la participación de 18 títulos, entre los que se incluyó un avance de 40 minutos de Jesus VR – The Story of Christ, el que está considerado como el primer largometraje de realidad virtual. 

En esta última edición, la 80ª del Festival, y bajo el nombre de Venice Immersive, han participado un total de 43 proyectos: cinco vídeos de 360°, 21 de realidad virtual independientes, 15 instalaciones y dos mundos de realidad virtual en VRChat.

Una nueva forma de experimentar la magia del cine en la que habrá que esperar para ver si las palomitas siguen siendo reales.