Un padre mira los precios de los alimentos en un lineal de un supermercado.

Un padre mira los precios de los alimentos en un lineal de un supermercado. Rubén Cacho ICAL

Startups

La lucha contra el desperdicio de alimentos será digital o no será: las startups asesoran al Gobierno en la nueva ley

Nadie sin su ración diaria, Encantado de comerte y To Good to Go valoran el nuevo marco como punto de partida, pero exigen a la Administración que sea más ambiciosa. "La tecnología que hemos desarrollado ya lo permite".

18 junio, 2022 02:56

El Consejo de Ministros ha dado vía libre al Proyecto de Ley de Prevención de las Pérdidas y el Desperdicio Alimentario, una regulación pionera en España que sitúa a nuestro país a la cabeza de Europa en este campo, ya que solo Francia e Italia cuentan con regulaciones similares, siendo la gala la más avanzada y específica para luchar contra el desecho de alimentos sin consumir.

Reducir la comida que va a la basura en hogares, hostelería y supermercados no sólo es una cuestión de justicia social -más si cabe en una situación como la actual de encarecimiento continuado de la energía y en medio de una espiral inflacionista- sino también una práctica que debe erradicarse a contrarreloj para luchar contra la emergencia climática.

La vuelta a la nueva normalidad ha supuesto que la reducción del desperdicio que se logró durante la etapa más severa del confinamiento por la covid haya regresado a valores precrisis y evidencia que el problema del desecho de alimentos está enraizado en el propio modelo que como sociedad que nos hemos otorgado.

[El confinamiento redujo el desperdicio de alimentos un 14% en los hogares españoles]

Las cifras hablan por sí solas. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), cada año los españoles tiramos a la basura 7,7 millones de toneladas de alimentos, lo que equivale a 190 Titanics o 250 kilos por segundo. 

Si la nueva ley del Gobierno nos sitúa en los primeros puestos del ranking en cuanto a normativa específica para evitar el desperdicio de alimentos, hay otras clasificaciones en las que mejor sería no estar en esa parte alta de la tabla. 

España, séptimo en desperdicio per cápita

"Además, en el pésimo ranking de desperdicio per cápita en la Unión Europea estamos en el séptimo lugar. La cuantificación es un tema crucial que aún está en desarrollo y creemos que este año podemos a ver cambios y demostrar que España verdaderamente tiene la intención de alcanzar este objetivo".

Habla Helena Calvo, responsable de sensibilización de Too Good To Go en España. Su marketplace y app para el móvil lleva desde 2018 aportando la digitalización a la lucha contra el desperdicio de alimentos.

[Ningún alimento a la basura: gastronomía circular para luchar contra el desperdicio]

Implicar a todos los eslabones de la cadena -productores, gran distribución, supermercados, hostelería, consumidores, entidades sociales, Administración...- es el gran reto de este objetivo, una meta que no se alcanzará de forma efectiva si no se garantiza la dignidad del beneficiario final en la redistribución de ese alimento excedente para lo que los actores protagonistas coinciden: "Es necesario reformular el tradicional concepto de la donación". 

Para ello, la tecnología es el elemento vehicular que debe trasladar al mercado el nuevo marco diseñado por el Gobierno y llevar el tercer sector al siguiente nivel.

El sector privado español cuenta en esta materia con startups que están en la vanguardia europea en digitalización aplicada a la lucha contra el desperdicio de alimentos. De hecho, durante el periodo de consultas, Nadie sin su ración diaria, Encantado de comerte y Too Good to Go han mantenido una participación activa en la elaboración del anteproyecto de ley.

Cambiar una realidad en que casi ocho millones de alimentos sin consumir se desperdician cada año es un reto de país y exigirá un marco normativo, la tecnología necesaria para llevarlo a cabo -ahí el sector privado va por delante, como suele suceder siempre- y, no menos crucial, una labor divulgativa y de concienciación social muy intensa hacia la ciudadanía.

El tercer sector no puede quedar al margen de este profundo proceso de cambio. Así lo defienden las startups españolas que están trabajando a la vanguardia mundial para introducir las nuevas herramientas digitales en esta área económico-social tan determinante para ejecutar el nuevo marco legal proyectado por el Ejecutivo.

"La entidad social que no se digitalice lo va a tener difícil para sobrevivir. La tecnología que posibilita un reparto más transparente, eficaz y digno existe. Es cuestión de tiempo que se imponga sobre la gestión tradicional". Habla Gabriel Ramas, CEO de Encantado de Comerte, la startup de Zaragoza que asesora a la ONU en la lucha contra el desperdicio alimentario.

Cocreación entre el sector público y privado

Para la digitalización del tercer sector, el CEO de Nadie sin su ración diaria, Kilian Zaragozá, defiende que habrá que "cocrear entre la Administración y las soluciones digitales que ya estamos en el mercado".

"No existe ahora mismo en España una única solución digital que permita abordar el reto de que entidades sociales, supermercados, proveedores y consumidor final pueda funcionar de forma totalmente digital. Se imponen las alianzas y en eso estamos trabajando", puntualiza.

Las startups consultadas por D+I que están abanderando en nuestro país la innovación en el tercer sector aplauden el nuevo marco legal, pero lo ven como un punto de partida y recelan de que podría haber sido más ambicioso gracias a las posibilidades que la tecnología ya brinda.

La cuantificación del desperdicio es uno de los principales escollos que detectan estas compañías emergentes junto a la necesaria "implicación del conjunto de la cadena -"desde el campo y el productor, pasando por la distribución, el supermercado... y hasta el último eslabón, se pierde mucho por el camino", especifica Helena Calvo de Too Good to Go-.

Por su parte, Kilian Zaragozá, de Nadie sin su ración diaria, pone el acento en la medición de los resultados y la supervisión de que se cumpla la ley. "¿Quién va a cuantificar la reducción del desperdicio? Hay entramos nosotros, tenemos una tecnología ya muy desarrollada".

Además, las startups consideran que el texto normativo debería haber entrado en legislar sobre el desperdicio en los hogares, donde se produce más de la mitad del desecho, por encima de la industria agroalimentaria y la hostelería, y también aseguran que el pequeño comercio debería haber entrado también en la norma de forma más activa -la ley pone el acento en las grandes superficies-.

No obstante, entienden que la pyme es el 'alumno menos aventajado' en digitalización del ecosistema emprendedor español y que sumarse a esta ley hubiera implicado problemas en este momento del proceso. Aun así, insisten en que sin una implicación transversal de todos los agentes, el marco será insuficiente.

Modernizar el concepto de donación

Por último, Gabriel Ramas, CEO de Encantado de comerte resalta otra cuestión troncal de lo que debería ser un marco normativo integral contra el desecho de alimentos: la dignidad de las personas con vulnerabilidad, una de las señas de identidad de la startup zaragozana.

"Vemos que en pleno siglo XXI, en el siglo de los metaversos, los NFTs, los bitcoins y los viajes turísticos al espacio, una norma que se limite a hablar de donación como se venía haciendo a lo largo de las últimas décadas se queda corto en cuanto a prestar esa asistencia, sobre todo cuando el regulador muestra un interés por dignificarlo".

"Existen soluciones ya para poder ir un paso más allá y mejorar la inseguridad alimentaria y la desnutrición de estas personas", añade Ramas.

"Al final, estamos diciéndole a la Administración que las alianzas son muy importantes y que las diferentes herramientas que ya estamos en el mercado y tenemos un impacto y un alcance por separado, podemos dar lugar a esas superherramientas que una norma como esta necesita y que pueden situar a España en la vanguardia mundial de este sector", concluye Kilian Zaragozá, CEO de Nadie sin su ración diaria.