La invasión de Rusia en Ucrania ha provocado en las últimas semanas un desabastecimiento de cereales que ha disparado los precios de este producto agrícola y ha tensionando a la industria agroalimentaria de todo el mundo ante las dificultades para acceder a determinados aceites y otros derivados del trigo, el maíz o la colza.

Rusia y Ucrania son dos de los mayores exportadores de cereal del mundo y el conflicto bélico que mantienen desde el pasado 24 de febrero podría desatar una crisis alimentaria en parte del planeta, sobre todo en África y Asia del Sur, al tiempo que estrangularía la rentabilidad de miles de empresas en todo el planeta.

Ante esta situación, productores españoles ya han alzado la voz para exigir que la Administración pública eche el freno a los férreos controles y marcos normativos que se aplican en sus procesos productivos y les permita cultivar en los terrenos actualmente en barbecho y aumentar el uso de fertilizantes.

El objetivo sería multiplicar cuanto antes la producción de cereal en España para evitar un desabastecimiento a corto y medio plazo que pondría contra las cuerdas a este sector económico.

Ante el dilema de resignarse ante la escasez de la producción o adoptar fórmulas que comprometan la sostenibilidad del medio ambiente existe una tercera vía que está llamada a llevar las riendas de la producción agrícola mundial en el futuro.

Crecimiento de la población y cambio climático

Se trata del sector agrotech, empresas que al calor de los fondos europeos Next Generation y la implementación de la tecnología más puntera están revolucionando la agricultura tradicional gracias a las nuevas herramientas que brinda la digitalización.

Su coste y falta de penetración en todas las fases de la cadena de producción continúan siendo sus principales escollos pero el conflicto en Ucrania ha puesto sobre la mesa la necesidad de asumir esas nuevas soluciones digitales y biotecnológicas cuanto antes.

Está en juego garantizar el suministro de alimentos a una población mundial que continúa en crecimiento con la emergencia climática como telón de fondo.

D+I ha conversado con startups del secto agrotech español para radiografiar su visión sobre los retos tocan a la puerta y la conclusión es unánime: "el tiempo apremia, solo con la tecnología será posible una producción agrícola sostenible y garantizada en el futuro".

"Los avances tecnológicos y la digitalización son la clave para producir más alimentos con menos recursos. Contamos con los equipos y herramientas agronómicas digitales necesarias para aumentar la productividad de nuestros campos de forma eficiente, reduciendo el impacto medioambiental para hacer frente a ambos retos a la vez, el desabastecimiento y el cambio climático".

La digitalización del campo está calando en la sociedad y las empresas y se prevé despegue con la inyección de liquidez de los Next Generation.

Habla Federico Pérez, managing director de Pulverizadores Fede y director sprayers of the European Tractor Bussines Unit (Kubota Holdings Europe). La compañía está contribuyendo al desarrollo de las soluciones digitales que Europa anhela para propiciar un cambio del modelo productivo.

"En los últimos años se está produciendo una concienciación transversal a lo largo de toda la cadena de suministro, así como en la población, los gobiernos nacionales y también a nivel supranacional con las iniciativas legislativas de la Unión Europea", añade Federico Pérez.

El escenario que abre la invasión en Ucrania es una prueba de fuego para estas compañías. Así lo atestigua Luis Lombana, CEO de Ficosterra, scale-up de biotecnología marina que cuenta con el aval del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo y su herramienta Ocean Innovation Challenge.

El empresario defiende que el impacto de la guerra entre Rusia y Ucrania tendrá dos fases: "En la primera se producirán picos de precio y posibles roturas en la cadena de suministro y, en la segunda, deberá producirse una estabilización de precios con un alza importante respecto de la situación que hoy vivimos, aunque es de prever que no llegue a los picos generados durante la primera fase", explica.

La llegada de los biofertilizantes

"Es en esta segunda fase donde el sector y las instituciones debemos centrar los esfuerzos por optimizar los mecanismos de producción agrícola, conjugándolos con prácticas agrarias sostenibles", añade.

En esta línea, "los bioestimulantes y biofertilizantes como complemento a la fertilización convencional tendrán un papel relevante, pues hacen que los agronutrientes sean más eficientes, así como una mejor regeneración del suelo, lo que contribuye a evitar la contaminación medioambiental".

Para Lombana, "lo deseable es que en Europa tomaran mayor protagonismo regulaciones como el Reglamento UE2019/1009, que prima el uso de fertilizantes orgánicos frente a los minerales y promueve el uso de prácticas de economía circular, las políticas como 'De la Granja a la Mesa".

Llegados a este punto, el polvorín en que se ha convertido Ucrania demuestra que ha llegado el momento de dar paso a estos proyectos disruptores y su enorme potencial aún por explotar. Entre esas potencialidades destaca la ingente cantidad de datos que permiten recopilar estas tecnologías disruptivas.

Inteligencia artificial para la gestión de los datos

Así lo corrobora Pedro Carrillo, CEO de Ec2ce, una startup andaluza que aplica  inteligencia artificial para extraer información de valor de todas las bases de datos disponibles, y que recientemente se ha integrado con Widhoc, una empresa de Murcia líder en sensores y equipos para la optimización de riego.

"El uso de los datos derivados de la monitorización de nuestras fincas a través de sensores y estaciones climáticas, e igualmente la información que podemos medir a lo largo de la cadena de valor (logística, empaque, distribución, etc), cobran una importancia vital para mantener la productividad del sector y asegurar la seguridad alimentaria sin perder de vista la sostenibilidad", afirma Carrillo.

Los resultados obtenidos por estas iniciativas no son futuribles, sino que ya están científicamente demostrados. "Se puede optimizar hasta en un 30% el uso de agua e incrementa en un 25% la producción agrícola si hacemos uso de los datos y la anticipación de decisiones críticas en el curso de la cosecha", incide del CEO de Ec2ce.

Soluciones relacionadas con la toma de decisiones en base a modelos predictivos generados con inteligencia artificial, como los que desarrolla actualmente la startup granadina AgroAir Technology, no sólo están demostrando unos ahorros notables de insumos, sino una mejora en la capacidad de producción y comercialización.

"Tener una herramienta de predicción de producción, por ejemplo, ayuda a disminuir la merma de alimentos producidos en la propia finca, ya que permite un mejor encaje del binomio producción-comercialización, al mejorar la planificación de los recursos humanos, el transporte, etc", afirma José Antonio Gutiérrez, CEO de la startup que está ayudando a los productores del entorno de Doñaña a evitar otro desastre como el del Mar Menor en Murcia.

Todo apunta a que el futuro en la agricultura pasará inexorablemente por la transformación digital de sus procesos productivos y desde Agrow Analitycs, startup ganadora del Water Scarcity -iniciativa coordinada por EIT Food- con su herramienta para predicción de riego optimizado en el campo, así lo sostienen.

Ya existen proyectos disruptores que predicen cuándo y dónde regar de forma que optimizan los recursos hídricos.

"La tecnología está calando dentro del sector cada vez más y habrá un punto en el que será impensable ejercer la agricultura sin información ni precisión. Los agricultores del futuro serán agricultores digitales", manifiesta Pablo Crespo, COO y cofundador de Agrow Analitycs. 

"A día de hoy, debemos entender que estamos en una transición donde por lo general los agricultores más grandes son los más abiertos a la innovación. Y los más pequeños, los más desconfiados, por una cuestión de presupuestos, por lo que nuestro papel como empresas tecnológicas es ganarnos la confianza con datos y resultados", añade el emprendedor. 

El coste: la principal barrera

Sin embargo, el coste constituye una de las principales barreras para la implementación de estas propuestas de forma generalizada por el sector. "La principal barrera no se encuentra en la desconfianza sino más bien el coste, por lo que también es responsabilidad nuestra hacer más accesible la tecnología", asevera Pablo Crespo. 

Para superar estos obstáculos, el recientemente aprobado PERTE agrario se erige en aliado de estas propuestas, aunque tampoco escapa a las incertidumbres que surgen por el conflicto bélico en Ucrania.

De esta forma, la guerra suma un nuevo condicionante, dado que el PERTE agrario se estructuró para impulsar la recuperación económica tras la pandemia incentivando la transición verde a través de la digitalización.

En cualquier caso, desde Pulverizadores Fede, Federico Pérez defiende la oportunidad que brinda esta inyección de liquidez europea sin precedentes.

Un ecosistema digital maduro para recibir los fondos

"Es el momento de actuar para configurar una nueva agricultura que tenga como ejes vertebradores la sostenibilidad, la rentabilidad y la seguridad agroalimentaria. Es una oportunidad para atraer inversión y fortalecernos como un país referente agrícola, especialmente en el sector de los cultivos de alto valor".

"Los desarrollos tecnológicos y los ecosistemas digitales, basados en las sinergias entre empresas privadas, sector del conocimiento, productores y Administraciones públicas están lo suficientemente maduros como para poder recibir una inyección importante de fondos, como es el caso de los Next Generation, y ser capaces de corresponder generando soluciones reales y de alto impacto en términos de sostenibilidad económica y ambiental de la producción agraria", relata José Antonio Gutiérrez desde AgroAir Technology.

La tecnología existe. Solo resta la voluntad política y la llegada de los Next Generation como catapulta hacia la implementación generalizada de unas soluciones que deben guiar al sector agroalimentario a encontrar su sitio en la nueva era digital.

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