Las barreras acústicas no siempre pueden instalarse en los tramos de vías ferroviarias que atraviesan las ciudades, pero son necesarias por el gran impacto acústico que supone entre los vecinos. Por ello, en enero de este mismo año se ha creado una nueva startup que trata de dar solución a un problema que afecta al 6% de la población europea por medio de la mejora de su confort acústico. De hecho, se estima que puede generar un negocio en España de más de 400 millones de euros al año.

Tras un desarrollo de cuatro años, el centro tecnológico vasco Tecnalia y el equipo de I+D de la empresa Becsa han creado la startup Acustrain a la que han transferido esta tecnología para poder escalar su producción y comercializar el producto en el mercado.

El nuevo desarrollo es un sistema modular de barrera acústica de baja altura, inferior a 1,5 metros, basado en una estructura de hormigón y con capacidad de absorción.

Este nuevo sistema ya se ha instalado en la estación de Ermua de Euskal Trenbide Sarea/Red Ferroviaria Vasca (ETS), a lo largo 310 metros de longitud, cubriendo ambos sentidos de circulación y en tramos “especialmente complejos”, como rasantes, curvas, dobles vías, espacio reducido… en los que no se pueden instalar soluciones convencionales de apantallamiento.

Gracias a su diseño y a los materiales absorbentes, este desarrollo es capaz de reducir la propagación del ruido generado por el contacto y la vibración de los elementos inferiores de un tren y de las vías. Es eficiente, sobre todo, en aquellos tramos en los que la velocidad de circulación es inferior a 150 km/h, es decir, en entornos urbanos.

Así son las partes del sistema

La primera de las partes de este sistema modular, la situada en la zona más próxima a la vía, es una placa frontal y un deflector, como elementos activos diseñados para absorber el mayor ruido posible. Las perforaciones geométricas diseñadas en estas placas están creadas para lograr “la máxima eficiencia posible”, explica a D+I Jesús Torrecilla, uno de los responsables del centro tecnológico vasco en el desarrollo de este proyecto.

En medio de este sistema, los investigadores han integrado el material absorbente. Durante el desarrollo, Torrecilla explica que se han probado diferentes tipos y han comprobado que el sistema funciona con materiales absorbentes comerciales.

La parte posterior de este sistema, es decir, la más próxima al espacio urbano, por el momento solo actúa de soporte. En este punto, Torrecilla incide en que ya están desarrollando unas placas con el composite fotovoltaico de Tecnalia para aportar más valor añadido a este sistema.

En esta evolución del sistema, a corto plazo, es convertirlo en un “elemento activo” para el desarrollo de la ciudad inteligente, ya que podría incluso sensorizarse y aplicar materiales que tengan capacidad de absorción de contaminantes específicos del aire como, por ejemplo, CO2.

Sin competencia

En la actualidad, “no existen barreras o sistemas modulares de amortiguamiento” de estas características, asegura Torrecilla. De hecho, la instalación que se ha realizado en la estación de Ermua, a través de una licitación pública, se consiguió por “ausencia de concurrencia competitiva”.

“Competimos contra sistemas clásicos, barreras de cuatro metros de altura, que tienen que ir cimentadas y necesitan ocupar cierto espacio”. Esto provoca que, en muchas ocasiones ni siquiera sea viable su colocación o bien porque tapa las ventanas de los edificios adyacentes o bien porque no hay espacio físico para colocar estas barreras.

Frente a ello, este nuevo sistema, subraya Torrecilla, se instala “sin cimentación, sin impacto visual y con un comportamiento acústico muy mejorado en absorción del sonido gracias a su diseño”. “No hay un producto equivalente” en el mercado, asegura.

Así, evita la cimentación adicional al anclarse mediante solución propia que cumple con la legislación ferroviaria exigida a elementos que se posicionan cerca de la vía. Asimismo, soluciona la complejidad de instalarse en tramos en curva y con cambios de rasante y consigue una atenuación acústica igual o superior a la que se obtiene con una pantalla acústica convencional situada más lejos del foco.

Por ejemplo, los resultados de la instalación en Ermua, según sus responsables, “son muy satisfactorios en lo que al estudio de impacto se refiere, ya que en ningún caso se han superado los niveles de contaminación acústica máximos normativos para entornos urbanos”.

Además, desde esta startup añaden que su instalación “supone menor coste que una barrera convencional de la misma eficacia y, debido a su baja altura y adecuado peso, tiene menor impacto visual y no presenta problema al impacto de cargas de vientos, debido su peso”. Por último, puntualizan que respeta los gálibos impuestos por las operadoras y no dificulta la evacuación en caso de incidentes.

La nueva empresa está ubicada en el Parque Científico y Tecnológico de Bizkaia y contará en su arranque con un equipo formado por dos personas. Su previsión, apostillan en un comunicado, es alcanzar una facturación superior a los cinco millones de euros antes del cuarto año de operación.

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