Octubre de 2020. La Generalitat de Cataluña anuncia la creación de la Agencia Espacial de Cataluña y el lanzamiento de dos satélites para el año siguiente, es decir, en 2021.

El entonces conseller de Políticas Digitales, Jordi Puigneró, avanza en esa misma comparecencia que este programa, enmarcado en la estrategia New Space, se extenderá durante un lustro, con una inversión pública de 18 millones de euros, que en parte podría cofinanciarse con fondos europeos.

Marzo de 2021. Solo cinco meses después, la Junta de Andalucía ha aprobado la Estrategia Aeroespacial de Andalucía 2027, instrumento de planificación, ejecución y evaluación de las actuaciones públicas para apoyar a este sector económico en la región.

Dicha estrategia, impulsada por la Consejería de Transformación Económica, Industria, Conocimiento y Universidades, se financiará tanto con fondos públicos como privados. Plantea como objetivo una inversión de 572 millones de euros, de los que 293 millones serán fondos públicos y 279 serán de aportación privada. 

En resumen, dos potencias regionales de nuestro país apostando por un sector, el aeroespacial, como una de las soluciones de futuro a nivel tecnológico y económico. De la ya conocida 'NASA catalana' a la prometedora 'NASA andaluza'.

El caso catalán

En el caso catalán, se están comenzando a ver ya los primeros frutos. Recientemente, Rusia ha lanzado el primer nanosatélite de la Generalitat de Cataluña con ayuda de un cohete portador Soyuz 2.1a desde el cosmódromo de Baikonur (Kazajistán).

'Enxaneta' -así se llama- es la primera experiencia, a la que seguirá otro pequeño satélite próximamente. Ambos tienen la misión de mejorar la conectividad de Cataluña y la observación de la Tierra.

Los dos aparatos han sido desarrollados gracias a un contrato del Institut d'Estudis Espacials de Catalunya (IEEC), una de las instituciones que será capital para el avance del programa global. Los satélites llevan la firma de Open Cosmos y Sateliot.

Por su parte, el Observatorio Astronómico del Montsec se encargará de su control y gestión. 

En definitiva, una estrategia que cuenta con muchas aristas en las que la iniciativa pública y privada están íntimamente ligadas. 

Sobre la creación de la Agencia Espacial de Cataluña, el pasado mes de enero se aprobó una memoria preliminar del anteproyecto de ley.

A la espera de la formación de gobierno tras las elecciones del 14-F, este proyecto, de momento, solo es una propuesta que aún debe tomar forma. 

El gobierno catalán, en cualquier caso, vaticina que en los próximos cuatro años el sector, con un innegable e ineludible potencial disruptor y tecnológico, podría generar unos 1.200 puestos de trabajo en el territorio y una facturación que rondaría los 300 millones de euros.

El caso andaluz

Son cifras más que garantizadas si tomamos como ejemplo lo que sucede en Andalucía.

La Junta explica que el sector aeroespacial factura en la región 2.830 millones de euros, genera un empleo directo de 14.507 puestos de trabajo y está compuesto por 143 empresas, localizadas principalmente en las provincias de Sevilla y Cádiz, aunque también con presencia en Málaga, Córdoba, Jaén y Huelva.

"Contribuye con un porcentaje creciente al PIB andaluz, alcanzando el 1,73% en el año 2019, de acuerdo con los últimos datos disponibles", explican fuentes del gobierno andaluz.

El sector es bastante diverso en su tipología. Las actividades de montaje aglutinan a un mayor número de empresas, con un 34%; le siguen las actividades mecánicas y utillaje (20%), servicios (16%), ingeniería y consultoría (12%), material eléctrico y electrónico (4%) y espacio y resto de compuestos y plásticos, tractoras y aviación general (4%).

Otro aspecto destacable del segmento es la alta cualificación que caracteriza al empleo, ya que el 29% de los empleados son directivos y mandos intermedios y el 49% son operarios cualificados.

Recientemente, la Junta ha creído conveniente dar un paso más y aprobar una estrategia para poner orden a todo lo anterior, teniendo en cuenta, según justifica, que "ha sido un sector muy golpeado por la crisis de la Covid-19".

El gobierno andaluz afirma que "según los últimos datos disponibles, el volumen de vuelos ha caído un 66% en Europa y la facturación de las empresas del sector en torno al 40%".

La Estrategia Aeroespacial de Andalucía nace de la voluntad del ejecutivo andaluz de "dotar a esta industria, motor de crecimiento económico y competitividad, de un instrumento integral de planificación por su carácter estratégico y su capacidad para promover la conversión hacia un nuevo modelo productivo basado en la innovación y el conocimiento", según explican fuentes autonómicas.

Objetivos y líneas vertebradoras andaluzas

La estrategia, que convierte a la comunidad en pionera en aprobar este tipo de instrumentos, establece tres objetivos principales.

En primer lugar, lograr un crecimiento sostenido de la facturación y el empleo de calidad del sector, así como mantener su peso en el PIB andaluz.

En segundo lugar, fomentar la competitividad de la industria aeronáutica andaluza para alcanzar la convergencia con la media nacional y europea, para lo que el esfuerzo en I+D+i es fundamental.

Por último, incrementar el peso de las exportaciones.

Para la consecución de estos fines, la herramienta establece cinco líneas vertebradoras: inversión en tecnologías, cualificación del sector, promoción de nuevos productos y mercados, potenciación del ecosistema aeroespacial y formación para el sector.

Todas ellas se implementarán a través de doce programas, que incluyen un total de 57 medidas. Entre las principales medidas recogidas en el documento, destaca la apuesta por la competitividad de las áreas tradicionales, a través de la digitalización y la incorporación de tecnologías avanzadas en los procesos de fabricación.

También apuesta por la diversificación de la actividad, muy centrada en la fabricación de aeroestructuras, y por una mayor presencia de la industria andaluza en actividades y productos de alto valor añadido.

Asimismo, fija como prioritario el desarrollo de nuevos negocios como los RPAS (aeronaves sin tripulación) y sus aplicaciones, o el incremento de la internacionalización del negocio, con el fin de poder llegar a otros mercados y clientes.

Además, apunta a la importancia de reforzar la inversión del sector en I+D+i, lo que redundará en la diversificación de productos, mercados y clientes.

Este documento recoge otras actuaciones encaminadas a fomentar negocios de servicios aeronáuticos en los que la región tiene un importante músculo, como son los MRO (mantenimiento y reparación de aviones) o el entrenamiento de pilotos.

También pone el foco en la participación de la industria andaluza en nuevos programas europeos de la defensa y el espacio, en la mejora de la calidad del empleo y en el fomento de la colaboración público-privada.

Y es que, efectivamente, si en algo coinciden ambas regiones y sus gobiernos autonómicos es que en el desarrollo de sus programas en el sector aerospacial, la colaboración público-privada es básica.

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