Miami (EEUU)

Con la pandemia como impedimento principal, muchos músicos vieron cómo su carrera se frenaba o, en el peor de los casos, se truncaba. El eslabón más débil del mundo del espectáculo, los propios artistas, se veían abocados a resignarse o reinventarse. Y Beatriz Ayala (Puerto Rico, 1989), amante de la música, dio un paso al frente para solventar el problema, inicialmente, a través de conciertos online.

Pero no fue algo que surgiera de la nada, sino una conjunción de factores. Para empezar, por su socio, Ricardo Alcocer, más conocido como Alco en Silicon Valley, uno de los desarrolladores más conocidos en el ambiente hispano. Para seguir, porque ella, después de estudiar en Barcelona y Estados Unidos, experimentada en marketing y publicidad de consumo en países del Caribe, se fue un año a Palo Alto a impregnarse de tecnología.

El ocho de agosto de 2019, un año antes de la crisis de la covid-19, ya se había dado cuenta de que más del 90% de los músicos se quedan en aficionados que no pueden dedicarse a ello profesionalmente, que apenas tienen posibilidad de tocar el público. Bajo la premisa, tan utilizada en México, de “mi casa es tu casa”, hizo una primera prueba entre amigos.

Un 22 de Noviembre de 2019, Musicasa celebró el primer concierto en San Francisco, en uno de los barrios más bohemios, Castro, con Adriana Marrero, cantante de su misma isla. Después llegó una prueba adicional, en Ciudad de México, con Jacobo. Acudieron 15 personas, que se organizaron a través de un grupo de WhatsApp.

Llegó la Navidad y celebraron siete conciertos en Puerto Rico. En enero, fueron ocho, con estrenos en Los Ángeles y Nueva York. En febrero comenzaban a tener tracción, pero semanas después llegaron los encierros. “Nos pasamos a Zoom, como refugio y como terapia”, relata Beatriz.

El guitarrista y CTO de la startup, Ricardo Alcocer

En mayo, cuando se veía claro que la situación no se iba a resolver en semanas, se volcó con lo digital. Necesitaba infraestructura más allá de Zoom. La conexión con Alco, guitarrista reconocido, además de CTO, fue inmediata. Son cofundadores, socios y se complementan, pero todavía no se han visto en persona.

Mientras él ponía los pilares técnicos, ella desde Miami ha creado una red única de anfitriones que abren sus patios, naves, jardines para recibir a los músicos. Crean una experiencia única, que conjuga la presencia física, limitada, y la virtual, a través de la emisión online. Ambas opciones son de pago. En el caso de la virtual, muchas veces la cantidad es voluntaria. “Y ahí nos hemos llevado la gran sorpresa”, explica la CEO, “algunos han pagado 100 dólares como apoyo”.

Desde su nacimiento la base de usuarios ha crecido un 427%, sin gastar en márketing. Están levantando fondos de manera activa, mientras quieren realizar 45 conciertos en abril. Se posicionan como un marketplace para descubrir nuevos artistas, como una compañía que pone el acento en el poder de los datos para la toma de decisiones y como una posible suscripción para ir a conciertos o seguirlos desde la comodidad del hogar.

En el Miami LAB, el coworking pionero de Wynnwood, son habitantes habituales. Su patio cumple con todo lo que desean para generar una experiencia a medida: “Está en el corazón creativo de Miami, además de ser un espacio selecto, con audiencia escogida, seguro, con amplitud, buen sonido, de fácil acceso…”, destaca Ayala.

Entre los artistas que más éxito cosechan dentro de Musicasa se encuentran Alemor, colombiana afincada en Miami, Los Wizards, Andrea Cruz, cantautora indie folk, o Fernando Mardera, uno de los artistas de culto en Puerto Rico.

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