El presidente ruso, Vladímir Putin.

El presidente ruso, Vladímir Putin. EFE.

Invertia

El chantaje de Putin con el gas reafirma la determinación de la UE de acabar con su dependencia de Moscú

Von der Leyen acelera el sexto paquete de sanciones contra Moscú por invadir Ucrania, que incluirá al petróleo.

28 abril, 2022 03:09
Bruselas

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Una vez más, la estrategia de guerra de Vladímir Putin provoca el efecto contrario al que pretendía. Con su decisión de cortar el gas, el Kremlin buscaba castigar en particular al Gobierno que lidera en la UE la exigencia de sanciones más duras por la invasión de Ucrania, el de Mateusz Morawiecki en Polonia. A la vez, quería golpear al nuevo Ejecutivo europeísta de Kiril Petkov en Bulgaria, que se ha distanciado de la tradicional posición prorrusa de su país.

El otro gran objetivo de Moscú es sembrar la división en la UE, ya que de momento el gas ruso sigue fluyendo al resto de Estados miembros. Se trata en particular de agravar la brecha entre Polonia y Alemania, el país más reticente a las sanciones energéticas. Y también de neutralizar la eficacia de las medidas de represalia europeas, obligando a los Estados miembros a pagar el gas ruso en rublos si no quieren seguir la misma suerte que Varsovia y Sofía.

Una exigencia que hasta ahora sólo había aceptado la Hungría de Viktor Orbán, aunque Alemania y Austria parecían dispuestas a seguir sus pasos por su enorme dependencia de los suministros rusos. "He escuchado que no sólo Hungría sino también Austria y Alemania están dispuestas a pagar el gas ruso en rublos. ¿Siguen en la eurozona o en la zona del rublo?", ironizaba el presidente del Partido Popular Europeo, Donald Tusk.

La maniobra de Gazprom contra Polonia y Hungría ha tenido como efecto inmediato un cierre de filas entre los países europeos. Y eso pese a las amenazas del portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, que asegura que los cortes de suministro se extenderán a otros Estados miembros si no cumplen la exigencia de pagar en rublos. El canciller austríaco, Karl Nehammer, ha salido al paso de la "propaganda rusa" y ha asegurado que Austria "por supuesto seguirá pagando el gas ruso en euros".

Por su parte, la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, ha sido mucho más contundente que en anteriores ocasiones en su rechazo a cualquier pago en rublos. "Pagar en rublos, si esto no está previsto en el contrato, constituye una vulneración de las sanciones. Alrededor del 97% de nuestros contratos estipulan explícitamente pagos en euros o dólares. La petición de Rusia de pagar en rublos es una decisión unilateral que no se ajusta a los contratos", ha denunciado.

"Las empresas con este tipo de contratos no deben acceder a las peticiones rusas. Esto sería una vulneración de las sanciones y por tanto un gran riesgo para las compañías", ha insistido Von der Leyen.

Boicot al petróleo ruso

El "chantaje" de Vladímir Putin con el gas (así lo ha definido la presidenta de la Comisión y otros líderes europeos) ha tenido también como efecto indeseado para él afianzar la determinación de la UE de endurecer todavía más las sanciones por la guerra en Ucrania, en particular en el ámbito energético.

Un sector que apenas se había tocado hasta ahora por miedo al impacto económicoLos europeos importan de Rusia alrededor 40% del gas que consumen, así como el 27% del petróleo y el 46% del carbón. Esto supone unos pagos diarios de 1.000 millones de euros, que sirven para financiar la maquinaria de guerra del Kremlin, según ha denunciado reiteradamente el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell. 

Los Veintisiete ya aprobaron a principios de abril, tras conocerse las matanzas de Bucha, un embargo al carbón ruso, pero aplazaron su aplicación hasta agosto. Desde hace semanas, Bruselas prepara extender el boicot también al petróleo, mucho más fácil de sustituir que el gas y una importante fuente de ingresos para el Kremlin. El propio Borrell admitía este mismo lunes en una entrevista en 'Die Welt' que todavía no había la unanimidad necesaria entre los 27 para aprobar esta medida.

Tras el corte de suministro a Polonia y Bulgaria, el embargo al petróleo ruso está cada vez más cerca. "El sexto paquete de sanciones llegará a su debido momento. Estamos trabajando intensamente en él. El movimiento que ha hecho Rusia hoy es una medida que le perjudica a ella misma. El Kremlin está dañando a la economía rusa porque le está privando de importantes ingresos. En todo caso, nosotros estamos trabajando para librarnos del carbón (ruso), como ya hemos hecho, y también del petróleo", ha explicado Von der Leyen.

El acuerdo podría ser inminente tras el anuncio por parte de Alemania de que ha conseguido reducir drásticamente su dependencia del petróleo ruso. Mientras que antes del inicio de la guerra Berlín obtenía el 35% del crudo importado de Rusia, en apenas ocho semanas ha logrado reducir este porcentaje a apenas el 12%. "La situación es tal que un embargo se ha vuelto manejable para Alemania", dijo este miércoles el vicecanciller y responsable de Economía, Robert Habeck. Hungría también ha flexibilizado su postura.

Un futuro sin gas ruso

Pero quizá lo más importante es que la maniobra de Gazprom ha permitido a los líderes europeos visualizar por primera vez un futuro sin gas ruso, algo que parecía impensable hace apenas unas horas. Tanto Polonia como Bulgaria, altamente dependientes de Moscú, aseguran que tienen suficientes reservas y que no habrá problemas de suministro. El resto de socios europeos han ofrecido ya su ayuda tras una reunión de emergencia del grupo de coordinación del gas.

"Tanto Polonia como Bulgaria están recibiendo ahora gas de sus vecinos de la UE. Esto muestra, en primer lugar, la inmensa solidaridad entre nosotros, pero también pone de relieve la eficacia de las inversiones pasadas, por ejemplo, en interconectores y otras infraestructuras de gas", ha presumido Von der Leyen.

Además, Bruselas lleva ya meses trabajando para "asegurar suministros alternativos", en particular con la compra de gas natural licuado (GNL) a Estados Unidos y otros proveedores. La presidenta de la Comisión se ha comprometido a seguir negociando con socios internacionales "para garantizar la seguridad del suministro energético en Europa".

"Hoy, el Kremlin ha fracasado una vez más en su intento de sembrar divisiones entre los Estados miembros. La era de los combustibles fósiles rusos en Europa está llegando a su fin", asegura Von der Leyen.