El 5G ha permitido dar un acelerón a los casos de uso de la innovación tecnológica y las telecomunicaciones pero, al mismo tiempo, también ha traído nuevas ciberamenazas a las que hacer frente.

En un contexto global donde "los malos" tienen como incentivos para ciberatacar "el dinero, la información y la interrupción de servicios básicos, por conflictos sociales, políticos o de notoriedad", la respuesta estratégica de las organizaciones debe pasar por la "confianza cero (zero trust)".

Esa es la línea de trabajo que aplican desde Ericsson, tal y como ha puesto de manifiesto Beatriz Martínez Candano, customer security director de la compañía para Iberia y Latam, durante el VI Observatorio 5G organizado por EL ESPAÑOL e Invertia.

Hoy en día, las ciberamenazas adoptan distintas formas: infiltración low and slow; herramientas legítimas (LOTL); brókers de acceso inicial (IAB); cadena de suministro; credenciales comprometidas e identidades falsas, o superficie de ataque ampliada (5G e IT).

De ahí que Martínez Candano subraye la importancia del "zero trust" como freno y disuasión a las amenazas externas e internas que pueden sufrir empresas o instituciones públicas.

La estrategia de Ericsson consiste en "dar por hecho que hay una brecha; nunca confiar, siempre verificar; habilitar un acceso con privilegios mínimos o muy acotados; y aplicar una defensa desde dentro y con capas".

En su opinión, "la responsabilidad es compartida y para que las infraestructuras esenciales no sean atacadas, se necesita la colaboración público-privada".

"Los que nos dedicamos a la seguridad o ciberseguridad, tenemos que cambiar la manera de implementarla en torno a los parámetros de disponibilidad, integridad y confidencialidad". Y ha puesto como ejemplo una microcirugía remota que tiene lugar entre distintas partes del mundo, con el paciente en un extremo y el cirujano en otro.

"Hemos tenido que reinterpretar muchas veces el orden de implementación de la seguridad", ha reconocido Martínez Candano.