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El Rey presidirá esta mañana en el Tribunal Supremo una ceremonia de apertura del año judicial anómala por un doble motivo.

El primero, la situación procesal del fiscal general, Álvaro García Ortiz, que será juzgado en los próximos meses por un supuesto delito de revelación de secretos.

El segundo, el malestar del estamento judicial con las críticas del Gobierno. En particular, por el hecho de que la grave descalificación ("hay algunos jueces que están haciendo política") ha provenido en los últimos días del propio presidente, Pedro Sánchez, en entrevistas difundidas dentro y fuera de España.

Pese a todo, no se esperan plantes ni salidas de tono por parte de la cúpulas de las carreras judicial y fiscal, que se dan cita ante el jefe del Estado en el acto más solemne de los que celebra el Poder Judicial.

Sí es previsible la ausencia de algunos fiscales de Sala como forma de expresar su desacuerdo con la asistencia al acto de García Ortiz, al que la Ley Orgánica del Poder Judicial encarga personalmente la exposición de la actividad de la Fiscalía y la evolución de la criminalidad.

Álvaro García Ortiz ha cumplido con ese cometido todos los años que le ha correspondido excepto el primero de su mandato, en 2022, cuando dio positivo en Covid y su discurso fue leído por la teniente fiscal del Tribunal Supremo, María Ángeles Sánchez Conde.

Desde su encausamiento el 15 de octubre de 2024, García Ortiz ha evitado todo lo posible los actos en el Tribunal Supremo.

La última prueba de ello fue este miércoles, cuando no asistió a la toma de posesión de los nuevos presidentes de las Salas Penal y de lo Contencioso-Administrativo.

El fiscal general llamó a Andrés Martínez Arrieta y Pablo Lucas y les explicó que su asistencia acapararía todos los focos, lo que quería evitar.

Su presencia en la toma de posesión no tenía, sin embargo, el carácter ineludible de su intervención de esta mañana en el inicio del curso judicial.

Fuentes de la Fiscalía General aseguran que García Ortiz "está tranquilo" y encara la ceremonia "con profesionalidad: la ley le encarga intervenir y está centrado en su discurso".

Un discurso en el que, según las mismas fuentes, no habrá ninguna alusión a su situación procesal pero sí a su plena confianza en la Justicia.

Respaldado férreamente por el ministro de Justicia, Félix Bolaños, García Ortiz no ha dimitido como fiscal general ni siquiera cuando una dividida Sala de Apelación confirmó que tendrá que sentarse en el banquillo por revelar a la prensa, supuestamente, datos tributarios del novio de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso.

Una querella del empresario Alberto González Amador, imputado por presunto fraude fiscal y falsedad documental, fue el origen del proceso contra García Ortiz.

La tesis del Gobierno y del fiscal general es que no se puede ceder ante una querella que consideran espuria y sin fundamento, ya que ello debilitaría al responsable del Ministerio Público al dejarle en manos de cualquier querellante.

Pero lo cierto es que los indicios delictivos han sido confirmados por el magistrado instructor, Ángel Hurtado, y por la Sala de Apelación (con el voto discrepante de Andrés Palomo).

Solo la deferencia de Hurtado ha motivado que García Ortiz pueda subir hoy a los estrados del salón de plenos del Tribunal Supremo sin haberse abierto aún formalmente el juicio contra él.

El instructor, que no aceptará la petición de las acusaciones de suspenderlo en sus funciones, ha decidido esperar a que se celebre el inicio del año judicial para dictar la resolución de apertura de juicio, que es irrecurrible.

Al lado de quienes le juzgarán

De este modo, García Ortiz se sentará esta mañana al lado del juez que presidirá el juicio contra él, Andrés Martínez Arrieta, y a escasos metros de Antonio del Moral, que forma parte del tribunal de enjuiciamiento y al que corresponde estar en el estrado por ser miembro electo de la Sala de Gobierno del Supremo.

La situación es claramente incómoda tanto para estos magistrados como para la propia presidenta del alto tribunal, Isabel Perelló. Pero desde la Fiscalía General se resta trascendencia y se recuerda que el Rey recibió el miércoles "con total normalidad institucional" a García Ortiz.

Según las fuentes de la Fiscalía, Perelló no ha pedido ni de forma expresa ni de manera indirecta al fiscal general que no asista al acto de hoy.

Ni siquiera le ha trasladado el escrito de los 10 vocales del sector conservador del Consejo General del Poder Judicial en el que exponen la "inconveniencia" de que el fiscal general intervenga en la ceremonia.

Perelló conocía con antelación la idea de redactar ese escrito, cuya finalidad principal era su difusión pública.

Tampoco se modificará el protocolo para que el ministro Bolaños, que ha secundado las descalificaciones de su jefe hacia los jueces, no se siente en estrados, como han pedido los vocales conservadores. Desde 1980, los titulares de Justicia se sitúan a la izquierda del Rey en la ceremonia que da inicio al año judicial.