Es como un mundo virtual e inmersivo, tridimensional, parecido al real, pero sin sus limitaciones. Mediante un avatar, cualquier persona puede acceder a este espacio e interactuar social y económicamente con otros. Eso es, en resumen, el metaverso.

El letrado Carlos Aránguez aporta una definición más poética: "Es el siguiente paso en la búsqueda natural del ser humano de controlar sus sueños. Se trata de espacios oníricos, en los que ahora podemos ver, sentir y, sobre todo, controlar lo que antes sólo estaba en nuestra mente".

Su despacho, Aránguez Abogados, es el primero de toda España en abrir una oficina en este universo virtual basado en la blockchain. Es decir, diseñado con el conjunto de tecnologías que permiten conformar un registro seguro y descentralizado de la actividad digital, sin la intermediación de terceros.

En el fondo, el funcionamiento del bufete virtual dista poco de uno real: el cliente acude, el letrado le recibe, le asesora... Y el abogado cobra. Aránguez Abogados, además, admite el pago con criptomonedas.

La diferencia reside en las formas. El cliente aparecerá en forma de avatar, con un aspecto similar al suyo o, si lo prefiere, con otro totalmente distinto. "En un futuro, podrán venir hasta vestidos de soldados imperiales, si quieren", comenta Aránguez a EL ESPAÑOL. Tras el chascarrillo, sentencia: "Es un ámbito que aún está poco desarrollado, pero tengo claro que es el futuro". En el metaverso habrá lugar para acudir a un concierto virtual, practicar deporte, hacer negocio, tener una cita y quién sabe qué más.

Vista del bufete de Aránguez Abogados en el metaverso. EL ESPAÑOL

Carlos enumera las principales ventajas que, a su juicio, ofrece este novedoso sistema: confidencialidad, anonimato, internacionalización y accesibilidad.

"Esta conversación que estamos teniendo está protegida constitucionalmente, pero puede ser intervenida por una orden judicial", comenta el letrado por teléfono. "Por contra, en el metaverso no hay una autoridad central y es imposible intervenir las comunicaciones desde el punto de vista técnico", compara. Allí, se podrán compartir fotografías, archivos de audio, documentos o vídeos con total protección.

Aránguez destaca también los beneficios del anonimato. "Cualquier consulta [a un abogado], ya supone revelar parte de tu intimidad. Eso no pasa en el metaverso, donde puedes ser anónimo", destaca. No obstante, el blockchain es capaz de verificar las identidades de cada usuario. "El sistema constatará que yo soy Carlos, tú eres Javier y que mi oficina es la verdadera, la única que existe", comenta.

Otras de las ventajas que Aránguez destaca son la internalización y la accesibilidad. Según su pronóstico, el bufete del futuro no tendrá cerraduras ni persianas; estará abierto 24 horas al día y disponible desde cualquier lugar del planeta.

"Puedes contratar a abogados que, desde Asia o América, atiendan tu despacho virtual cuando aquí es de noche", explica. "El modelo de tener una oficina en Bruselas, otra en Nueva York y una tercera en Shanghái es pasado; ahora existe una única oficina abierta todo el día, un mismo punto de encuentro", subraya el letrado.

La inmersión

EL ESPAÑOL ha visitado el despacho virtual de Aránguez Abogados en el metaverso. Se accede a través de un link. Está conformado por tres salas, por las que el usuario puede desplazarse: una de reuniones, un despacho y una tercera con mesas individuales. Se puede ejecutar la inmersión con un simple ordenador o utilizar unas gafas de realidad virtual.

Los avatares. EL ESPAÑOL

En primer lugar, has de elegir un avatar. Son unos monigotes de aspecto robótico, simples por el momento, ataviados de diversas maneras: con traje y corbata, con sudadera, con un ochentero traje dos piezas, con vestido negro... También puedes chatear y mostrar emociones: risa, llanto, aplauso, enfado, un saludo...

Aránguez resume cómo será el proceso que, a partir de las próximas semanas, seguirán los clientes que comiencen a acceder al despacho virtual. "Rellenarán un formulario pidiendo una cita privada, se les enviará un link de acceso y, en el futuro, si hay mucha demanda, será tan sencillo como llamar a la puerta de la oficina, ya que estará 24 horas abierto y a cualquier hora te recibirá el avatar de uno de nuestros abogados", explica.

En el metaverso, o al menos en su bufete, "no hay código de etiqueta". "Pero nuestros avatares, los de los letrados, serán similares a como nosotros somos, ya que pretendemos evitar la despersonalización del trabajador", añade. Otra de las posibilidades que ofrece este espacio virtual será la de acoger eventos, coloquios o presentaciones. "Y celebrar desayunos informativos; sólo que sin desayuno, claro", comenta Aránguez entre risas.

Ética y nuevos delitos

Pero con los avances técnicos, también aumentarán, paralelamente, las nuevas maneras de delinquir. Y se agrandará el ya nutrido campo de dilemas éticos vinculados a la tecnología.

Aránguez es consciente de los posibles problemas de seguridad que el metaverso trae consigo. Y de que este universo acogerá más pronto que tarde ciberestafas o ciberacoso. Pero conocer y ser parte de este espacio virtual, a su juicio, también mejorará la atención a los clientes que los sufran.

"La tecnología es éticamente neutra", incide el letrado. "Por tanto, todo es susceptible de un mal uso", admite.

Por contra, Aránguez cree que el metaverso aporta ventajas a la relación abogado-cliente. "Al evaluar, como jurista, lo que me digan, yo no sabré si llevan un reloj de 5.000 euros, desconozco su raza, sexo o etnia y escucharé su propuesta sin sesgos. Eso puede ser democratizador y evitar situaciones de racismo o clasismo", subraya.

Un sector "conservador"

Ser el primero siempre implica un riesgo mayor. "Pero no tiene sentido seguir ignorando el metaverso, algo que es serio y más potente de lo que parece", replica Carlos, que compara la apertura de su despacho virtual con la adquisición, años atrás, del dominio de Internet que hoy alberga la página web de su bufete.

La visita de EL ESPAÑOL al bufete virtual de Aránguez Abogados. EL ESPAÑOL

No obstante, el letrado echa en falta que las instituciones del ámbito de la abogacía sean conscientes del potencial del metaverso. "Este sector profesional —reconoce— es uno de los más conservadores. Pero en Estados Unidos, los abogados que usan novísimas tecnologías como ésta están multiplicando exponencialmente su crecimiento".

¿Y el cliente español? ¿También es conservador? "No lo creo; creo que es una cuestión de perfiles", responde Aránguez. "Hoy, habrá quien recele de los criptoactivos, pero hay un nicho, de en torno a un 10% de españoles que ya los manejan", replica. 

Metaverso para todos

"Al final, el metaverso será para todos", concluye Aránguez. Aunque no cree que deba sustituir la atención personal y a la labor tradicional de los letrados, sí considera que la experiencia virtual debe ser "complementaria" de la anterior. Y recalca la importancia de la "alfabetización digital".

Preguntado por la inversión para montar su ciberbufete, no desvela una cifra concreta. "Pero no es muy significativa ahora mismo, ha sido un precio muy razonable", señala. Las parcelas en el metaverso, no obstante, serán más caras con el paso del tiempo, según pronostica Aránguez. "Grandes empresas ya las están comprando", comenta.

Y la abogacía, a su juicio, no debería quedarse atrás. "También es una forma de comprender a nuestros clientes", recalca. "Al igual que no podíamos defender a víctimas de criptoestafas sin conocer las criptomonedas y hasta aceptar que nos paguen con ellas, tampoco podíamos obviar el metaverso", señala. "Por ello, debíamos ser conscientes de lo que hoy implica y lo que implicará en un futuro cercano", concluye.

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