El comisario investigado en la Audiencia Nacional y en prisión preventiva, José Manuel Villarejo, ha vuelto al ataque con sus amenazas de desvelar operaciones vergonzantes de actores principales de los poderes del Estado. 

El también exagente secreto del Estado ha afirmado en una carta redactada en prisión, donde permanece de manera preventiva desde su detención el 3 de noviembre de 2017, que tiene "una lista, en mi memoria y por escrito, en la que quedan alineados quienes, más pronto que tarde, sufrirán la vergüenza y el escarnio. Son algunos de los que están permitiendo o jaleando mi cobarde linchamiento", afirma.

En su última misiva, el comisario sostiene una vez más que todas las operaciones por las que ahora se le investiga como miembro de una presunta organización criminal o parapolicial en realidad fueron encargadas por distintos gobiernos para ocultar los trapos sucios de las altas esferas. "El mundo de la Inteligencia guarda siempre un catálogo de ilegalidades que ordenan desde arriba quienes, por ejemplo, y precisamente ahora, tratan de destruirme borrando sus huellas", afirma Villarejo en su escrito. 

El comisario jubilado hace un repaso de esos presuntos encargos (se refiere hasta a 15) en los que implica a jueces, fiscales, directores de medios de comunicación, periodistas o miembros de la Inteligencia española, aunque sin referirse directamente a ninguno de ellos. 

¿Tiene pruebas?

Se trata de una lista de 'recados' con mensajes velados con los que, una vez más, "pretende levantar la alfombra de medias verdades y rumores que él mismo ha intentado convertir en verdades a lo largo de las décadas", explican a EL ESPAÑOL personas que estuvieron en su entorno y a las que apunta en el escrito. 

Pero, ¿tiene Villarejo algún documento oficial que confirme esos 'encargos ilegales' que asegura le hicieron sucesivos gobiernos durante 25 años? Si dichos encargos no tienen un soporte documental que pueda entregar al juez instructor del caso Tándem, sus palabras quedarán en una mera amenaza a la desesperada. Si los tiene, efectivamente el caso podría dar un giro de 180 grados, aunque tampoco le eximiría de continuar investigado por los presuntos delitos de cohecho, organización criminal o blanqueo, puesto que dichos encargos no justificarían que paralelamente realizara trabajos millonarios desde su empresa privada aprovechando su acceso como policía a datos confidenciales. 

Los aludidos

Villarejo amenaza con desvelar sucias operaciones del Estado en relación con la investigación de la familia Pujol, los intereses económicos del Grupo Prisa o la ocultación de pruebas de presuntos delitos de pederastia contra un fiscal Anticorrupción. 

El comisario jubilado critica que el diario El País publicara los pasados días una noticia en la que se avanzaba que el juez del caso podría abrir hasta 20 piezas nuevas a raíz de los datos encontrados en los discos duros que le requisaron. "No me extraña que siempre sea El País el elegido para pulverizarme. Pesa mucho aún en el entorno Sogecable en esas "fuentes judiciales" por la operación en la que participé, y conozco bien, para descabalgar a un juez molesto por otro más afín a los intereses del Grupo Prisa", afirma. 

"Espero que ninguna de estas 20 nuevas piezas se refiera a los pagos que hice a Javier de la Rosa para conseguir su colaboración para demostrar la mayor operación de blanqueo por importe de 2.000 millones den euros entre el clan Pujol, Prisa y el Banco de Santander", suelta en su escrito. 

También carga, una vez más, con el recién jubilado director del CNI, Félix Sanz Roldán, a quien acusa de ignorar información relativa a confidentes peligrosos como el imán de Ripoll. 

Villarejo también afirma que realizó "gestiones para recuperar un comprometedor pendrive que un fiscal anticorrupción (en velada referencia a Pedro Horrach) extravió sobre información muy sensible del caso Nóos.

El polémico policía implica en sus maniobras nuevamente a jueces y directores de medios "que, entre otras peticiones especiales, me solicitaban la forma de presionar a las empresas para obtener publicidad". "Compartí reuniones con muy importantes reuniones judiciales donde me solicitaron servicios, además de privados, auténticamente escabrosos de los que pondré al corriente a su señoría en sede judicial", vierte enigmático. 

El tono thrilleriano utilizado por el comisario avanza un otoño de "revelaciones" a cuentagotas que, si no se sostienen con pruebas documentales, no pasarán de rumores que se volverán en su contra entendidos como obstáculos a la investigación. 

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