María Peral Carmen Lucas-Torres

El empresario Ángel Pérez-Maura reconoció en sede judicial el pasado 10 de mayo haber abonado un millón de euros al comisario jubilado José Manuel Villarejo pensando que contrataría al exjuez de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, para que le ayudara a librarse del procedimiento penal abierto contra el naviero en Guatemala. Pérez-Maura fue reclamado por la Fiscalía guatemalteca por un presunto soborno al expresidente Otto Pérez Molina y la exvicepresidenta Roxana Baldetti a cambio de un contrato millonario. "Estoy convencido de que Villarejo me engañó", manifestó en su declaración, a cuyo audio ha tenido acceso EL ESPAÑOL.

Declaración de Ángel Pérez Maura en la Audiencia Nacional (1)

Pérez-Maura, como reconoció él mismo ante el juez García-Castellón tras ser detenido, recurrió a los servicios del entonces comisario en activo José Manuel Villarejo con varios fines: que evitaran su detención y extradición a Guatemala, que el proceso judicial en dicho país no tuviera repercusiones económicas para su compañía Pérez & Cía y que no se le acabara investigando en Estados Unidos, desde donde se habrían enviado parte de las mordidas de hasta 30 millones de dólares con destino a Pérez Molina, Baldetti y otros funcionarios a cambio de la adjudicación del contrato de construcción y gestión de una nueva terminal de contenedores en la zona de Quetzal (caso TCB).

Pérez-Maura contactó con Villarejo porque su abogado le dijo que era experto en "solucionar problemas internacionales". El empresario mantuvo distintas reuniones en Torre Picasso (Madrid) donde Villarejo tenía su despacho. La primera de ellas fue en abril de 2016, inmediatamente después de conocer que había una orden de detención internacional contra él. Después firmó un contrato por el que acabó pagando al comisario jubilado, hoy en prisión, 7,5 millones de euros. 

"Garzón es la persona adecuada"

Las primeras gestiones del equipo de Villarejo en estos trabajos que él mismo denominó proyecto PIT se realizaron con miembros de segundo nivel de la Cicig (Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala), impulsora de la investigación del caso TCB junto con la Fiscalía guatemalteca.

Unos meses después, según la versión de Pérez-Maura, Villarejo le dijo que debían recurrir a "personas de primer nivel" puesto que habían fracasado los contactos llevados a cabo hasta ese momento. Para ello, le aseguró que contrataría a Baltasar Garzón porque tenía buena relación con él y "era la persona adecuada" para llegar a Iván Velásquez, comisionado de la Cicig. Solicitó un adelanto de un millón de euros por el trabajo.

El comisario incluso llegó a afirmar que Velásquez había estado en España el 6 de julio de 2017, que Garzón le había acompañado a la Audiencia Nacional y que había hablado con el fiscal jefe (Jesús Alonso) y con la fiscal Dolores Delgado (ahora ministra de Justicia) sobre su extradición. Una reunión que Cicig, Garzón, Delgado y la Fiscalía de la Audiencia Nacional niegan que se produjera. De hecho, inmediatamente después -a finales de julio- se reactivó la orden de extradición contra el empresario, finalmente denegada por su condición de español.

Declaración de Ángel Pérez Maura en la Audiencia Nacional (2)

Las explicaciones de Villarejo, investigado por organización criminal, cohecho, blanqueo y tráfico de influencias, entre otros delitos, cada vez convencieron menos a los hermanos Pérez-Maura. A pesar de ello, siguieron pagando facturas mensuales hasta noviembre de 2017, cuando el comisario fue detenido.

"Diré que colaboras con la Policía"

Antes de la petición del adelanto utilizando el nombre de Garzón, Villarejo habría asegurado al empresario que le vendería ante sus contactos de la Audiencia Nacional como un "colaborador de la Policía a nivel internacional y contra el tráfico de drogas", según afirmó Pérez-Maura en su declaración judicial.

Pérez-Maura negó ante el juez conocer la condición de policía de Villarejo cuando le contrató. En todo momento se presentó como un estafado. "Estoy convencido de que me engañó", aseguró. "Nunca vimos nada, nunca vimos ningún cambio. A partir de agosto la verdad es que ya el enfado de mi hermano y el mío con el señor Villarejo fue en aumento y en agosto prácticamente ya no tenemos trato y en octubre apenas ya porque fue una tomadura de pelo total".