"¿No habían acabado ya los testigos de la acusación?". La ironía, escuchada en el salón de plenos del Tribunal Supremo, resume la percepción general del testimonio que ha prestado este lunes el intendente de los Mossos d'Esquadra que el 20 de septiembre de 2017 era jefe de las Brigadas Móviles (Brimo), las unidades encargadas del orden público. El mando policial, testigo propuesto por la defensa, ha hecho un relato de lo sucedido en torno a la Consejería de Economía muy alejado del ambiente "pacífico y festivo" descrito por los acusados. No vio claveles sino "lanzamiento de objetos, abucheos, empujones, forcejeos"... algo más parecido a una sedición que a una fiesta.

El más perjudicado ha sido el expresidente de Asamblea Nacional Catalana Jordi Sànchez, que escuchaba con el rostro serio al mando de los Mossos con el que esa noche tuvo un encuentro hasta ahora desconocido. El intendente tenía la orden de llegar hasta la puerta de la Consejería para intentar abrir un pasillo por el que pudieran marcharse la letrada de la Administración de Justicia y a los guardias civiles que desde las 8 de la mañana estaban registrando por orden judicial el Departamento que dirigía Junqueras. La funcionaria judicial acabó saliendo a medianoche por la azotea, mientras que los Guardias Civiles tuvieron que esperar a la madrugada a que las Brimo desalojaran la zona.

Juicio al procés. Jornada 39

"Para valorar cuántos recursos necesitaba, sobre las 18,30 horas me desplazo a la Consejería y [mis superiores] me dicen que una serie de voluntarios de ANC y Ómnium Cultural montarían un cordón que nos permitiría avanzar hasta la puerta, pero lo primero que me encuentro es que el cordón no está montado sino que hay miles de personas concentradas, y lo que hago es avanzar entre los ciudadanos hasta que quedamos bloqueados. Comprobé un rechazo muy grande de la gente, que empieza a abuchearnos y a lanzarnos botellas. Cuando una botella golpea en la cabeza a un compañero, decido no llegar a la puerta de la Consejería y así lo comunico: que los ánimos de la gente no estaban en disposición para permitirme llegar a la puerta y que el cordón que me habían dicho no estaba", ha indicado el jefe de las Brimo.

Las "exigencias" de Sànchez

En ese momento aparecieron para hablar con él Jordi Sànchez, Jordi Cuixart y Lluis Llach. "Para ser sincero, la actitud de Sànchez fue altiva, prepotente, muy complicada para mi. Me exigió que retirara a la Brimo. Me dijo 'esto que estáis haciendo no es lo que hemos acordado, largaos de aquí. Le dije que yo tenía unas órdenes muy claras, que eran llegar a la Consejería y sacar a la comitiva judicial y a los compañeros de la Guardia Civil y que sí o sí iba a llegar a la Consejería".

"En ese momento Jordi Sànchez saca el teléfono móvil y me dice que va a llamar al president y al conseller y que me voy a largar. (...) Delante mío -y eso esta grabado porque yo llevaba a un compañero detrás con una cámara y le dije 'graba'- Sànchez hace una llamada (...) y sus palabras iniciales fueron 'Trapero está loco, ha perdido la chaveta, saca a la Brimo de aquí'", prosiguió el testigo.

"Cuando termina me dice 'en breve Trapero recibirá una llamada y os iréis'. Mi respuesta fue 'puede llamar al Papa de Roma, que si no me a la orden mi cadena de mando yo llego a la Consejería'".

Xavier Melero, abogado del exconsejero Forn, preguntó entonces al testigo si tras ese incidente tuvo "alguna interferencia" en su labor y el jefe de las Brimo contesta rotundo que no. Éste era el objetivo del defensor: demostrar que su cliente no se inmiscuyó en la actuación de los Mossos, desarrollada de manera autónoma conforme a sus criterios técnicos.

El problema fue el 'daño colateral' para Sànchez. El testigo aseguró que en el siguiente encuentro que tuvieron la noche del 20S el entonces presidente de la ANC "cambió completamente, fue una persona más correcta y conciliadora" que le ayudó a despejar a la gente que se había concentrado frente al teatro Coliseum, por donde estaba planeado que saliera la letrada judicial. Pero fue peor el remedio que la enfermedad porque el relato del intendente demostró el control de Sànchez sobre los concentrados: "a los 10 minutos la gente despejó el Coliseum", lo mismo que "cuando desconvocaron la concentración "bajó muchísimo el número de concentrados", de 40.000 a dos y tres mil personas.

El mando de los Mossos manifestó que sus hombres "aguantaron durante una hora y media la presión de la gente" hasta que a las 22.15 les dijeron que la comisión judicial no iba a salir todavía y él optó por "replegarnos". "Nos increpaban, nos lanzaban agua, nos escupían....". Dos agentes de mediación también fueron agredidos "porque los confundieron con guardias civiles", añadió.

Encapuchados

Al comienzo de su declaración, el intendente contestó al presidente del tribunal que está siendo investigado por la detención de una persona durante los incidentes que se produjeron el 6 de diciembre de 2018 en Girona con motivo de la celebración de un acto conmemorativo de la Constitución.

Incidentes en Gerona por el boicot a la Constitución

Unos 200 encapuchados quisieron reventar un evento denominado Unidos por la Constitución organizado por la plataforma Borbonia con la participación del PP, Vox y Plataforma Per Catalunya, entre otras formaciones. Los mossos utilizaron las porras y lanzaron gases lacrimógenos.

Curiosamente, las defensas no tuvieron interés por conocer la intervención del testigo el 1-O, pese a su posición de jefe de las Brimo. El fiscal Javier Zaragoza no formuló pregunta alguna.