- "¿Vio que la gente mantenía las manos levantadas?", pregunta el abogado de Oriol Junqueras y Raül Romeva, Andreu van den Eynde.

- "Había gente que sí tenía las manos levantadas. Y me daba patadas por debajo", responde el testigo. "La primera línea eran los que levantaban las manos, y otras manos por detrás nos agarraban y nos tiraban contra ellos", añade.

Es uno de los tres guardias civiles que han declarado esta mañana en la jornada número 27 del juicio por los hechos que desembocaron en la proclamación por el Parlament de la declaración unilateral de independencia de Cataluña, en octubre de 2017. Los tres actuaron en la mañana del 1-O en un casal de Dosrius (Barcelona), donde requisaron unas urnas.

El 1-O unidades de la Guardia Civil y de la Policía Nacional intervinieron en los locales donde se celebraba el referéndum independentista convocado por el Gobierno de Puigdemont tras la constatación de que, pese a la suspensión decretada por el Tribunal Constitucional y en contra de lo acordado por el Tribunal Superior de Cataluña, la votación se estaba celebrando.

Al casal de Les Cotxeres de Dosrius llegaron dos pelotones de la Guardia Civil. "Íbamos sin equipar porque, en principio, iba a ser pacífico", relata en el juicio uno de los primeros agentes que llegaron a lugar, donde se encontraron a un grupo numeroso de personas obstaculizado la entrada al centro de votación.

"¿Recuerda que los agentes usaran sus defensas (porras) contra los ciudadanos?", pregunta Van den Eynde. "Yo llevaba defensa, pero la gran mayoría no llevaba porque, en principio, no iba a haber ningún conflicto. Iba a ser una cosa tranquila, íbamos retirar a la gente usando la palabra, sin tener que agarrar a la gente. Fue todo lo contrario", cuenta el testigo.

A la llegada fueron recibidos con abucheos, "insultos y amenazas". El jefe del dispositivo explicó a los concentrados que iban a cumplir una orden judicial pero eso encrespó más el ánimo de los ciudadanos, que, agarrados entre ellos, impedían la entrada al casal. "La gente no se retiró voluntariamente. Al revés, tras esa explicación ofrecieron más resistencia", explica otro guardia civil.

Así que "los fuimos quitando uno a uno" en medio de un ambiente de tensión. "Fui de los primeros que llegó a la barrera de personas. Pedí por favor a una señora que se quitara y lo primero que hicieron fue darme un puñetazo en la boca y me quitaron la prenda de cabeza [la gorra] y se la empezaron a lanzar unos a otros. Me empezaron a dar patadas, empujones y pisotones". Le arañaron en la parte de la espalda que no le cubría el chaleco, aunque afirma que en el parte médico no constan todas las lesiones porque la doctora a la que acudieron tras la intervención les puso pegas.

El primero de los testigos refiere una patada en la pierna y el segundo un cabezazo en la ceja izquierda. "¿Fue grave, fuerte?", se interesa Van den Eynde. "Fue fuerte. De hecho, estuve un rato que no veía".

"Vi que a otro compañero recibió un puñetazo en la cara. Íbamos pidiéndoles por favor que se fueran apartando e intentando apartarles, abriendo un pasillo como podíamos para que entrase la comitiva. Tuvimos que empujarles, proporcionalmente, para que se apartaran", relata. 

- "¿Recuerda que la gente gritaba 'no violencia'?". pregunta la defensora de Jordi Cuixart, Marina Roig.

- "Sí, lo gritaban. Pero sí cometían violencia", contesta el guardia civil.

Había una pareja de mossos por allí. "¿Les ayudaron?", interroga el fiscal Jaime Moreno. "Ellos permanecieron al margen, de forma pasiva".