Un whatsapp, el del senador del PP Ignacio Cosidó, fue el detonante que puso en evidencia la concepción instrumental que los políticos tienen la Justicia y un whatsapp bien distinto, escrito por Manuel Marchena, zanjaba la desagradable situación creada por el pacto PSOE-PP para repartirse el órgano de gobierno de los jueces: el presidente de la Sala Penal anunciaba en él a sus compañeros que se autoexcluía como candidato a presidir el Poder Judicial.

"Me vais a tener que seguir aguantando", decía el mensaje de Marchena a los magistrados de la Sala Penal que preside desde noviembre de 2014.

Fue un texto tempranero y afectuoso al que Manuel Marchena adjuntó el comunicado que difundiría minutos después por el que anticipaba "públicamente" su “decidida voluntad de no ser incluido, para el caso de que así fuera considerado, entre los candidatos al puesto de presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial”.

El juez Marchena rechaza ser candidato para presidir el CGPJ Redacción | Agencias

Nadie ha hecho jamás una renuncia semejante. "Te honra", le contestaron algunos magistrados, entre ellos Ana Ferrer, mencionada estos días como candidata a sucesivos y variados cargos, desde la propia presidencia del Supremo a la vicepresidencia del alto tribunal o a la presidencia de la Sala Segunda.

Otros celebraron "lo que gana la Sala y lo que pierde el CGPJ" y todos, bien por whatsapp, bien personalmente, elogiaron que Marchena haya dicho 'no' a un pacto político que le señalaba como presidente antes incluso de que los vocales del Consejo que le hubieran tenido que votar hayan sido designados.

Dentro de la Sala Penal, en las demás Salas del Supremo y, en general, en el resto de la Judicatura el comportamiento del presidente de la Sala Penal ha sido percibido como un "gesto que le dignifica a él y también a todos nosotros, a los que los políticos nos quieren arrastrar por el fango".

En ello han coincidido también las dos asociaciones judiciales que hace tres días habían anunciado recursos contra su eventual nombramiento como presidente del Poder Judicial. Francisco de Vitoria sostuvo este martes que la renuncia e Marchena "le honra" y pone de relieve "la altura de su calidad jurídica y profesional". El Foro Judicial Independiente cambió igualmente la impugnación por un reconocimiento a quien "sin duda por su trayectoria personal y profesional, merecía el puesto para el que le habían designado los partidos políticos".

La reivindicación sin concesiones de su independencia (“Jamás he concebido el ejercicio de la función jurisdiccional como un instrumento al servicio de una u otra opción política para controlar el desenlace de un proceso penal", afirmaba Marchena en el comunicado, en un rotunda réplica al whatssapp de Cosidó) ha servido para elevar la moral en una carrera que vive momentos de desánimo por la crisis de reputación en la que se encuentra.

La contestación social a la sentencia de La Manada, la desconcertante actuación de la Sala Tercera en el asunto de las hipotecas, los desaires de las autoridades judiciales de los países europeos que han intervenido en las órdenes de entrega relacionadas con el 'procés' y las recientes condenas del Tribunal Europeo de Derechos Humanos se han juntado para sumir a la Judicatura en un estado de desmoralización al que el reparto político del órgano de gobierno de los jueces ha añadido una buena dosis de malestar e irritación.