Daniel Fernández Aceña, el exmiembro de GAL condenado por su participación en el asesinato de un empresario francés que se sienta desde este lunes en el banquillo de la Audiencia Nacional acusado de adoctrinamiento terrorista y exaltación del terrorismo, delitos por los que la Fiscalía pide para él 10 años de prisión, ha negado rotundamente que forme parte de Estado Islámico o tenga cualquier vinculación con la organización terrorista.

Lo ha hecho con una rotunda última palabra durante el juicio celebrado ante la Sección Primera Penal de la Audiencia Nacional, tras escuchar las conclusiones del Ministerio Público y su defensa: "No se hablar árabe, cómo voy a instruir a alguien si no sé árabe. Yo salía en defensa de unos niños matados en un bombardeo, pero eso no quiere decir que sea un talibán. A mí la verdad es que Siria me la suda", ha lanzado.

Para defenderse de la acusación de la Fiscalía, que, entre otras pruebas hizo referencia a los textos que publicó en redes sociales así como la multitud de vídeos del Estado Islámico que almacenaba en su portátil, Fernández Aceña ha defendido que "leía el Corán igual que la Biblia, Camino de Escrivá de Balaguer, a Ho Chi Minh y al único que no he leído es al nazi este del Mein Kamph (en referencia a Hitler). Soy curioso, sí, me gusta mucho leer", se ha defendido. 

Detención de Daniel Fernández Aceña en Segovia

La acusación

Natural de Irún y residente en Segovia, Aceña almacenaba en un 'pen drive' casi 160.000 archivos en los que aparecían grupos terroristas que quieren imponer el Califato Universal. La Guardia Civil lo requisó de su vivienda el pasado diciembre, cuando fue detenido.

Su exmujer también entregó a los investigadores un documento rubricado por él mismo en el que signficaba su adhesión al Califato Universal. 

El hombre, que estuvo ingresado en el centro psiquiátrico Amanecer Segovia, dijo a una de las trabajadoras del centro que le iba a hacer "un regalo especial" y le le entregó una bolsa con dos balas del calibre 22, que, según dijo, había utilizado muchas veces, según se refleja en el escrito de calificación del Ministerio Público. 

Sin embargo, durante el juicio ha defendido que en realidad quería entregarle unos chicles y se equivocó de bolsillo. En el mismo centro psiquiátrico también manifestó su intención de "inmolarse en un autobús cuando le proporcionaran explosivos".

Mercenario al servicio terrorista

Durane el juicio, el fiscal Carlos García Berro ha elevado a definitivas sus conclusiones y ha mantenido la petición de 10 años de prisión para el acusado: 8 por adoctrinamiento terrorista y 2 por exaltación del terrorismo.

García Berro ha sostenido que para cometer un delito no hace falta procesar una religión, en referencia a la alegación del defendido de que no es musulmán. Según el fiscal, Fernández Aceña "es un mercenario al servicio de una organización terrorista con una finalidad puramente económica".

Tras escuchar a los peritos que registraron la vivienda y publicaciones en posesión del acusado, el representante del Ministerio Público ha destacado el conocimiento del árabe del acusado, basándose en que una persona le escuchó hablar por teléfono "en un idioma desconocido".

En este sentido, Aceña ha defendido que el único idioma que "si alguien me ha oído hablar en otro idioma que no sea el español, será el euskera con gente de donde me he criado hasta los 24 años (en referencia a Irún)".

La Fiscalía también ha argumentado, en referencia a la intención del acusado de adherirse al "ala más radical del Islam" que afirmara que se tenía que duchar porque se sentía impuro por tocar a una mujer. Aceña ha defendido que no profesa ninguna religión: "Creo en todas y no creo en ninguna. Ni me gusta ir a misa los domingos ni poner la frente en el suelo cinco veces al día".

También ha aclarado, haciendo alusión al motivo que también esgrime la Fiscalía de que no comía cerdo para demostrar su religión musulmana que "todo lo que yo consumía era enlatado porque no me gusta cocinar. Pero en el supermercado compraba callos a la madrileña, fabada enlatada...En la carnicería que ellos sugieren que era musulmana, allí compraba tortilla de patatas, patatas fritas, morcillas...la barra de pan. De todo".

Daniel Fernández Aceña en 1984 El Correo Vasco

Su defensa

Mientras la Fiscalía sostiene que Aceña accedió a webs como 'Yihad.com' y 'Asesinosenserie.com' para buscar material terrorista, su abogado ha defendido que "veía vídeos, pero no del Daesh, sino de militares cantando".

El abogado argumenta que no existen pruebas ni hechos reales contra él de los delitos que se le acusa, y que el almacenamiento de vídeos de propaganda yihadista no constituye una prueba de nada. 

El letrado ha recordado que Fernández Aceña ha estado ingresado en un centro de salud mental por problemas médicos y que fue allí donde precisamente hizo algunas de las manifestaciones que le han llevado a juicio. 

Años antes de ser detenido por esta causa, Fernández Aceña fue condenado a 29 años de prisión por estar involucrado en el asesinato del empresario ferroviario francés Jean Pierre Leiba en 1984.