"Mire señoría, mis copas me las pago yo, y sus consumiciones se las pagan ellos", se ha excusado desde el banquillo José Manuel Rodríguez Talamino, el guardia civil de la Unidad Central Operativa (UCO) destinado en Valdemoro en el año 2014 y acusado de revelación de secretos por avisar a Francisco Granados, exconsejero de Presidencia con Esperanza Aguirre, de que estaba siendo investigado en el marco de la Operación Púnica.

La Fiscalía pide tres años de prisión para el guardia civil y la misma pena para el exconsejero y para José Manuel Caro Vinagre, el guardia civil retirado que trabajaba como asesor de seguridad de Granados y que habría servido de enlace entre él y Talamino. Se trata de la primera pieza de la Operación Púnica que llega a juicio y que sienta a Francisco Granados por primera vez en el banquillo.

Con las piernas abiertas y sujetando con nerviosismo una botella de agua de plástico con dibujos infantiles entre las manos, Talamino ha negado con un lenguaje de lo más coloquial que avisara a Granados de que estaba siendo investigado: "Yo lo único que le dije fue que estábamos tan hasta arriba de trabajo que, fíjese, los agentes habían llegado incluso a Valdemoro", ha respondido a las preguntas de la fiscal Teresa Gálvez.

Durante su declaración ante la presidenta del Tribunal Manuela Fernández Prado, Talamino ha caído en contradicciones consigo mismo, con la versión de José Manuel Caro Vinagre, y con las 14 conversaciones telefónicas rastreadas entre los tres acusados de revelación de secretos que suponen la principal prueba para la acusación. 

Ha comenzado su declaración asegurando que no pudo avisar de nada a Granados porque "no tenía ninguna intención en hablar con él puesto que no les unía ningún vínculo". Después ha reconocido que durante las fiestas de Valdemoro de 2014 se encontró con el exalcalde de la localidad una primera noche en el pub 'La Sala' y fue él mismo a hablar con él. La noche siguiente, según su versión, fue Granados quien se acercó a hablar con el agente mientras ambos estaban tomando copas.

Según defiende la Fiscalía, Talamino sabía que sus compañeros de la UCO estaban haciendo un seguimiento a Granados y también a su socio, el empresario David Marjaliza, a través de dispositivos de escuchas en la sede de sus empresas en Pinto. De hecho, según el escrito de acusación de la Fiscalía, nada más recibir la llamada que le puso en aviso sobre la investigación que se estaba llevando contra él, Granados llamó a Marjaliza para advertirle. 

Talamino ha defendido en su declaración que no conocía de nada a David Marjaliza, aunque después ha puntualizado que sabía que era el dueño de varias empresas en Valdemoro "porque se lo había contado el trabajador de un centro médico al que solía acudir y que era propiedad de Marjaliza".

Caro Vinagre niega los encuentros que aparecen en las llamadas

José Manuel Caro Vinagre no ha negado tener una relación de amistad con el exconsejero Granados. De hecho, las llamadas intervenidas que se han podido escuchar durante el juicio reflejan un lenguaje muy cercano, de camaradería, entre ellos. Tampoco ha negado conocer a José Manuel Rodríguez Talamino, pero sí que hablase con él para obtener más información sobre la investigación que afectaba a su 'exjefe'.

Mientras Talamino ha negado que recibiera ninguna llamada de parte de Caro Vinagre durante esos días, el agente retirado ha explicado que intentó hablar con él muchas veces. Y esa es otra de las contradicciones en la que ambos han caído.

En las llamadas intervenidas por la investigación, Caro Vinagre explica a Granados que ha hablado con Talamino en varias ocasiones y que "le ha podido contar poco más de lo que le dijo a él" aquella noche de copas. Tal era el nerviosismo del exconsejero de Aguirre (que también se hace patente en esas llamadas) que Caro Vinagre le dice que organizará un encuentro entre los tres.

Según la Fiscalía, ese encuentro anunciado en la llamada se produjo en la finca de Francisco Granados, a donde llegaron Caro Vinagre y "el calvito", según se identificaron en el portero automático. Talamino, -se ha podido apreciar durante la vista- es un hombre con alopecia. Sin embargo, él ha defendido ante la juez que nadie "al menos a la cara" le ha llamado nunca "calvo ni calvito". Sí "Tala", otro de los apodos que se escucha en las mismas grabaciones. 

Las acusaciones mantienen que no solo se dio este encuentro entre los implicados, sino también con David Marjaliza, que no está imputado en esta causa y tendrá que declarar como testigo. El abogado de Francisco Granados se ha quejado durante la primera sesión del juicio precisamente de que el empresario no estuviera acusado igual que su cliente y ha pedido la nulidad de las escuchas. Este miércoles llega su turno. El exconsejero de Aguirre ha sido citado a partir de las 9 horas para contar su versión de los hechos.





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