Las claves
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El rey Juan Carlos I ha reconocido este miércoles que cometió "errores", pero que no se arrepiente de su pasado y que tampoco tiene remordimientos o intenta "no tenerlos": "Yo he servido a España, a los españoles, y a veces no presté suficiente atención a la familia. Espero que me perdonen y que el pueblo español comprenda lo que hice". No obstante, ha asegurado que si pudiese volver atrás tendría más cuidado con sus actos.
Así se ha manifestado en una entrevista con el canal francés France 3 en medio de la gira promocional por la publicación de sus memorias, tituladas Reconciliación y que publicará la editorial Planeta en español la semana que viene. "Todos los hombres cometen errores y todo el mundo los comete", ha confesado.
El Emérito ha repasado durante la entrevista con la televisión pública francesa su vida y los momentos más destacados de sus 39 años de reinado (1975-2014). Preguntado específicamente por los asuntos financieros o fiscales que se le reprocharon y por sus relaciones amorosas, el monarca respondió: "Estoy acostumbrado a oír de todo. Cada uno tiene derecho a su opinión, pero todo está resuelto, todo ha terminado. Estoy tranquilo".
"Le acusan de que fue demasiado sensible o demasiado complaciente", le dice el entrevistador, el periodista franco-luxemburgués Stéphane Bern, especializado en Historia, realeza y patrimonio y director y presentador en France 3 del programa Secretos de la Historia. "Sí, así es", reconoce Juan Carlos I.
Cuestionado por si piensa que los españoles encajaron peor los regalos económicos que recibió o sus aventuras amorosas, el Emérito responde que "creo que en España el dinero es más importante, pero todo es malo".
El rey emérito Juan Carlos I el pasado 5 de noviembre en O Grove, Pontevedra.
Bern le señala que en su libro dice que "no es un santo" y le recuerda que "un rey está bajo constante escrutinio y siempre es un modelo a seguir". "Recuerdo -dice Juan Carlos I- una frase que mi padre me decía de pequeño: 'Juanito, hasta en el baño te vemos'. De mayor, entendí lo que quería decir".
"¿Pero a veces lo olvidó?", insiste Bern, a lo que Juan Carlos I responde con un "sí". "¿Pero se arrepiente de algo?", le inquiere el entrevistador. Su respuesta es también escueta: "No". "¿Y remordimientos?", continúa el periodista. El rey emérito responde: "No, intento no tener ninguno". "Si tuviera que volver a hacerlo, ¿tendría más cuidado?", continúa el presentador. "Sí, claro", asegura el soberano.
"Pelota de ping pong"
Juan Carlos se ha presentado como víctima de la rivalidad entre su padre y Franco: "Sí, a veces, tenía la impresión de ser como una pelota de ping pong". Pese a todo, su vida en España alejado de su familia para seguir la formación diseñada por Franco la consideraba "en aquel momento normal, porque estudiaba en España" y volvía a casa en vacaciones.
A los 17 años, cuando empezó su formación militar, estuvo seguro de que se quedaría en España. Y, después, cuando fue nombrado como futuro rey, tuvo claro que "había que preparar el futuro y estar tranquilo a la espera que llegase el momento". "Creo que en ese momento teníamos que aceptar lo que pasaba y el momento que había en España. Tuve que aceptar las cosas como venían", afirma.
Sobre su padre, destaca que fue "un consejero fantástico y un amigo después", en su edad adulta como rey: "Lo quise muchísimo, y tengo una sensación de que me ha acompañado desde entonces". En su funeral, pese a que no fue rey, Juan Carlos I decidió que fuera enterrado en El Escorial porque allí es "donde están los reyes" de España.
Por otro lado, Juan Carlos I ha revelado una petición que le hizo el dictador chileno Augusto Pinochet: "Cuando tuve que ir al aeropuerto para recibir a Pinochet (...) en el coche me dijo: 'Alteza, tiene que hacer como Franco, debe hacer exactamente lo mismo. Yo le dije: 'Sí, sí, naturalmente'", pero luego hizo "lo que los españoles verdaderamente querían".
Pilares de la Transición
"Hay que ver a la monarquía como lo que da perennidad y estabilidad a un país. Y sobre todo, es una garantía para la democracia", ha reivindicado en otro momento de la entrevista. El Emérito ha confesado que su "emoción más grande" la reserva para la Constitución, en la que dio "los poderes al pueblo, al Congreso". "Es la única Constitución de Europa con nombre. Se llama la Constitución del rey Juan Carlos".
A la hora de relatar ese camino hacia la democracia, tuvo unas palabras de agradecimiento especial para el cardenal Vicente Enrique de Tarancón, que era el jefe de la Iglesia española cuando el 27 de noviembre de 1975 pronunció el discurso durante el acto de consagración de la Corona en San Jerónimo el Real en Madrid.
Tarancón le pidió que fuese "el rey de todos" y le deseó "acierto" para "abrir caminos del futuro" para ofrecer estructuras jurídico-políticas que permitiesen a los ciudadanos "participar libre y activamente en la vida del país". "Hizo un discurso muy importante, diciendo que había que abrirse al futuro. Me ayudó mucho", ha subrayado Juan Carlos I.
No obstante, ha recordado que su fieles escuderos en la Transición, en la que "nunca" dudó, fueron el presidente de las Cortes (1975-1977) Torcuato Fernández-Miranda y el presidente del Gobierno (1976–1981) Adolfo Suárez. No tenían "un plan", pero juntos cuidaron de "hacer bien las cosas".
"En mi primer discurso (ante las Cortes) dije que íbamos a una democracia y eso. ¿Pero cómo hacerlo?. No lo sabíamos aún. Con diferentes personas, ideamos un plan y empezaron a trabajar bajo mi dirección, y logramos crear una Constitución para todos los españoles", ha relatado. Sobre el líder comunista, Santiago Carrillo, ha dicho que "era un verdadero amigo y un verdadero colaborador".
Un tema que no se podía esquivar en la entrevista es el golpe de Estado del 23 de febrero de 1981. Juan Carlos ha destacado que su discurso televisado en el que defendió la Constitución dio "una sensación de seguridad a los españoles". "No había autoridad civil. Entonces lo pude hacer militarmente (...) Porque realmente tenía autoridad moral sobre los militares. Siempre estuve cerca de ellos y realmente veían en mí a un líder".
