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Tras siete años en la Moncloa, Pedro Sánchez se ha convertido en el único presidente de la democracia que no ha tenido que afrontar ninguna huelga general, con los sindicatos mayoritarios, UGT y CCOO, convertidos en socios de hecho de su "pacto de investidura".

Antes de que se aprobara la Constitución, Adolfo Suárez se enfrentó a dos huelgas generales. Los sindicatos mayoritarios convocaron cuatro contra el Gobierno de Felipe González, una contra el de Aznar y otra contra el de Zapatero.

Y el presidente Mariano Rajoy tuvo que hacer frente a otras dos, a causa de los recortes y reformas que su gobierno se vio obligado a abordar, con España al borde del rescate financiero tras la crisis de 2008. Además de Sánchez, la única excepción a esta norma es Calvo Sotelo, que sólo estuvo un año y nueve meses en la Moncloa.

UGT y CCOO han convocado un paro de dos horas en toda España el próximo 15 de octubre para protestar por la situación en Gaza y por la detención de los miembros de la flotilla de Greta Thunberg y Ada Colau en Israel.

Pero en siete años no han incomodado al presidente Pedro Sánchez con una huelga general, a pesar de los crecientes problemas sociales, como la pérdida de poder adquisitivo de las familias (la inflación acumulada desde 2018 ya roza el 22%), las dificultades para acceder a una vivienda o los casos de corrupción que asedian al Gobierno.

Desde la llegada de Pedro Sánchez a la Moncloa, en junio de 2018, UGT y CCOO han secundado la agenda del Gobierno y se han convertido en miembros de hecho del "bloque de investidura".

Unos socios mucho más leales y fiables que, por ejemplo, Junts o Podemos.

En este período, el Gobierno ha multiplicado por cuatro las subvenciones que el Ministerio de Trabajo otorga a los sindicatos: eran 8 millones de euros en 2019 y han alcanzado los 32 millones en 2025.

El portal Laboro Spain, especializado en Derecho laboral, es más preciso y explica que, tan sólo entre 2020 y 2024, UGT ha recibido 202 millones de euros en subvenciones y CCOO otros 179 millones.

Es la cifra que estos dos sindicatos, sus federaciones y fundaciones han recibido del conjunto de Administraciones públicas (ministerios, comunidades autónomas y diputaciones), según los datos públicos de la Intervención General de la Administración del Estado (IGAE).

Los sindicatos que encabezan Pepe Álvarez (UGT) y Unai Sordo (CCOO) no sólo han respaldado las principales medidas laborales impulsadas por la vicepresidenta Yolanda Díaz, como la reforma laboral, la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) o la fallida reducción de jornada.

También han secundado las causas de más calado político e ideológico del Ejecutivo: desde el Pacto de Estado sobre la Emergencia Climática anunciado este verano por Pedro Sánchez, a las protestas por Gaza, las leyes de Memoria Democrática o la alerta permanente frente a la "ultraderecha".

De este modo, los dos sindicatos mayoritarios han borrado el perfil reivindicativo que les llevó a convocar 10 huelgas generales contra los anteriores gobiernos de la democracia.

En su lugar, UGT y CCOO prefirieron convocar el pasado 2 de febrero manifestaciones en toda España contra la decisión del PP, Vox y Junts de tumbar en el Congreso de los Diputados el decreto ómnibus (que incluía la revalorización de las pensiones, pero también el regalo al PNV de un palacete en París).

Aquella convocatoria se saldó con un sonoro fracaso: a pesar de que UGT y CCOO suman cerca de dos millones de afiliados en toda España, según sus cifras oficiales: apenas lograron reunir a 500 personas en Madrid (según la Delegación del Gobierno) y otras 300 en Barcelona (según la estimación de la Guardia Urbana).

Cada vez más acuciado por los escándalos de corrupción que afectan a su círculo más cercano, el presidente Pedro Sánchez respaldó públicamente las protestas contra el "genocidio" en Gaza, que obligaron a suspender la última etapa de la Vuelta Ciclista.

También en este caso, UGT y CCOO han decidido sumarse al llamamiento: han convocado para el día 15 un paro laboral de dos horas en toda España, con el fin de que los trabajadores puedan mostrar su "solidaridad con los ciudadanos palestinos, que están sufriendo una masacre y un genocidio".

Como un gesto más simbólico, UGT desplegó la semana pasada desde su sede nacional en Madrid una gigantesca bandera palestina de siete metros de altura.

Ambos sindicatos también han asumido como propia la iniciativa de la vicepresidenta Yolanda Díaz para reducir la jornada laboral a 32 horas semanales.

Pepe Álvarez y Unai Sordo se encerraron el pasado día 9 en la parroquia de San Carlos Borromeo, en Vallecas, durante unas horas para protestar por la decisión de PP, Vox y Junts de votar en contra de la admisión a trámite del proyecto de ley.

"La derecha nacionalista española y la catalana van a dejar a un lado sus banderas, sus pulseritas y sus himnos, y se van a poner de acuerdo para joder a la clase trabajadora", denunció desde allí Unai Sordo.

Unai Sordo (CCOO) y Pepe Álvarez (UGT), el pasado día 9 durante su encierro en una iglesia de Vallecas.

De este modo, durante la actual legislatura CCOO y UGT ya han convocado más protestas contra la oposición, que contra el Gobierno.

Pepe Álvarez se mostró más explícito hace un año, al ser reelegido secretario general de UGT: “Tenemos que defender a este Gobierno, que es un gobierno democrático y legítimo”, señaló, ya que “sin este Gobierno no habrían sido posibles” medidas como la reforma laboral o la subida del SMI.

Y el pasado mes de marzo, defendió el traspaso de las competencias de inmigración y extranjería a la Generalitat, prometido por Pedro Sánchez para que Junts apoyara un decreto en las Cortes.

Esta medida, argumentó Álvarez, "no va a generar ningún tipo de discriminación, ni privilegio, ni maltrato, ni trato mejor", a pesar de que responde al discurso xenófobo del partido de Puigdemont, equiparable al de Vox (y llevado al último extremo por Aliança Catalana).

El primer presidente de la democracia, Adolfo Suárez, tuvo que afrontar dos huelgas generales (en noviembre de 1976 y abril de 1978), en un período económico especialmente convulso, en el que la inflación llegó a alcanzar un 26% anual, lo que le llevó a impulsar los Pactos de la Moncloa.

La adscripción socialista de Felipe González no impidió que los sindicatos mayoritarios organizaran cuatro huelgas generales contra las medidas liberalizadoras de la economía que emprendió su Gobierno.

La primera, celebrada el 20 de junio de 1985, fue convocada por CCOO y otros sindicatos (sin el respaldo de UGT) contra la reforma de las pensiones, y se llevó por delante al entonces todopoderoso ministro de Economía Miguel Boyer.

UGT sí respaldó las otras tres huelgas generales convocadas contra la reforma laboral y la reforma del subsidio de desempleo impulsadas por los gobiernos de Felipe González.

La primera huelga general convocada contra el Gobierno de Aznar llegó en junio de 2002, cuando el político popular llevaba seis años en la Moncloa. UGT y CCOO impulsaron también un paro nacional de dos horas, el 10 de abril de 2003, contra la implicación de España en la guerra de Irak.

Los sindicatos mayoritarios convocaron el 29 de septiembre de 2010 la primera huelga general contra el Gobierno de Zapatero (que llevaba en ese momento seis años y medio en la Moncloa) por su decisión de congelar las pensiones y recortar el sueldo de los funcionarios,  a causa de la crisis financiera de 2008.

En el mismo contexto económico, los sindicatos convocaron la primera huelga general contra el Gobierno de Rajoy el 14 de noviembre de 2012, cuando el político gallego llevaba sólo un año en la Moncloa.