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"Hoy ha perdido la oportunidad de disipar las dudas, de encapsular la crisis. Nuestra confianza va camino de la UCI", le dijo la portavoz del PNV, Maribel Vaquero, a Pedro Sánchez.

Hacía referencia así a la situación delicada en la que sigue estando el presidente del Gobierno, aunque haya superado el difícil escollo de su comparecencia en el pleno de la corrupción celebrado ayer en el Congreso.

Moncloa cree que ha ganado impulso hasta septiembre. Que Pedro Sánchez ha navegado la tormenta por el machismo y la presunta corrupción de José Luis Ábalos, Santos Cerdán y Koldo García y de, en el último momento, Francisco Salazar.

Los socios le proporcionaron respiración asistida este miércoles en el Congreso para poder tirar hasta el próximo auto judicial, la próxima declaración ante el juez o el próximo informe de la UCO. Incluso fueron menos duros de lo que el equipo de Sánchez esperaba.

Pero sigue en una situación delicada de la que sólo le salva el rechazo de sus socios a PP y Vox, que es el pegamento del bloque que le dio la investidura.

De hecho, él mismo admitió que ha perdido la mayoría progresista, y pudo ver en esa comparecencia y en la de la tarde referida al gasto militar, que Podemos se ha alejado definitivamente.

Incluso Yolanda Díaz actuó como portavoz de su grupo frente al presidente del Gobierno al que pertenece, en lo que supone una intervención insólita de una vicepresidenta.

Díaz, que acababa de perder a su padre, pidió impulso para las medidas sociales, pese a que tienen dudosa viabilidad porque el Gobierno necesita también el voto de Junts.

El mar amaina, pero el escándalo sigue presente, con un secretario de Organización del PSOE encarcelado y otro imputado, pero el presidente del Gobierno ha superado el escollo más difícil: el de la comparecencia ante el Congreso.

Sánchez se esfuerza en sostener que el caso se queda sólo en tres miembros del PSOE, pero nadie puede garantizar en el Gobierno y en el partido que el escándalo no avanzará. Ni sus socios lo creen y, por eso, dejan puertas de salida de emergencia abiertas.

Pero de momento, se cumple la máxima tactista de Sánchez: ganar una semana. O un mes, si se tiene en cuenta que llegamos a agosto. Y para septiembre es posible que avancen procedimientos judiciales que afectan al PP, y entonces es posible que el mar esté más calmado para el PSOE.

Fuentes del Gobierno siguen admitiendo que será muy difícil cumplir el propósito de apurar la legislatura y llegar a 2027, pero añaden que para Sánchez es un alivio cada vez que Alberto Núñez Feijóo desperdicia una bola de partido o falla un gol con la portería vacía, según el deporte que se utilice para la metáfora.

En Moncloa se felicitan porque siguen sin cumplirse los presagios sobre el fin inmediato de la vida política de Sánchez.

Y no será porque la crisis no sea muy grave, porque el propio presidente admitió este miércoles que encontró motivos suficientes para dimitir, aunque luego fue convencido por las personas con las que habló. Entendió por un momento que su responsabilidad política llegaba hasta ahí.

El pleno de ayer sirvió para constatar hasta qué punto el principal activo de este Gobierno es Vox. Gracias al partido de Santiago Abascal, el bloque de investidura tiene cemento para no romperse, aunque se agriete por momentos.

Ninguno de los socios está dispuesto a acabar con el Gobierno de coalición porque ninguno quiere aparecer como el que abre la puerta a la derecha y la ultraderecha.

"¿Si dos días antes del debate, Vox anuncia que deportaría a millones de personas, quién va a querer aparecer como el que ha favorecido un Gobierno pactado con Vox?", pregunta retóricamente un miembro del Gobierno.

Como en los años 90

Y de eso vive Sánchez.

Idéntico a cuando a principios de los años 90 Julio Anguita denunciaba los GAL y la corrupción del PSOE de Felipe González y era acusado de hacer "pinza" con el PP de José María Aznar y abrir la puerta de la Moncloa a la derecha.

Ahora, además, la ultraderecha es fuerte en el Congreso y en las encuestas y su discurso hace más difícil a la izquierda y a los nacionalistas justificar que fuerzan el final de este Gobierno.

Por ejemplo, el PNV no para de emitir señales sobre su incomodidad con Sánchez, pero al tiempo no puede ser el que facilite el Gobierno al PP y a Vox. Además de que en Euskadi depende de los socialistas y de que no para de recibir reproches y manotazos del PP, en lugar de señales de acercamiento.

En este debate, el partido de Aitor Esteban se ha dejado una puerta abierta para poder escapar si las cosas se ponen peor en un futuro inmediato.

De hecho, a través de su portavoz parlamentaria planteó ayer que el presidente debe dar explicaciones o pasar a la siguiente fase: elegir entre elecciones anticipadas, cuestión de confianza o dimisión para dejar paso a otro.

Míriam Nogueras, la portavoz de Junts, también lanzó una amenaza a Sánchez: "No estamos aquí para apoyar esta farsa. Usted está en prórroga, y la prórroga no dura toda la legislatura".

ERC está incómodo, pero espera que la próxima semana se firme el acuerdo que desarrolla el pacto sobre el llamado concierto fiscal para Cataluña que permitió hace un año la investidura de Salvador Illa al frente de la Generalitat.

Aun así, Gabriel Rufián, advirtió de que si el asunto de la corrupción escala, Sánchez debería convocar elecciones.

Presupuestos imposibles

Los socios no acaban con el Gobierno, pero tampoco es fácil que estén dispuestos a avanzar en las relaciones con el Gobierno. Es decir, que Moncloa sueña con poder aprobar Presupuestos para 2026 como sustitutivo de una cuestión de confianza, pero admiten que es muy difícil en la tesitura actual.

Por ejemplo, creen que Podemos es ya irrecuperable, que ya ha pasado a la oposición total con las banderas de la corrupción y el aumento de gasto militar.  Las intervenciones de Ione Belarra este miércoles lo dejan claro. Y sin Podemos no hay Presupuestos.

"El circo del bipartidismo corrupto que hemos visto esta mañana no tapa su impotencia, que Feijóo no puede impulsar una moción de censura y que Sánchez no puede presentar una moción de confianza. Ninguno tiene números", dijo Belarra.

Pero en septiembre ya buscará algo Sánchez para seguir tirando.

El debate sirvió para volver a ver el rechazo mutuo entre Sánchez y Feijóo y su capacidad para despedazarse con todos los argumentos posibles, sin líneas rojas ni limitaciones.

Sánchez insistió en las relaciones del presidente del PP con el narcotraficante Marcial Dorado, con una frase tremenda dirigida contra Feijóo: "Usted es el único de aquí que ha mantenido una relación estrecha con una delincuente con sentencia firme".

Y el líder del PP respondió con un argumento que hasta ahora no había usado nunca: los negocios de "saunas" de su suegro.

Según el Gobierno, utilizar eso se volvió contra el líder del PP y sirve para cohesionar a los socialistas y a los propios socios.

Del otro lado, el PP oficial explica que es lo que querían escuchar las bases y, sobre todo, los votantes de Vox, que pueden ver en Feijóo al único antisanchista con opciones.