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La "ejemplaridad" de las cuentas del PSOE ha sido uno de los grandes mantras repetidos por Pedro Sánchez desde que saltó el escándalo de presunta corrupción de Santos Cerdán.

El presidente ha insistido, en sus dos comparecencias en Ferraz, en que las cuentas del partido son auditadas "rigurosamente" desde 2020, que los resultados son positivos y que "el PSOE es el partido con los niveles de transparencia más elevados de nuestro país".

Sin embargo, las auditorías no examinan elementos clave como las subvenciones públicas, las donaciones privadas o los préstamos bancarios. Tampoco se audita el informe de la revisión del sistema de control interno.

Así lo especifica, taxativamente, el informe de la auditora ECOVIS Grosclaude & Partners que cada año desde 2020 cuelga el PSOE en su página web. Aunque el informe de 2024 todavía no está disponible, lo previsible es que siga el modelo de los años anteriores.

Según el informe, la "opinión de auditoría sobre las cuentas anuales no cubre" todos esos apartados expuestos. Se limita, entonces, a fiscalizar las cuentas anuales, que incluyen la cuenta de resultados y la memoria anual, pero sin entrar en el detalle de si los elementos excluidos reflejan la realidad.

Por lo tanto, se trata de una auditoría que no tiene acceso a información clave para detectar irregularidades. Por ejemplo, no se conoce quién realiza las donaciones privadas y estas no se auditan.

Lo llamativo de todo ello es que, a pesar de lo poco que abarca, los informes de las auditorías del PSOE suelen estar plagados de salvedades.

En el último disponible, el de las cuentas de 2023, explica que el balance de situación y la cuenta de resultados agregados de los grupos municipales del PSOE no se ha podido corroborar. "No nos ha facilitado la documentación justificativa que nos permita verificar la integridad y razonabilidad de los saldos y transacciones", asegura el auditor en su informe.

En el mismo informe también explica que el partido tiene un epígrafe de 'Provisiones a largo plazo' del pasivo no corriente basado en estimaciones y cálculos del propio partido "que no cumplen con las condiciones necesarias para ser reconocidas como tales".

Esto hace que las cuentas estén sin cuadrar y que la auditoría detecte que "los resultados del ejercicio 2023 se encuentren sobrevalorados en 5.539 miles de euros". Es decir, que para la auditoría están sobrevalorados en 5,5 millones de euros.

Este tipo de informes contrasta notablemente con la defensa de las cuentas del PSOE que está haciendo Pedro Sánchez estos días. El presidente también anunció que las sometería a un nuevo examen de otra auditoría externa, aunque dispondrá de poca información si sigue el mismo patrón.

Además, por definición, una financiación en B no aparece en las cuentas anuales del partido y la auditoría no podría detectarlas.

Las donaciones privadas

Otro de los aspectos llamativos y que está incluido dentro de esas partidas que no son auditadas son las donaciones privadas. En 2023, el PSOE recibió 284.854,52 euros de donaciones y legados, pero no se sabe de dónde salió ese cuarto de millón.

Según la ley que regula la financiación de los partidos políticos, las distintas formaciones tienen que hacer público quién es el donante o legatario de las donaciones que superen los 25.000 euros. Esa información, además, tiene que ser remitida al Tribunal de Cuentas.

El PSOE, en cambio, no publica la lista de sus donantes. La justificación sería que ninguno de ellos supera los 25.000 euros.

Esto produce una pescadilla que se muerde la cola, por la cual es imposible saber si las donaciones se están troceando para evitar un control sobre ellas. Como la auditoría no entra en las donaciones y al Tribunal de Cuentas se le niega la identificación del donante por ser inferior a 25.000 euros, no se sabe realmente nada de los donantes.

Esto es una práctica que sucede no sólo en el PSOE, sino también en el resto de partidos. Desde el Tribunal de Cuentas se ha reclamado en varias ocasiones cambiar este tipo de situaciones, pero los partidos que tienen que aprobar las leyes son los mismos que tendrían que someterse al escrutinio, por lo que no prospera.