El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, descarta, por ahora, hablar con Carles Puigdemont en el marco de los contactos para su investidura a pesar de que sí mantuvo una conversación telefónica este miércoles con el líder de ERC, Oriol Junqueras. 

El líder del PSOE ha explicado este jueves en los corrillos tras la recepción en el Palacio Real por la Fiesta Nacional que su intención es hablar "con los grupos parlamentarios" para llegar a un acuerdo para ser investido presidente. "Yo me reúno y hablo con los grupos", ha respondido a los periodistas. 

Tras ser preguntado por qué sí habló con Oriol Junqueras si no es diputado ni portavoz de ERC en el Congreso, Sánchez ha explicado que fue una conversación "coherente" porque el PSOE lleva cinco años colaborando con ERC y tiene con este partido "una base de trabajo y de conversación". También ha destacado que la relación del PSOE con ERC es distinta que la que tiene con Junts. 

Pitada a Pedro Sánchez en el 12-O

Sobre si tiene previsto hablar con el líder de EH Bildu, Arnaldo Otegi, dentro de la ronda de contactos para su investidura, Sánchez se ha limitado a insistir en que va a reunirse y a hablar con los grupos parlamentarios. 

Precisamente este viernes el líder de los socialistas finaliza la ronda de contactos en el Congreso con sendas reuniones con las portavoces parlamentarias de EH Bildu, Mertxe Aizpurua, y Junts, Míriam Nogueras. El apoyo de Junts, partido de Puigdemont, es clave para que la investidura salga adelante.

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Tras el besamanos, los invitados han pasado a varias salas, donde se servía el cóctel, por lo que los grupos estaban más separados que en otras ocasiones. Sánchez estaba en el centro en una de las salas, algo aislado y custodiado por algún ministro.

Los cargos del PP estaban en una sala contigua, donde se han juntado varias generaciones, de Esperanza Aguirre a Dolores de Cospedal, pasando por José Ignacio Wert y Rafael Catalá. El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida ha presentado a los asistentes a su novia, Teresa Urquijo.

Esteban todos los presidentes autonómicos del PP y varios alcaldes destacados, como María José Catalá (Valencia) y Paco de la Torre (Málaga).

  

"Calentar la calle"

Sobre las pitadas, abucheos y gritos de "fuera, fuera" y "que te vote Txapote" que ha recibido a su llegada al desfile del 12-O, Sánchez los ha achacado a la "frustración" del Partido Popular tras el fracaso de la investidura de Alberto Núñez Feijóo. "El problema lo tiene el PP que no entiende que España es de todos. Debe de ser muy frustrante", ha opinado.

El líder del PSOE ha recordado que el 23 de julio los españoles "les dijeron que no", por lo que comprende, ha dicho, que desde entonces sientan cierta frustración. "Los símbolos, la bandera y la Fiesta Nacional somos todos, no sólo ellos", ha proseguido Sánchez, que considera que PP y Vox "no aceptan que España" es más amplia. 

"Lo grave es que los insultos y el "que te vote Txapote" lo digan dirigentes del PP y Vox. No es grave que lo diga la gente, porque los alientan", ha añadido. 

En ese punto ha acusado a los populares de hacer una oposición "muy destructiva", de haberle montado dos manifestaciones (en alusión al mitin del PP en Madrid el 24 de septiembre y la del 8-M organizada por Societat Civil) y de "calentar la calle".

Sánchez también ha dejado claro que está trabajando "para que no haya elecciones" y ha lamentado que el PP no asuma la situación política que vive España y que salió de las urnas el pasado 23 de julio. 

Ha asegurado que las negociaciones son "complejas" pero que avanzan y es optimista en cuanto al resultado final porque los españoles "votaron que no hubiera Gobierno del PP y Vox".

Por su parte, Feijóo ha señalado en los corrillos que el PP "ha hecho la España diversa" y que no se merecen "la difamación" de decir que ellos están detrás del abucheo. También ha asegurado que luchará contra una posible amnistía con todos los mecanismos que ofrece el Estado de derecho.

Entre los dirigentes del PP se ha comentado el cambio de ubicación del desfile para ampliar la distancia con el público, así como la llegada "discreta" de Sánchez para evitar pitidos y abucheos.