Bruselas

Nueve meses después, Fernando Grande-Marlaska compareció ante el Parlamento Europeo para dar su versión de los hechos que terminaron en decenas de muertes ante la frontera de Melilla. Pero lo hizo por videoconferencia, sin una versión propia y cambiándole de nombre: la "tragedia de Nador, Marruecos".

El ministro del Interior se ganó los reproches de todos los grupos de la Comisión de Libertades Civiles del Parlamento Europeo (LIBE), salvo los de la extrema derecha. Tres fueron los ejemplos: por un lado, Patricia Chagnon, de Identidad y Democracia (ID), donde se integra la Agrupación Nacional de Marine Le Pen, felicitó al ministro español "a pesar de su ideología", por "defender las fronteras de su país".

Por otro lado, el partido húngaro Fidesz está entre los No Inscritos, desde que el Partido Popular Europeo expulsó a la formación del autócrata Viktor Orbán de sus filas. Su representante Balázs Hidvéghi celebró que "España tenga verjas en sus fronteras externas, como las que quiere construir Hungría" en su borde oriental, con Ucrania.

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Y le preguntó a Marlaska si la Presidencia española del Consejo, dentro de tres meses, les apoyará en su petición para que la Comisión se las financie. Este jueves hay cumbre de jefes de Estado y de Gobierno y, en la última -el pasado febrero-, Hungría arrancó este compromiso. España está comprometida con aprobar el nuevo Pacto de Migración y Asilo durante sus seis meses al frente de la UE, y fuentes de la delegación de Moncloa admitieron su aquiescencia a la cesión.

El tercer ejemplo es el de los ultraconservadores de ECR, el grupo en el que se encuadra Vox. Según fuentes de la Eurocámara, la razón de que ningún representante de esta formación interviniera durante la comparecencia "es que su portavoz, Jorge Buxadé, no le quería dar la razón" a Marlaska. 

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Pero decíamos que el ministro comparecía "con nueve meses de retraso", como le reprocharon desde los populares, en palabras del neerlandés Jeroen Lenaers, a sus socios de Unidas Podemos, por boca de Sira Rego. Sólo el portavoz español del PSOE le dio total credibilidad al ministro, quien fue reprendido por "esconderse tras la versión marroquí", que "no es un socio fiable en temas migratorios", según lamentaba Maite Pagazaurtundua, a la salida.

¿Rectificación de la BBC?

También decíamos que declaraba Marlaska, después de negarse a hacerlo hasta dos veces, por videoconferencia. "Ha sido para que no pudiéramos repreguntar", lamentaba una eurodiputada a la salida. "Después de tanto tiempo pasado desde los hechos, me habría gustado haber visto en usted algún reconocimiento de errores y alguna lección aprendida", le reprochó la portavoz de los Verdes, Tineke Strik.

En su alocución inicial, el titular de Interior había defendido que "nunca" debió producirse la tragedia ante la valla de Melilla, en junio del pasado año. Eso sí, la atribuyó a "un grupo de más de 1.700 personas que actuaba de manera organizada, violenta y fuertemente armada". En esas circunstancias, dijo, hay que enmarcar la actuación "proporcional y necesaria" de las fuerzas de seguridad, "tanto marroquíes como españolas".

En la represión del asalto al puesto fronterizo del Barrio Chino de Nador murieron, al menos, 23 personas. Fuentes independientes de ONG que trabajan en el terreno amplían esta cifra a más de 40. Por su parte, el Gobierno de Marruecos inició los enterramientos al día siguiente de los hechos, además de que nunca ha informado de autopsias.

Pero el ministro evitó responder, no menos de tres veces, a preguntas explícitas sobre si España da por buenos los datos marroquíes. "¿Han preguntado siquiera al Gobierno de Rabat?", planteó la liberal Pagaza.

Marlaska defendió a los 120 agentes de la Guardia Civil. "Al menos 55 de ellos acabaron heridos, algunos de gravedad", expresó. Y aprovechó el cierre de las investigaciones del Defensor del Pueblo y de la Fiscalía para dar el asunto por terminado. Aunque se le cuestionó por si su departamento ha hecho seguimiento del caso, o se ha puesto en contacto con las familias de las víctimas, no respondió.

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"Fueron unos hechos trágicos que nunca debieron de haberse producido", afirmó al tiempo que repetía que fueron "en Nador, Marruecos". Y que "sólo muy tangencialmente, ocurrió algo en territorio europeo". Nunca, en cualquier caso, algún "fallecimiento, denegación de auxilio o expulsiones ilegales de España".

En este punto, el ministro dijo insistentemente que "la BBC, que no suele rectificar, lo ha hecho", en un intento de desmentir el informe emitido por esta cadena pública británica, y elaborado gracias a una investigación de Lighthouse Reports.

Ni Marlaska explicó cuál ha sido esa rectificación ni este periódico la ha localizado. Aquel documental mostraba vídeos que ponen en duda la cuenta de 23 fallecidos ofrecida por las autoridades marroquíes, y ubica "cuerpos inertes" en territorio español. Así sigue constando en la versión original en inglés.  

Los datos

Grande-Marlaska sí dio detalles de las horas previas: el pasado 24 de junio la Gendarmería marroquí lanzó a las 5.00 hora local el aviso a la Guardia Civil de que "un grupo muy numeroso, de entorno 1.700 personas, se dirigía hacia el vallado".

Después, en torno a las 8.00 horas, señaló, "el grupo logró acceder al recinto de seguridad del Barrio Chino de Nador, por el lado marroquí". Según el ministro, "las grabaciones muestran una actitud hostil y violenta, así como el uso de radiales, palos y mazas que obligaron a replegarse a las fuerzas de seguridad marroquíes y españolas".

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Según esta versión, con la finalidad de entrar en territorio español, el grupo comenzó a "ejercer violencia", una parte "trató de abrir las compuertas para entrar en el territorio español y otra menor [...] en el tejado del recinto fronterizo desde donde se hostigó a las fuerzas de seguridad españolas".

Según Marlaska, en todo momento había una ambulancia "a menos de 30 metros", en el lado español de la frontera. Pero a las preguntas de Miguel Urban (Anticapitalistas) sobre por qué no se atendió a los heridos en la zona de tránsito, tampoco respondió el ministro. "Los guardias civiles lograron contener la violencia y, después, se inició el proceso de rechazo en frontera, respetando los derechos humanos".

Solamente 134 personas lograron acceder a España, y se dispersaron, dijo Marlaska, solicitando asilo. "En ningún caso se impidió la solicitud de protección internacional", repuso el ministro. Aunque lo cierto es que la legislación española señala que el intento de superar con violencia una infraestructura fronteriza "no constituye un punto habilitado para solicitar asilo", admitió Marlaska.

Reproches del ministro

El titular de Interior tuvo una intervención muy bronca. A la salida, eurodiputados de varias nacionalidades lo comentaban en pasillos con los españoles. No sólo arremetió contra "el populismo y las soluciones demagógicas" de la oposición española, sino que señaló personalmente a Esteban González Pons (PP) y a Maite Pagaza (Cs), a la que le llegó a advertir: "Si usted sigue diciendo eso, aténgase a su responsabilidad".

Incluso Grande-Marlaska puso deberes a la Comisión LIBE, ante la que comparecía. La preside su amigo y colega Juan Fernando López Aguilar, y actualmente está inmersa en la negociación interna para tres reglamentos que deben incluirse en el Pacto de Migración y Asilo. 

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A menos de una semana de que se deban presentar estos trabajos, que pilotará después el mismo ministro desde la presidencia española, su tono no ayudaba. "La imagen que ha dado ante los eurodiputados de los Veintisiete", lamentaba un europarlamentario español, "ha sido terrible".

Marlaska sí presumió de los acuerdos de nuestro país con los países de origen y tránsito, que datan de hace casi tres décadas. "Somos ejemplo para la Unión Europea", defendió, "y es esa mezcla de responsabilidad y solidaridad en la que nos tenemos que basar". Según el ministro, Europa necesita fomentar la migración regular y perseguir la impulsada por las mafias.

"El fenómeno migratorio ha venido para quedarse, señores eurodiputados", espetó Marlaska. "Así que pueden permanecer en la demagogia o ponerse en la solución". Y a eso precisamente se agarraba el eurodiputado húngaro de Fidesz, para solicitar el apoyo de España a "construir infraestructuras" fronterizas.

Sobre las vallas en Ceuta y Melilla, el ministro español recordó que están "desde tiempo, digamos, inmemorial". Y que fue su Gobierno el que quitó las concertinas y las sustituyó por"elementos menos agresivos" pero que, "en todo caso, disuaden a los inmigrantes irregulares y protegen las fronteras".