La renovación del Tribunal Constitucional (TC) da esperanza a Alberto Rodríguez. El exsecretario de Organización de Podemos, diputado hasta noviembre de 2021 y actual candidato de Proyecto Drago, lleva alejado del Congreso desde que Meritxell Batet le retiró el acta parlamentaria. La presidenta de la Cámara Baja le quitó el escaño tras una sentencia del Supremo; Rodríguez presentó un recurso al TC y todo se quedó estancado. Parece que por poco tiempo.

El nuevo TC cuenta con una mayoría progresista de siete vocales frente a cuatro, además de la declarada voluntad de su presidente, Cándido Conde-Pumpido, de reactivar varios de los recursos pendientes. El de Rodríguez es uno de ellos, e importante, dado que el Congreso de los Diputados lleva un año con un escaño vacío.

La tramitación de algunos recursos de amparo "se encuentra seriamente retrasada" y es una de las prioridades del nuevo tribunal. Para ello, Conde-Pumpido ha ordenado este plan de choque a su secretario general, Andrés Gutiérrez; el secretario general adjunto, Juan Carlos Duque; y el letrado adscrito al presidente, Ignacio Sánchez Yllera. También contratará a ocho nuevos colaboradores.

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El Supremo le impuso a Rodríguez una pena de un mes y medio de prisión que luego fue sustituida por una multa de 540 euros que pagó en el momento. Además, la Sala de lo Penal le impuso otra pena, de carácter accesorio: la inhabilitación para el derecho de sufragio pasivo. Es decir, para el derecho a ser elegido para un cargo público.

El 22 de octubre de 2021 Batet adoptó esta orden sin esperar a la Mesa del Congreso. La expulsión de Rodríguez, uno de los símbolos de Podemos, desató quizá la mayor tormenta política que ha vivido el Gobierno de coalición, con choques constantes entre los socios (e, incluso, entre los propios morados) y tensiones entre el Poder Judicial y el Legislativo.

Desde entonces, Rodríguez ha recurrido varias veces al TC contra la decisión de Batet de retirarle el acta y contra la propia sentencia del Supremo, que concluyó agresiones a un policía durante una manifestación celebrada en 2014 en (La Laguna) Tenerife, aunque él siempre lo ha negado. No era la primera vez que se veía envuelto en casos similares, pero Unidas Podemos siempre lo ha defendido.

"Espero lo vea pronto, es evidente que hay una urgente necesidad porque se va a acabar la legislatura y si no se repone el escaño de Alberto en esta legislatura no se podrá reponer nunca [...] La única institución que ha dicho que hay que privarle del escaño es la presidenta [Batet] porque el Supremo no lo ha dicho, los servicios jurídicos del Congreso no lo han dicho y la sentencia tampoco lo dijo", declaró el portavoz adjunto del grupo, Enrique Santiago.

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El escaño vacío

Al curioso caso de Alberto Rodríguez se suma otro problema. El tinerfeño llegó a ser número 3 y uno de los diputados más respetado de Podemos, pero se dio de baja del partido después de que le retiraran el acta. La razón: se sintió defraudado la actitud de los morados, aparentemente más preocupados por recuperar el escaño que corriera la lista y la siguiente candidata ocupase el asiento– que por combatir lo que él siempre ha defendido como una injusticia.

Desde entonces, el enfrentamiento está servido. En su retiro Rodríguez fundó un nuevo partido, Proyecto Drago, junto a uno de los asesores de Yolanda Díaz y compitiendo electoralmente con Podemos en las próximas elecciones Canarias.

De cumplirse los pronósticos de Podemos esto generaría una situación peliaguda, ya que Rodríguez estaría recuperando un escaño para un partido al que no pertenece. Uno contra el que piensa competir y por el que ya no siente ningún aprecio.