En las últimas semanas han cambiado algunas cosas sustanciales en el Gobierno de coalición, aunque no hayan trascendido todas. No es sólo que haya tenido que rectificar todos sus planes para la segunda parte de la legislatura y que en los despachos de Moncloa y los ministerios se hayan enviado a la trituradora todos los documentos que preveían una ofensiva de año y medio para impulsar y rentabilizar la recuperación económica.

Tampoco que algunos ministros y altos cargos den muestra de preocupación y casi depresión por lo que se nos viene encima por las consecuencias de la guerra de Ucrania.

Es un cambio en el funcionamiento de una de las dos partes del Gobierno de coalición, la de los representantes de Unidas Podemos. Es un cambio organizativo y de funcionamiento, pero también es el inicio de una nueva etapa con mucha repercusión en la política nacional.

Básicamente, según diferentes fuentes del Ejecutivo, la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, ha decidido dar un paso adelante y liderar de facto el espacio electoral a la izquierda del PSOE, que incluye a Podemos, a Izquierda Unida y, muy probablemente, a otras formaciones o grupos de ese espacio ideológico.

El paso se concreta en haber establecido un nuevo sistema de funcionamiento interno y el haber iniciado ya lo que Yolanda Díaz llama el “proceso de escucha”, es decir, su recorrido por España durante meses para empezar a aglutinar apoyos a su futuro proyecto electoral.

Lo primero busca coordinar a los cinco ministros de este espacio político, evitar las disensiones públicas con mensajes unificados y asegurar la coalición con el PSOE.

Giro en el discurso

El cambio ha ido acompañado de un giro en el discurso público de Yolanda Díaz, al hablar este jueves de gravar a las compañías eléctricas, muy en la línea de las posiciones de Unidas Podemos, según fuentes de la formación morada.

Justo ocurre en el momento en el que Unidas Podemos tiene que asumir la realidad de una guerra en la que el Gobierno del que forma parte tiene una posición muy activa. Y, además, tiene que renunciar a postulados que esperaba lograr al final de la legislatura como la subida de impuestos para rentas altas y, a cambio, debe tragarse bajadas de impuestos y, sobre todo, algo tan simbólico como el aumento del presupuesto militar.

Que el “Gobierno más progresista” tenga que acabar bajando impuestos y subiendo el gasto militar, algo totalmente imprevisto, es una perspectiva muy real que hace que, en estos momentos, Unidas Podemos mantenga un nuevo pulso con Pedro Sánchez para evitar que el PSOE pacte con la derecha medidas económicas y hacer que vuelva al bloque de la investidura. Aunque esta vez sea especialmente difícil.

Por si fuera poco, Unidas Podemos tiene que tragarse también el cambio en la posición respecto al Sáhara. También este movimiento de Sánchez asfixia a Yolanda Díaz y la atrapa entre su voluntad de mantener la coalición y la presión de sus bases y de sectores de Podemos.

La idea, explican fuentes de la vicepresidencia segunda, es fortalecerse ante la parte socialista del Gobierno en este momento especialmente delicado en el que Sánchez pone sobre la mesa esas medidas.

Y en esa situación, Díaz debe liderar un espacio que en todas las sucesivas elecciones celebradas desde 2019 ha ido perdiendo votos a chorros y las encuestas apuntan también caídas sostenidas.

Aniversario inadvertido

Ha coincidido en el tiempo con el momento en el que se cumplía un año de la salida de Pablo Iglesias del Gobierno. El martes 15 de marzo pasó inadvertido el aniversario del momento en el que el fundador de Podemos anunció su salida del Gobierno para ser candidato en las elecciones autonómicas de Madrid, lo que, finalmente, terminó siendo el paso hacia su retirada de la política. Al menos de su retirada de la política institucional porque, para incomodidad de Yolanda Díaz, sigue siendo quien en gran medida marca el camino.

De hecho, ese liderazgo que mantiene Iglesias es una de las razones del paso adelante de Díaz.

Hace un año, Iglesias señaló con su dedo como sucesora a Yolanda Díaz. Para ser vicepresidenta y encabezar a los ministros de Unidas Podemos y también para preparar una candidatura para las generales previstas en 2023.

Fue vicepresidenta, pero en realidad nunca terminó de asumir ese papel. Sí lo hizo para ser la interlocutora de Pedro Sánchez y mediar cuando se producían tensiones, pero ha evitado en los últimos meses crear una estructura orgánica de toma de decisiones y hasta ha coqueteado con la idea de dejar fuera a Podemos de su futuro proyecto.

Unidas Podemos tiene un instrumento que es la Mesa Confederal, con presencia de Podemos, Izquierda Unida y todas las demás marcas del espacio político. Díaz se resistió a utilizarla como instrumento, según fuentes de Podemos.

Le pidieron también que hiciera regularmente reuniones con los ministros designados por Unidas Podemos, pero también se resistió.

Ahora, la vicepresidenta segunda ha aceptado, ya ha celebrado dos reuniones de este tipo y pretende celebrarlas cada semana. Están presentes los cinco ministros y sus secretarios de Estado.

Las reuniones

La primera la convocó la pasada semana en el momento de mayor tensión en la coalición por la guerra de Ucrania. Ione Belarra e Irene Montero se sumaron a la tesis de no enviar armas a Ucrania y dijeron el domingo lo de “partido de la guerra”.

Ese lunes hubo una primera conversación telefónica de Montero y Félix Bolaños en la que coincidieron en valorar que se había tensado demasiado la cuerda, sobre todo, al anunciar que la manifestación del 8-M tendría como lema el “No a la guerra”. Montero rectificó lo de la manifestación y ofreció que la portavoz de Podemos, Isa Serra, dijera que no se referían al PSOE y los socialistas hicieron salir a Felipe Sicilia para aflojar la tensión.

Y Díaz y Belarra se reunieron con Sánchez para pactar una tregua política sobre la guerra, en el episodio que más cerca ha estado de acabar con la coalición. Ese día se reunieron por primera vez los ministros y secretarios de Estado de Unidas Podemos para coordinar su posición. El mensaje de Díaz fue el de la necesidad de "no tensar la cuerda" de la coalición, mantener el apoyo a Sánchez sobre la guerra y evitar las críticas públicas sobre lo que se discrepa con el presidente del Gobierno.

Han vuelto a hacerlo este martes a la hora de comer, tras reunirse con Sánchez para expresarle su rechazo al aumento del presupuesto de Defensa. Del encuentro con sus ministros y secretarios de Estado salió una propuesta con medidas concretas para el futuro decreto que pretende aprobar el Consejo de Ministros el 29 de marzo. Belarra presentó el miércoles esas propuestas en la sede de su ministerio, al tiempo que Díaz estaba sentada en la mesa de negociación con el PP. Lo hicieron, precisamente, para marcar posición propia frente al PSOE.

Esa forma de decidir es también una novedad y una muestra evidente de esta nueva etapa en la que se pretende unificar las posiciones.

Es también la primera vez que Yolanda Díaz, una vez cerrada la aprobación de la reforma laboral, empieza a dar pasos hacia su candidatura, según fuentes próximas a la vicepresidenta.

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