Mariano Alonso Marcos Ondarra

La Virgen de La Almudena puede apuntarse este año un pequeño milagro: un día de tregua en la guerra fratricida que vive el Partido Popular, con epicentro en Madrid, de donde es patrona. El tradicional acto en la Catedral del mismo nombre, justo frente al Palacio Real, reunía este martes a José Luis Martínez-Almeida e Isabel Díaz Ayuso sin nadie de la dirección nacional del PP (no es habitual que acudan) y servía para enterrar el hacha de guerra.

El alcalde mostraba cercanía con la presidenta de la Comunidad de Madrid y lanzaba, de paso, un importante recado a Génova de unidad del partido. "Tenemos tan buen rollo que no nos tenemos bloqueados en WhatsApp", decía en referencia al polémico bloqueo realizado por Ayuso al número dos del PP, Teodoro García Egea.

Una buena sintonía que ha confirmado a posteriori la presidenta madrileña, que ha pedido unidad "cuanto antes" para plantar cara al Gobierno de España. Ambos eran recibidos entre vítores de los presentes, que asistían a la misa celebrada en la esplanada ubicada entre la Catedral y el Palacio Real. Ayuso, que tenía que esperar hasta diez minutos a que cesase el repicar de las campanas para poder atender a los medios, afirmaba que "tenemos muy buena relación. Tanto el alcalde como yo, las dos administraciones, estamos trabajando en los momentos mas dificiles para Madrid, estamos centrados en ello, dando tranquilidad y estabilidad a las instituciones".

El alcalde, además, no desaprovechaba la ocasión para insistir en ese mensaje de unidad, aunque de manera más velada, durante la renovación de su voto ante la patrona: "Que protejáis y ayudéis a nuestras familias para que se mantengan unidas".

El conflicto de fondo no desaparece pese a la imagen de unidad en la festividad de Madrid, ante una Ayuso que quiere presidir el PP de Madrid, una cúpula, la de Pablo Casado, que prefiere otra solución y un Almeida que está ante un dilema, el de presentarse o no, algo que de momento sigue sin descartar. Pero el día de la patrona de Madrid sí marca un punto de inflexión, poniendo en evidencia la lejanía cada vez mayor del alcalde con Génova, en la que está integrado como portavoz nacional.

Otro aspecto crucial de la guerra interna es la fecha de celebración del congreso de los populares madrileños. Debe tener lugar, según el acuerdo de la Junta Directiva para todas las comunidades uniprovinciales, en el primer semestre de 2022. Pero si Ayuso quiere, y no duda en pedir en público, que se celebre cuanto antes dentro de esa horquilla temporal, Génova está decidida a retrasarlo hasta primavera. Una manera, posiblemente, de ganar tiempo para que Almeida dé el paso de presentarse o, quién sabe, articular una "tercera vía" con la que combatir a Ayuso. 

 

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