La convención nacional del PP arrancaba este lunes en Santiago de Compostela con tres pesos pesados -el expresidente Mariano Rajoy, el presidente de la Xunta Alberto Núñez Feijóo y el vicepresidente de la Comisión Europea, Margaritis Schinas- y con un mensaje muy claro para no gobernar con el "populismo antieuropeo y de derechas", ese decir: con Vox.

La jornada la inauguraba Pablo Casado (el líder del PP estará presente todos los días de la convención itinerante, que recalará también en Valladolid, Madrid, Sevilla, Cartagena y el fin de semana en Valencia) con Rajoy, cuya acción "reformista" de Gobierno reivindicaba.

Pero el mensaje de mayor calado lo dejaba el anfitrión, Feijóo, en un coloquio con Schinas, una de las principales figuras internacionales que asiste al encuentro ideológico del primer partido de la oposición. Sus palabras recordaban de alguna manera, por la rotundidad contra Vox, al discurso de Casado en el Congreso el día de la moción de censura de Santiago Abascal a Pedro Sánchez

"Nunca hemos gobernado, vicepresidente, con los que no creen en Europa" aseveraba Feijóo en una clara apuesta sobre lo que debe ser la estrategia futura del PP, que enunciaba también con otra formulación: "Nunca hemos gobernado con cualquiera".

El líder de los populares gallegos pronunciaba esa advertencia, además, a escasos metros de Casado, en la que es la gran apuesta de Génova para proyectar su alternativa al Gobierno de Pedro Sánchez para las próximas elecciones generales. 

El jefe del Gobierno gallego, el único barón popular que sigue gozando de mayoría absoluta, lanzaba toda una andanada en su discurso contra un "frente populista y reaccionario" que se ubica, para más señas, "a la derecha y a la izquierda".

Feijóo, Schinas y Casado, este lunes en Santiago. David Mudarra.

Feijóo, que gobierna en una comunidad donde Vox no tiene representación institucional y tampoco, desde hace un año, Podemos, se felicitaba de esto último tras la pujanza electoral mostrada hace años por las mareas de la formación morada, y arremetía contra "la regresión infantil de la política" que a su juicio supone el fenómeno populista.

Afirmaba además que esos populismos de una y otra ideología tienen "idénticos objetivos", la "misma retórica" y denunciaba que ambos "cuestionan los consensos que construyen Europa día a día".

"Xenófobos, insolidarios"

Para rematar su mensaje, Feijóo pedía "no caer en las trampas, por ejemplo de los postulados nostálgicos, algo que nunca hemos sido. No hemos sido xenófobos, insolidarios, reaccionarios... Eso se lo dejamos a otros partidos", reiteraba en un nuevo dardo velado a los de Santiago Abascal.

Para Feijóo, la diferencia esencial entre un partido populista y otro que no lo es se da, en favor del segundo, en su capacidad de "gestión". Algo que vincula a su vocación política porque si no, "sería un comentarista". 

De manera más superficial, dado que su intervención se centraba  más específicamente en la materia económica, Rajoy aludía también al populismo y a sus causas. En opinión del exjefe del Ejecutivo, la "eficacia económica" que acredita el PP es la mejor garantía contra "todo tipo de tentaciones populistas que, como es sabido, han estado y continúan muy en boga en Europa en los últimos tiempos, y también en nuestro país".

Porque el auge de ese tipo de formaciones se encuentra o puede encontrarse, señalaba Rajoy, en "las identidades amenazadas, la corrupción de los gobiernos o la inmigración" pero, por encima de todos esos factores, aseveraba, en las crisis económicas. "Qué duda cabe que la dificultad para encontrar trabajo, los sueldos bajos, que los servicios públicos no funcionen, la pobreza... Todo eso, sin duda, genera la tentación en algunos de dar su apoyo a partidos que creen que lo van a arreglar todo en un cuarto de hora y que los demás no tenían ni conocimientos ni experiencia, ni eficacia" argumentaba.   

En la misma línea, Feijóo reivindicaba el "reformismo" como el mejor rasgo definitorio de lo que debe ser el PP. Una actitud que, entre otras cosas, pasaría por no negar cualquier virtud a los gobiernos de otros colores políticos.

Para ejemplificarlo, decía que sobre la gestión del presidente socialista José Luis Rodríguez Zapatero él no cambiaría ni el carnet de conducir por puntos ni la ley antitabaco. Previamente, Rajoy no tenía reparos en reconocer dos cosas que, decía, "se han hecho bien" después de la pandemia, como las ayudas del Instituto de Crédito Oficial (ICO) o los ERTE, aunque arremetía contra el Gobierno Sánchez por no haber dado suficientes "ayudas directas a las empresas".

Igualmente, y en tono más sarcástico, afirmaba ante Casado que "es nuestro sino" recibir malas herencias económicas de los gobiernos socialistas para después enderezarlas. 

Margaritis Schinas, por su parte, decía alegrarse de que "en esta convención se hable de la lucha contra el populismo, porque es una lucha que tenemos que asumir". El dirigente griego, incluso, aludía al partido nazi de su país, Amanecer Dorado, que llegó a tener el 10% del voto en las elecciones europeas de 2014, pero que ahora está en un claro declive, en un momento en el que en Atenas hay un Gobierno del centroderecha presidido por Kyriakos Mitsotakis, que también asistirá esta semana a la convención de los populares. 

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