Hace exactamente tres meses, el pasado catorce de junio, Pablo Casado presentaba en Madrid la convención nacional del PP y anunciaba que tendría lugar en Valencia el primer fin de semana de octubre. De la importancia que aquel acto tuvo para el líder de la oposición da cuenta un hecho que pudiera parecer anecdótico, pero que no lo es tanto. Y es que desde ese día el encabezado de su perfil en Twitter es una fotografía de ese evento en la capital de España, en el que aparece sobre un fondo en el que se lee la palabra "creemos".

Se trata del lema de una convención en la que Casado lleva trabajando mucho tiempo para que suponga el relanzamiento definitivo del "nuevo PP". Es decir, la renovación del partido que desde que se postuló a las primarias para suceder a Mariano Rajoy en 2018 (que terminó ganando en la segunda vuelta a Soraya Sáenz de Santamaría) se comprometió a construir para recuperar a su formación política. El PP había sido entonces desalojado abruptamente de La Moncloa tras la moción de censura de Pedro Sánchez y estaba a la baja en las encuestas, con Ciudadanos además pisándole los talones.

Antes del encuentro de los populares el fin de semana en Valencia, que se clausurará con un acto en la plaza de toros de la capital del Turia, lugar de grandes mítines históricos del partido en unos de sus grandes feudos, la convención será itinerante desde el próximo lunes, con mesas sectoriales en varios puntos de la geografía nacional. Entre ellos Santiago de Compostela, donde participará el ex presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y otro en Valladolid con la presencia del otro antiguo jefe del Ejecutivo popular, José María Aznar.

En definitiva, toda una apuesta a lo grande del presidente del PP para mostrar el dulce momento político que le proporcionan las encuestas, muchas de las cuales le sitúan como ganador de las próximas elecciones generales sumando incluso con Vox mayoría suficiente para ser investido presidente del Gobierno. Y un punto de encuentro de todo el partido y su órbita intelectual o de la sociedad civil, para debatir los más diversos asuntos.

Pero salvo que algo lo remedie de aquí a la semana que viene, la convención ha quedado eclipsada por la batalla sobre el PP de Madrid; por el cruce de declaraciones entre Génova e Isabel Díaz Ayuso, con algún invitado de por medio como la ex presidenta de Madrid Esperanza Aguirre calentando el ambiente con ataques a Génova y por último, pero sin duda no menos importante, por la gran incógnita de si Ayuso hará acto de presencia en la misma o se la perderá por su viaje a EEUU, cuya agenda está aún por cerrar.

Unas circunstancias que han dejado "dolido" a Casado, según confirman fuentes populares. En primer lugar por la falta de visibilidad mediática de la convención, pero sobre todo porque sea Ayuso, una persona a la que le une una relación especial de amistad desde hace muchos años, cuando ambos militaban en Nuevas Generaciones, la que a juicio de muchos en Génova la esté provocando.

Fuentes de la dirección nacional no entienden que la presidenta madrileña no haya "hablado con Pablo" para comunicarle que daría el paso de postularse a presidir el PP de Madrid. Algo que hace con el argumento de que una presidenta autonómica, y más aún reforzada por un triunfo electoral tan arrollador como el del pasado 4-M, debe ser quien lidere la organización implantada en el mismo territorio. Así fue en tiempos de la citada Aguirre, aunque no en los de su antecesor en la Puerta del Sol, Alberto Ruiz Gallardón

Las mismas fuentes admiten que las tensiones con Ayuso no son tan nuevas y que se pusieron de manifiesto incluso la misma noche del 4-M en la sede de Génova 13. Y señalan como responsable de las mismas a su jefe de gabinete, Miguel Ángel Rodríguez, un veterano del partido que ya fue secretario de Estado de comunicación y portavoz del primer Gobierno de Aznar. 

Hoy por hoy sigue habiendo tres posbibilidades sobre Ayuso y la convención. La primera que no vaya porque, según fuentes de su equipo, la agenda en EEUU se está cerrando aún e igual no se lo permite; la segunda que finalmente haga acto de presencia y asista el sábado en Valencia a la mesa reservada para los presidentes autonómicos y la tercera, intermedia, que llegue al último día de la convención, donde sin duda acapararía todos los flashes, pero sin asistir a la mesa de líderes regionales.  

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