"Misión cumplida". La frase la pronunciaba este viernes, en la sala de prensa de La Moncloa, Pedro Sánchez, quien a continuación matizaba: "Hemos cumplido, en consecuencia, la primera misión, pero no es la última. Quedan muchas más, porque hay mucha tarea por hacer durante los próximos meses y años".

Mirando al escenario más inmediato, el Gobierno trabaja, en coordinación con los socios de la Unión Europea (UE), en explorar vías alternativas para la evacuación de personal que no ha podido salir aún de Kabul y que corre peligro si permanece en Afganistán.

No hay una cifra concreta de las personas que están en esa situación, y la posibilidad de que abadonen suelo afgano por el aeródromo, como lo han hecho hasta ahora más de 2.000 personas en vuelos del Ejército español en la última semana, está totalmente descartada, al menos a corto y medio plazo.

Dicho de otra manera: el aeropuerto se da por perdido. Ahora mismo solo lo controlan las fuerzas de EEUU que aún permanecen allí, y en breve se supone que pasará totalmente a manos de los talibanes. Serán los responsables del nuevo régimen los que tendrán que conseguir que vuelvan a operar vuelos comerciales con normalidad, como antes del quince de agosto. 

Sobre el nuevo régimen de fundamentalistas islámicos que dos décadas de guerra después se vuelve a instalar en Afganistán, el Ejecutivo de nuestro país tiene claras dos cosas. La primera, que de ninguna manera España se sumará a un reconocimiento del mismo dentro de la comunidad internacional. La segunda, que eso no empece para que se pueda, e incluso se deba, según las circunstancias, hablar o incluso negociar con representantes talibanes. Sobre todo si eso puede ser de ayuda en las tareas humanitarias y en la evacuación que, según las propias palabras de Sánchez en su rueda de prensa, está aún por completar.

La reunión del gabinete de crisis sobre Afganistán celebrada este viernes. EFE

En cuanto al tipo de relación que se debe establecer con los nuevos jefes del Estado en Afganistán, ya se pronunció hace unos días, no sin levantar una importante polémica, el Alto Representante de la UE, el socialista español Josep Borrell, quien afirmó que los talibanes habían ganado la guerra y que por lo tanto no quedaba más remedio que tenerles como interlocutores.  

Colaboración de la UE

Por lo que respecta a las posibles alternativas a la salida por aire de Afganistán, hay mucha cautela en el Palacio de La Moncloa, en parte por obvias razones de seguridad. Aunque confían en una pronta solución en coordinación con los socios comunitarios, de la que el Ejecutivo está muy satisfecho. Así se plasmó, presumen, en el respaldo que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von Der Leyen, y el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, prestaron el pasado sábado, in situ, al "hub internacional" de acogida de refugiados instalado en la base militar de Torrejón de Ardoz.

El propio Sánchez, quien comparecía por sorpresa ante los medios de comunicación apenas veinticuatro horas después de los atentados en Kabul del pasado jueves, daba algunas pistas, crípticas todavía, sobre la futura actuación sobre Afganistán de los países que, con EEUU a la cabeza, iniciaron la guerra en el país tras los atentados del 11-S.

"En la comunidad internacional deberemos reflexionar sobre las medidas que habrá que tomar, que deberán ser respetuosas, sin duda alguna, con la legalidad internacional y con los mandatos que emanan de las Naciones Unidas. Y en ese sentido, hago un llamamiento a que la UE actúe conjuntamente, en común, que vayamos de la mano en una respuesta que tenemos que dar al pueblo de Afganistán", señalaba el jefe del Gobierno, quien afirma igualmente que "deberemos ocuparnos de los refugiados. Y quiero decir, singularmente, de las refugiadas". 

Lo cierto es que el Gobierno Sánchez, que apenas ha participado en tres de los veinte años que ha durado la misión internacional en Afganistán, no reniega de la tarea realizada sobre el terreno por las tropas de nuestro país.

Pese a convivir en la coalición con Unidas Podemos, y dentro de ella Izquierda Unida, fuerzas claramente contrarias a la intervención que comenzó en 2001, el líder del PSOE ha defendido ya en varias comparecencias públicas la labor realizada por los soldados españoles en la provincia de Badghis. Allí, explicaba este mismo viernes, "construyeron escuelas, carreteras, e infraestructuras para el saneamiento de las aguas, algo que sirve para impulsar el sector primario". Un esfuerzo que, a su juicio, "no ha sido en balde". 

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