Albert Rivera sobrevuela la convención del Partido Popular. Los conservadores no confirman ni desmienten que estén tratando de lograr una intervención suya en el cónclave de octubre. Pero sí hay algo decidido. Según ha contrastado este diario de fuentes oficiales, Ciudadanos no lo ha invitado a su propia cumbre, que se celebrará el fin de semana del 17 de julio.

No lo han hecho -expresan distintos miembros de la Ejecutiva de Arrimadas- porque "dijo el día de su dimisión que dejaba la política". De ahí el "confío en su palabra" de la actual presidenta de los liberales cada vez que le han preguntado por la relación que mantiene Rivera con Casado.

Dentro de dos semanas, Ciudadanos, una formación muy magullada tras los últimos procesos electorales, tratará de reinventarse como "alternativa liberal". No habrá cambios de nombre ni variaciones sustanciales en el proyecto, pero se debatirán miles de propuestas enviadas por los afiliados.

Arrimadas, entre otras cosas, reivindicará la autonomía de su proyecto frente al PP, aunque defenderá la posibilidad de alcanzar acuerdos preelectorales en lugares clave como Cataluña o País Vasco. De entre todos los afiliados habrá uno que no participará salvo cambio de última hora: Albert Rivera.

Su condición de expresidente y militante hace que a muchos de sus compañeros les extrañe sobremanera la noticia publicada por La Razón, que daba cuenta de la participación de Rivera en la convención del PP en una "mesa de regeneración".

Esa fórmula -la de utilizar ponentes ajenos al partido- fue muy utilizada por Rivera cuando estuvo al frente de Ciudadanos. Lo llamó "España en marcha" y le permitió atraer a grandes personalidades de la sociedad civil como Mario Vargas Llosa o Antonio Escohotado.

"No tenemos nada en contra de él. Pero dijo que dejaba la política del todo, que no quería estar en estas cosas. Cada uno es esclavo de sus silencios y de sus palabras. No le invitamos, precisamente, para no ponerle en un compromiso", desgrana un miembro de la dirección nacional.

Rivera todavía sigue ejerciendo cierta fascinación en la militancia de Ciudadanos. No en vano fue quien hizo posible el auge en Cataluña y la expansión nacional. Verlo fuera del cónclave naranja y dentro del azul sería un golpe duro para una organización que pugna por no desaparecer.

El silencio de Rivera

El expresidente de Ciudadanos guarda silencio. Sus apreciaciones en redes sociales siempre son de carácter general, y no en clave de partido. De vez en cuando, interviene en conferencias y charlas de YouTube, pero jamás se posiciona sobre las estrategias de las dos formaciones.

Este diario ha contrastado que apenas habla con Inés Arrimadas, más allá de los cumpleaños y del nacimiento de sus hijos. Sin embargo, sí lo hace habitualmente con Pablo Casado y Teodoro García Egea.

"Pablo admira a Albert por lo que hizo en Cataluña. Es algo público, lo llegó a decir en la tribuna del Congreso. Pero sería muy torpe por parte de Albert aparecer en un acto del PP. Todavía es pronto y perjudicaría su imagen", relata a EL ESPAÑOL un dirigente de Cs que conoce bien a Rivera.

Aunque el expresidente naranja conserva algunos amigos en la dirección, también están quienes no le tienen aprecio por su silencio durante la opa del PP. Cuando Hervías comenzó a desguazar el partido, muchos esperaron que Rivera, pese a estar fuera, mostraría apoyo a sus compañeros.

Lo mismo pensaron en las elecciones de Cataluña y la Comunidad de Madrid, donde los candidatos, además, habían sido muy cercanos a él. Pero también guardó silencio. "No le costaba nada poner un tuit, algo. Ha decidido apartarse del todo y nosotros vamos a respetarlo".

"Albert siempre repetía como un mantra: 'Ni rojos ni azules, ni rojos ni azules'. Al final, ¿van a ser azules?", concluye un dirigente de Cs dolido con Rivera.

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