Inés Arrimadas ya ha comunicado a su núcleo duro que apostará por Ignacio Aguado como candidato para las elecciones autonómicas madrileñas. Dicho de otro modo: le confiará la última bala del partido. Así lo ha contrastado este periódico de fuentes autorizadas. El prólogo de este gesto fue la inclusión del exvicepresidente de la Comunidad de Madrid en el comité permanente de la organización.

A excepción de Toni Cantó, Arrimadas consiguió suscribir una tregua con el resto de pesos pesados de Ciudadanos, pero la ratificación de Aguado al frente de la candidatura ha reabierto la herida.

La organización liberal se jugará su existencia en los comicios del 4 de mayo. Si no obtiene representación en la Asamblea de Madrid, se desencadenará, efectivamente, la disolución. De ahí que exista una corriente interna en busca del cambio de parecer de Arrimadas.

Los detractores de Aguado juegan a contrarreloj. En menos de dos semanas se celebrarán las primarias. El dirigente madrileño ya ha confirmado que se presentará. Las fuentes consultadas indican que Arrimadas, en caso de dar su brazo a torcer, no buscará un enfrentamiento, sino una renuncia pactada con el exvicepresidente.

Sin embargo, los motivos que han llevado a la jerezana a inclinarse por Aguado parecen de difícil enmienda. Arrimadas, tras la gran crisis interna desatada por el terremoto murciano, no quiere más divisiones.

Ha interiorizado -según explican varios dirigentes- que apartar a Aguado podría traerle "problemas y sublevaciones en las agrupaciones territoriales". Pero, ¿no es mejor afrontar esa hipotética crisis orgánica a cambio de aprovechar la última oportunidad electoral? "No, ella no quiere más bombas de relojería dentro. Mira lo que ha pasado con Fran Hervías", relata un miembro de la Ejecutiva.

Desde el equipo de Aguado trasladan a EL ESPAÑOL que son "conscientes" de que el 4-M está estrechamente relacionado con la posible desaparición de las siglas. Otro tanto hacen desde el de Arrimadas. No obstante, él se encuentra "tranquilo" precisamente porque sabe que cuenta con el apoyo de su presidenta.

¿Ha pensado Arrimadas, en algún momento, en presentarse ella a la Comunidad de Madrid para intentar salvar los muebles? "Eso no ha estado sobre la mesa en ningún momento". La última oportunidad de la liberal, inciden, residirá en las próximas elecciones generales.

Todo o nada

La regla electoral sitúa el 5% como porcentaje mínimo de voto para entrar en la Asamblea de Madrid. Paradójicamente, una vez se rebasa esa cifra suelen obtenerse seis o siete diputados. Así ocurrió con Unidas Podemos en las autonómicas anteriores. Un 5,56% de las papeletas les granjeó siete parlamentarios.

A tenor de las últimas encuestas publicadas -con Aguado como candidato-, los liberales no alcanzarían hoy ese tope del 5%. Esa sería la nada. Pero, ¿y si se produce un milagro? Ese milagro, insisten varios pesos pesados del partido, "sólo puede ocurrir con otro cabeza de cartel".

Seis o siete diputados representan, en tiempos de la nueva política, la llave de gobierno. Pese a que esa cifra sería un descalabro respecto a los 26 asientos con los que cuenta Ciudadanos actualmente, en caso de conseguirse sería celebrada como una "grandísima victoria".

La cuestión es: ¿por qué existe esa oposición interna a la candidatura de Ignacio Aguado? Incluso dentro del partido, son varios los dirigentes que han visto "deslealtad" en su relación con Isabel Díaz Ayuso. No libran de esa actitud a la presidenta de la Comunidad, pero piensan que Aguado participó en la refriega.

Por otro lado, Aguado ya se ha abierto a reeditar el pacto con Ayuso, lo que la líder de los conservadores descarta. "No puede pactar con Vox porque lo dijo en campaña; y no puede hacerlo con el PP porque ese puente ha volado por los aires. ¿De qué sirve, entones, Ciudadanos? ¿Sólo podríamos gobernar con PSOE, Más Madrid o Podemos? No puede ser", reseña un dirigente liberal en charla con este periódico.

Otro de ellos, que se muestra más neutral e incluso defensor de Aguado, resume: "Es un buen tipo. Ha aguantado carros y carretas. Pero su cartel no es bueno. Él no debe encarnar la última oportunidad de Ciudadanos".

Su equipo, en defensa del candidato, defiende: "Intentaremos visibilizar que somos la única alternativa a la polarización. Si no está Ciudadanos, el PP gobernará con Vox. Y si no; el PSOE lo hará con Podemos".

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