Este jueves se cumplen 17 años del mayor atentado terrorista que ha sufrido España. El 11 de marzo de 2004, minutos antes de las ocho de la mañana, tres bombas estallaban en un tren que llegaba a Atocha. Otras siete lo hacían después en otros convoyes.

El resultado, 191 muertes y más de 2.000 víctimas que todavía sufren secuelas físicas y/o psicológicas. Pese a que han transcurrido casi dos décadas, éstas todavía desconocen quiénes fueron los autores intelectuales del atentado yihadista que intentó acabar con sus vidas.

Y si nada cambia, dentro de tres años -el 11 de marzo de 2024- los crímenes prescribirán y sus responsables quedarán libres de cualquier tipo de pena. Es decir, dentro de tres años los autores intelectuales, quienes diseñaron y financiaron el operativo del atentado yihadista, quedarán impunes.

Así lo advierten desde la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M, que lucha por impedir la prescripción del atentado: "No sería la primera ni la única vez que, tras la impunidad que una prescripción ofrece, los terroristas alzasen la voz y declarasen haber sido los autores, como un modo de lograr al fin el reconocimiento que buscaban al cometer su crimen".

Su presidenta, Dori Majali, denuncia a EL ESPAÑOL que la prescripción de los atentados dificulta a las víctimas superar el duelo y facilita la radicalización yihadista. "Si dejamos que estos atentados prescriban sin determinar quiénes lo idearon y sin juzgarles, ¿qué mensaje estamos lanzando a quienes son susceptibles de ser radicalizados? Que pueden hacerlo porque no hay consecuencia penal". 

Majali considera que "el terrorismo es un ataque directo contra la sociedad" y por eso "cada individuo de la sociedad es víctima": "En los trenes no estábamos todos, pero podía haber estado cualquiera".

Imprescriptibilidad

Los crímenes contra la Humanidad y el genocidio son imprescriptibles por la adhesión de España a diferentes Convenios Internacionales. En cuanto a los atentados terroristas, su carácter imprescriptible data de 2010. Ese año se introdujo una reforma en el Código Penal sin carácter retroactivo, de modo que no se aplica al 11-M ni a otros atentados terroristas previos.

¿Qué se puede hacer para que no prescriba? La presidenta de la asociación admite que "es una situación sumamente complicada": "Se podría volver a abrir una investigación y que apareciera algún hecho nuevo desconocido en su momento; eso paralizaría la prescripción".

Además, Dori Majali anuncia que van a iniciar "un estudio jurídico y objetivo" con el fin de estudiar la posibilidad de que el 11-M sea decretado como un crimen contra la Humanidad. De este modo, no prescribiría.

Sobre si las autoridades competentes han hecho o no todo lo posible para esclarecer los hechos, la presidenta asegura que la célula islamista que perpetró el atentado "es una estructura compleja que dificulta detectar a los autores": "Si se hizo todo lo posible o no, se conocerá con el tiempo".

"Es desalentador"

El 11 de marzo de 2004 Dori Majalis tenía 33 años. Era su tercer día cogiendo ese tren, pues acababa de cambiar de trabajo. Iba sentada cerca de una de las bombas que explotaron y sobrevivió gracias a la ayuda de Ángel, un pasajero que la ayudó a salir del vagón. "Si hubiera sucedido tres días antes, no hubiera sufrido el atentado", admite.

Majali recuerda "un caos absoluto": "Muerte, destrucción, un olor horrible...". Y un primer impulso de echar a correr que no pudo materializarse: "Abrí los ojos y si hubiera podido, hubiera salido corriendo, pero no podía levantarme".

"Recuerdo un caos absoluto: muerte, destrucción, un olor horrible...", narra la víctima del 11-M. Cuando explotó la bomba, intentó echar a correr: "Pegué un grito enorme porque no me podía levantar, apenas veía nada y tenía las piernas destrozadas": "Fueron momentos de lucha, pensé en mi hijo mayor, que entonces tenía tres años y aguanté hasta que llegué al hospital; entonces me desmayé".

Después de años de recuperación y tras someterse a 23 operaciones, asegura que "para las personas que nos tenemos que levantar cada día con heridas y secuelas, no se ha hecho lo suficiente para impedir que prescriba el atentado sin conocerse a los autores intelectuales". "Es desalentador y dificulta cerrar el proceso de duelo", zanja.

José Enrique Badajoz perdió a su hermano Miguel Ángel. "Vivía en Vallecas, cogió el cercanías en Santa Eugenia", relata a este medio. El dolor e inquietud de los primeros años ha derivado ahora en "rabia": "No podemos demostrar ni averiguar quién ha sido y hacer que paguen por un crimen de este calibre, que nos ha jodido la vida a tantos".

"Es un caso que se va a cerrar en falso", denuncia el socio de la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M. Y es que "si el día de mañana aparece un sujeto confesando que ha sido él, ya no se podrá hacer nada y se nos quedará cara de tontos".

"Si el día de mañana aparece un sujeto y dice que ha sido él, ya está, se te queda cara de tonto y no hay manera de hacer nada", admite Badajoz, que considera que puesto que "este tipo de crímenes no prescriben desde el año 2010" se debería encontrar el modo de que "no quedara impune".

Por último, Badajoz lamenta que las víctimas del atentado terrorista del 11-M no sean tenidas tan en cuenta como otras. "Siendo el atentado más salvaje de la historia de España, ni estamos ni existimos. Las víctimas del terrorismo en España se reducen a ETA y GRAPO".

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