La relación entre Marruecos y España se ha complicado en 2020 con la decisión unilateral de Rabat -el pasado marzo- de cerrar las fronteras terrestres con Ceuta y Melilla debido a la pandemia. De esta manera, la monarquía alauí ha aprovechado para poner punto final al porteo y a la aduana comercial, lo que supone el ahogamiento de las ciudades españolas por la falta de materia prima y mano de obra.

En la costa atlántica -el sur de Marruecos y el Sáhara Occidental- miles de personas se juegan la vida intentando alcanzar las islas Canarias. Para más inri, Marruecos reclama las aguas jurisdiccionales de esta zona, que se solapan con las del archipiélago español.

Ese es el clima que envuelve la renovación del embajador de España en Marruecos. Hace meses que la ministra de Exteriores, Arancha González Laya, decidió elegir un nuevo titular. Propuso a Rabat una terna de candidatos. Todos ellos fueron rechazados. Según las fuentes consultadas por este periódico, esta circunstancia obligó a Exteriores a prorrogar un año al hoy todavía embajador.

¿Cómo empezó el baile de nombres? Antes del inicio del verano, se apostó por cambiar al embajador Ricardo Díez-Hochleitner, que acumulaba cinco años en el cargo y el 30 de junio cumplía 67 años. El diplomático, interesado en estirar tres años más su carrera en el exterior, permaneció a la espera de si le mantenían en Rabat o le destinaban a otra ciudad.

A tenor de lo contrastado por EL ESPAÑOL, el Gobierno central decidió dar por concluida la misión de Díez-Hochleitner y no encomendarle ningún otro destino internacional. Entonces comenzó la propuesta de embajadores de España a Marruecos.

La favorita

La actual consejera de Educación en la embajada y exministra de Vivienda, María Eugenia Trujillo, era uno de los nombres que más sonaba en los círculos diplomáticos de Rabat. Además, contaba con el plácet marroquí, la aprobación que da un Gobierno para ejercer en su territorio la representación diplomática.

Marruecos busca que el máximo diplomático para representar a España en el país se incline por el Plan de Autonomía para el Sáhara Occidental, con el que Marruecos pretende desactivar el referéndum de autodeterminación. Y Trujillo, como consejera de Educación en Marruecos, prefirió examinar del Diploma de Español como Lengua Extranjera (DELE) en 2019 en un colegio marroquí en El Aaiún, capital del Sáhara Occidental, estando libre el centro español, a pesar de que le supuso una amonestación en Madrid. También donó su sueldo de 10.000 euros al fondo creado por el rey Mohamed VI por la Covid-19. Y es frecuente ver sus alabanzas al buen hacer marroquí en las redes sociales.

De hecho, el ministro de Asuntos Exteriores y jefe de la diplomacia en Marruecos, Nasser Bourita, tenía intención de apoyar su candidatura en una reunión bilateral con su homóloga prevista en Madrid. Sin embargo, ese viaje quedó frustrado por el alargamiento del confinamiento y el cierre de las fronteras aéreas también con España.

Mientras tanto, la imagen de Trujillo se deterioró con el cese irregular de diez profesores interinos de los colegios españoles en Marruecos por regresar a su país para teletrabajar mientras duraba el confinamiento. En mayo, el ministerio de Educación en Madrid rectificó estas resoluciones y regularizó la situación administrativa de los docentes, con efectos retroactivos tanto administrativos como económicos.

Camilo Villarino

Otro de los candidatos postulados fue Camilo Villarino, director del gabinete de la ministra de Asuntos Exteriores, González Laya. El diplomático, que ocupó también este cargo en el ministerio con Alfonso Dastis, conoce bien la plaza, porque fue jefe Adjunto de Misión en la embajada de España en Rabat de 2013 a 2017.

Algunas caras conocidas del socialismo están interesadas en representar a España en Marruecos, desde el exministro José Bono hasta la expresidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, gran rival dentro del PSOE de María Antonia Trujillo.

Es muy querido, y representa una apuesta segura, el actual ministro de Agricultura, Luis Planas, que ya fue embajador en Rabat entre 2004 y 2010, durante la presidencia de José Luis Rodríguez Zapatero. Mantiene una relación muy cordial con la actual embajadora de Marruecos en Madrid, Karima Benyaich.

Al no llegar a un acuerdo sobre estos nombres, según explican fuentes diplomáticas a este diario, el Gobierno español decidió en octubre mantener un año más al embajador actual.

Como explica la Oficina de Información Diplomática (OID) a petición de EL ESPAÑOL, “el nombramiento de embajadores es una facultad discrecional del Gobierno, aprobada por decisión del Consejo de Ministros, y sobre el que no existe a priori plazo de permanencia, más allá de lo que decida el Ejecutivo”.

Consulado vacante

Por su parte, el consulado de Rabat sigue sin su máximo representante. La ministra González Laya nombró subsecretaria en el ministerio a la entonces cónsul María Celsa Nuño García. Esa elección dejó vacante, por tanto, la plaza de cónsul general en la capital marroquí.

Es, precisamente, la subsecretaría el órgano que preside la junta encargada de proponer a los diplomáticos en el exterior, así como a muchos embajadores.

Hubo un intento de ocupar el puesto de cónsul con el nombramiento por el Gobierno de Fernando Villalonga. El Consejo de Ministros lo aprobó y el Boletín Oficial del Estado (BOE) lo publicó en el mes de octubre. Sin embargo, no llegó ni tan siquiera a viajar a Marruecos, según explicaron en Rabat a EL ESPAÑOL.

A pesar de ser de la corriente del expresidente José María Aznar, su carrera diplomática y méritos lo convirtieron en el primer candidato al consulado. Cargo que el propio Villalonga solicitó. Sin embargo, al final se vio obligado a cesar por presiones desde el ministerio tras unas declaraciones sobre la política exterior española y el PSOE en el canal de YouTube de ultraderecha Estado de Alarma.

De esta manera, en 2021, el Gobierno español tendrá la tarea de nombrar a un embajador en Marruecos y un cónsul general en Rabat. Y lo más complicado, que el país vecino dé el visto bueno.

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