Casi seis de cada diez votantes del PSOE prefieren una foto con Inés Arrimadas que con Arnaldo Otegi y Oriol Junqueras el día en que se aprueben los Presupuestos Generales del Estado. El 57,5% de los simpatizantes de Pedro Sánchez cree que el presidente debe hacer caso a su equipo económico, liderado por Nadia Calviño, y no a su vicepresidente segundo, Pablo Iglesias. Sólo dos de cada 10 (un 23,7%) optaría por acordar con Bildu y Esquerra Republicana.

Según una encuesta realizada por SocioMétrica para EL ESPAÑOL, las preferencias mayoritarias entre las filas socialistas están muy claras. Y es que Sánchez tendrá que elegir, antes o después, entre los (muchos) más y los (bastantes) menos de sus simpatizantes, es decir, entre "la moderación de Ciudadanos y con la sedición y el secuestro", tal como lo definió Arrimadas en el debate de los Presupuestos, hace ahora 10 días. 

El miércoles 11 de noviembre, Otegi anunció por la mañana que Bildu estaba dispuesta a apoyar los Presupuestos de 2021. Y a mediodía, Iglesias ya lo estaba celebrando. El jueves, la formación heredera de Batasuna unió sus votos a los de los partidos del Gobierno y éstos aplaudieron orgullosos porque el "indigno" Partido Popular los llamaba "radicales" porque habían "pactado con demócratas".

Ceremonia de la confusión

Pero, ¿a quién se refería concretamente Adriana Lastra cuando defendía en la tribuna ese acuerdo con tal argumento? Porque en el no a las enmiendas a la totalidad estaban tanto los herederos del brazo político de ETA y los representantes del golpismo catalán como Ciudadanos.

Vista la entrevista de José Luis Ábalos, el fin de semana siguiente en El País, la bronca interna en el PSOE -con sus barones "vomitando"- y el cambio de orgullo por vergüenza que hizo pasar del aplauso al repudio a Bildu en las declaraciones públicas, parece evidente que la dirigencia socialista intuía lo que piensan sus bases.

Antes de que el partido estallara, en la rueda de prensa posterior a la Ejecutiva del lunes, Ábalos negó tres veces: "No hay pacto, no ha habido negociación, no podemos hacer nada para evitar que nos voten". Y al día siguiente, todos asistimos a la tercera lectura de la ceremonia, la carta de Pedro Sánchez a los militantes, en la que obraba el milagro de defender el pacto con Bildu ni con el  ni con el no, porque Bildu ni siquiera aparecía en los cuatro folios.

Pasando al capítulo del libro de la política que dice que "la mejor defensa es un buen ataque", el presidente y secretario general socialista conminaba a sus huestes a fijarse en que "las fake news" de la derecha consisten en "desviar la atención" hacia la lucha antiterrorista "para no hablar" de las medidas sociales de sus cuentas públicas.

Sánchez convence

Pero ni el presidente, ni el aparato de Moncloa, ni el secretario de Organización del PSOE, ni un diseño argumental más basado en oponerse a la oposición han logrado tapar, siquiera endulzar, el acuerdo con la formación de Otegi, "hombre de paz" para Iglesias y, recordemos, condenado por pertenencia a ETA -y aún cumpliendo pena de inhabilitación-.

Y es que tres cuartas partes de los españoles (el 75,3%) tiene claro que prefiere un acuerdo presupuestario del Gobierno con Cs, y sólo un 16,9% querría que Sánchez firmara con Bildu y ERC... una cifra nada casual. Es un porcentaje prácticamente calcado al 17,6% que estas dos formaciones independentistas vasca y catalana sumaron con Unidas Podemos, otra coalición de izquierda radical, en las elecciones generales del 10-N.

Si se analiza las respuestas de los participantes en el sondeo a esta pregunta, aplicando este sesgo de recuerdo de voto, en el resto de partidos no hay sorpresas. Así, el 91% de los votantes de Pablo Iglesias aprueba su labor como pegamento del Ejecutivo con lo que él llama la "mayoría de la investidura" y quiere convertir en "mayoría de legislatura".

En el centro derecha, tampoco hay datos que se salgan de lo esperado. Por supuesto, son los simpatizantes de Ciudadanos los que con más entusiasmo (97,6%) defienden la introducción de "líneas naranjas" en las cuentas públicas, tantas como sean posibles, para que sea Arrimadas la elegida en la foto. Pero de opinión muy parecida son los segmentos de PP (93,5%) y de Vox (90,4%).

Un dato de la encuesta sí es llamativo, y es el sector de partidos regionalistas y nacionalistas, en el que sorprendentemente hay más desfavorables a ERC y Bildu que electores que los apoyen. Una proporción de 54% a 35%.

La explicación es que ahí se incluyen desde los simpatizantes de Otegi y Junqueras hasta los votantes de partidos como el PRC de Miguel Ángel Revilla o el Teruel Existe de Tomás Guitarte, regionalistas pero de ningún modo separatistas. Y bases más conservadoras que sus élites partidarias, por ejemplo las del PNV, que tampoco quieren ver crecer la influencia de los herederos de Batasuna ni peligrar su hegemonía nacionalista en el País Vasco.

Ficha técnia

Se han completado 2.088 encuestas aleatorias, a través del panel online propio de SocioMétrica (n=7.100), representativo de toda España, gestionado a través de la plataforma Gandia Integra (c), entre el 19 y el 21 de noviembre. La submuestra resultante se ha ponderado para el censo total nacional por sexo, edad, tamaño municipal, hábitat rural/urbano, y situación laboral, y reponderando por recuerdo de voto en las elecciones del 10-N. Al tratarse de muestreo no probabilístico no hay error muestral, sino convergencia por interacción para el total nacional, que es del 97% según algoritmo implementado en Barbwin de Tesi (c). Sociométrica es socio de Insights + Analytics España, rama empresas, asociación de Data Science que integra a Aneimo y Aedemo.