El paso al frente de la Real Academia Española de la Lengua (RAE) es inusitado. Su comunicado en defensa del castellano es una clara respuesta a la Ley de Educación que acaba de aprobar el Gobierno. La nueva norma -tras un pacto entre Moncloa y Esquerra Republicana- eliminó la categoría "vehicular" que se otorgaba al español.

Es cierto que aquel término fue incorporado por el PP de Mariano Rajoy, pero el PSOE lo mantuvo en su proyecto original y no lo laminó hasta que alcanzó un acuerdo con los nacionalistas catalanes. El texto recién rubricado habla de "garantizar" que el castellano se aprenda en todas las regiones, pero encomienda esa supervisión a los Ejecutivos autonómicos.

Montserrat Bassa, dirigente de Esquerra Republicana, y por tanto miembro de uno de los dos partidos que gobierna Cataluña, asevera que el catalán será la "lengua vehicular" y compara el estudio del castellano con el del resto de idiomas "extranjeros".

La RAE, caracterizada por su extremado carácter institucional en todo lo que se refiere al debate político, ha dicho basta. Tal y como adelantó este diario, ha redactado un informe que ha sido aprobado en el pleno. El texto lo ha coordinado el propio director, Santiago Muñoz Machado.

EL ESPAÑOL reúne ahora a varios académicos que aceptan desmigar su postura personal y detallar los porqués de su decepción con la nueva Ley de Educación.

Juan Luis Cebrián

Juan Luis Cebrián, en la cafetería del hotel Wellington, en Madrid. Jorge Barreno

Juan Luis Cebrián fue elegido académico en 1996. Tomó posesión un año más tarde con un discurso sobre Jovellanos. Fundador y primer director de El País, máximo dirigente de Prisa durante décadas, también es novelista y ensayista. Su último libro lleva por título Caos, el poder de los idiotas (Espasa, 2020). En él queda detallado el auge de los nacionalismos, fenómeno estrechamente vinculado con el asunto que centra este artículo.

"Llevamos cuarenta años de democracia y hemos sido incapaces de consensuar una Ley de Educación. Se trata de un bien básico para los ciudadanos que, al mismo tiempo, garantiza la unidad del Estado. Paradójicamente, quienes mejor lo han hecho han sido los socialistas. Ángel Gabilondo estuvo a punto de lograr el consenso", introduce en charla con EL ESPAÑOL.

Cebrián critica a la Ley Celaá por su carácter de "reforma exprés" y por no haber sido dialogada con la oposición: "¡Es gravísimo!". En cuanto a la desaparición del término "vehicular" que arropaba al castellano, reitera: "Es la lengua oficial del Estado, según la Constitución. Todos tenemos el derecho y el deber de usarla. ¿Cómo vamos a cumplir con ese deber si se impide que sea vehicular?".

La "garantía" de la que habla el Gobierno queda al arbitrio de las Comunidades.

Es una discriminación respecto a los derechos y deberes constitucionales. Los efectos políticos pueden ser letales.

¿Cree que puede suponer un ataque a la igualdad de oportunidades? Las horas lectivas en castellano son muy pocas. ¿Competirá en igualdad de condiciones un alumno catalán que quiera dedicarse al periodismo, el cine o la literatura?

Sí es un ataque a la igualdad de oportunidades. Lo es en la medida en que la discriminación lingüística atenta contra la igualdad de derechos. El actual Gobierno se define como "progresista", pero no hay nada menos progresista que ser sumiso a las políticas identitarias. De verdad, no lo entiendo, la izquierda siempre había sido internacionalista.

¿Y qué opina del modelo de inmersión lingüística que se viene practicando?

La mayoría de los catalanes todavía es castellanohablante y su lengua materna es el castellano. Y todo ciudadano debe tener derecho a que su lengua materna sea vehicular en la educación. Del mismo modo que, si uno tiene como lengua materna el catalán, el gallego o el euskera, también deberá disfrutar de ese derecho.

Pero, ¿qué piensa en concreto de las políticas de inmersión?

Depende. Existen casos muy distintos. Tengo cuatro nietos catalanes. El mayor, de treinta años; la pequeña, de cuatro. Todos han sido alumnos en modelos de inmersión. Desde mi punto de vista, han funcionado razonablemente bien. Los más pequeños hablan el castellano tan correcto como cualquier niño educado en Madrid. Además, distinguen perfectamente cuando usan uno y otro idioma.

Manuel Gutiérrez Aragón

Manuel Gutiérrez Aragón es director de películas como "El corazón en el bosque". Jorge Barreno

Manuel Gutiérrez Aragón fue elegido académico en 2015 y, un año después, ingresó en la Docta Casa con una alocución sobre la escritura fílmica. Director de cine, guionista y escritor. Camada negra, aquella película sobre el peligro del extremismo que le reportó premios internacionales y cócteles molotov en la sala de su estreno, ha readquirido una rabiosa actualidad. Ganó el Premio Herralde. Su última novela se titula El ojo del cielo (Anagrama). Tuvo carné del Partido Comunista en los días de la clandestinidad. No es sospechoso de cocinar su crítica al Gobierno desde la ideología.

"Ese punto de la ley es una de las cosas más siniestras que he oído en los últimos años. De verdad, me resulta reaccionario, por mucho que venga de un Gobierno supuestamente progresista. Aunque... no seamos cínicos. Lo que la ley propone es lo que ya ocurre en la práctica", saluda Gutiérrez Aragón.

¿A qué se refiere?

A lo que ya está pasando en los colegios de Cataluña. Va a consagrarse por ley. Es una bomba de relojería. ¿Qué pasa si varios ayuntamientos, aprovechando esa ambigüedad, dicen que solo admiten papeles en bable? ¿Y si un instituto comienza a impartir varias asignaturas en cántabro?

¿Por qué "reaccionario"?

Porque es una reforma vinculada a un nacionalismo ramplón, que siempre es reaccionario. La ley puede privarnos de un instrumento clave en el mundo, que utilizan seiscientos millones de personas.

¿Cree que la nueva norma daña, en ese sentido, la igualdad de oportunidades?

Sí, porque deja a los alumnos catalanes en desventaja. Pagarán el pato las clases populares. Un rico siempre podrá tener clases particulares de castellano. Las horas lectivas en español se han venido reduciendo mucho. Aunque eso empezó cuando Esperanza Aguirre era ministra de Educación. No culpemos solo a un Gobierno. Los "progresistas" van a rematar la faena. ¿Qué les vamos a decir a los latinoamericanos?

¿Qué les vamos a decir?

¡Con todos los grandes esfuerzos realizados a lo largo de la historia para mantener la unidad del idioma! Ojalá que, dentro de muchos años, no pase con el español lo que le sucedió al latín. Por cierto, los líderes entonces independentistas de Perú y Colombia se preocuparon muchísimo por mantener un mismo castellano. En fin, me da pena que la educación se utilice como moneda de cambio con ERC.

Álvaro Pombo

Álvaro Pombo en su ático de Argüelles. Silvia P. Cabeza

Álvaro Pombo tomó posesión de su sillón en la RAE con un discurso titulado "Verosimilitud y verdad". Practica la poesía, el ensayo, la filosofía... Pero sobre todo la novela. Un género en el que se le lee en varios idiomas. La última acaba de salir de la imprenta y se titula El destino de un gato común (Destino, 2020).

"A mí me parece absurdo. No me gusta la idea. Oiga, es que no es de sentido común. Un catalán y un gallego se han entendido mejor toda la vida en castellano que en sus respectivas lenguas", dice Pombo.

"Yo no me opongo al catalán. Es una lengua muy bonita. El euskera quizá también, no lo sé porque no la entiendo. Pero el castellano es el idioma más universal. Todo lo que sea desprotegerlo nos lleva al empobrecimiento cultural", cuenta.

En línea con Gutiérrez Aragón, apunta a Latinoamérica: "La unidad del idioma es tan importante aquí como allí. La abolición del término 'vehicular' es una calamidad. No digo que no hablen catalán pero, ¿cómo vamos a limitar el castellano? ¿Usted se imagina a los ingleses diciendo que van a hablar gaélico y no inglés? Pedagógicamente, es muy complicado de entender".

Pombo, que se confiesa algo cansado de este debate, concluye: "Siempre llega un momento en el que quien quiere aprender una lengua se sumerge en ella y deja de lado la propia. Todos lo hemos hecho y nos hemos ido fuera a aprender inglés. Pero de ahí a lo que sucede en Cataluña... Se habla de la globalización, ¡pero la gente es más cateta que nunca! Las lenguas, cuanto más universales mejor".

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