Irene Montero vive en un chalé y concede entrevistas a la prensa rosa. Esta semana, con un amplio reportaje en la revista Diez Minutos, ha culminado otra etapa camino de esa política de "casta" que tanto criticó desde las plazas. El anuncio que copa el titular dice así: "Pablo asume una parte de las tareas de la casa, como yo las mías”.

Vestido largo de color crema, posa en varias ocasiones para ilustrar un texto de características desconocidas en lo que tiene que ver con la tradición de Podemos. "He aprendido a que la moda me guste", confiesa la ministra de Igualdad.

Sobre la educación de sus hijos, Montero especifica que "la belleza de la vida y la esperanza también tienen su traducción política". Dos valores que la "empujaron" a integrar una lista electoral. "No lo dudes, el amor es lo mejor que puedo dar a mis hijos", responde.

El texto, de varias páginas, guarda las mismas características que los referidos a las estrellas del pop, los tertulianos de Telecinco, los amores de Enrique Ponce o las últimas exclusivas sobre "los amores de Julio Iglesias".

Montero reitera que sigue siendo "la misma persona" desde que es madre, aunque se pierde "la posibilidad de improvisar, de hacer planes"... "Algo que ahora no puedo hacer (...) porque mis tres hijos tienen unos horarios y una rutina que quiero respetar".

No obstante, la política de la casta arroja algunos beneficios, como por ejemplo este: "Tengo la suerte de contar con un equipo que me organiza la agenda, y que son de mucha ayuda". Acto seguido menciona la importancia de los abuelos: "Tenemos una deuda muy grande" con ellos.

Irene Montero, en este debut proclamado a los cuatro vientos, anuncia -además de las labores domésticas de "Pablo"- haber "encontrado el amor incondicional". Pese a las exigencias de transparencia que suelen exigir los de Podemos, no están claras esas "labores" asumidas por el vicepresidente del Gobierno.

"Claro que los hombres han cambiado, pero nuestra sociedad no ha entendido lo importante que son las tareas de cuidados, desde fregar hasta la salud", sintetiza la responsable de Igualdad.

La vida en Galapagar

La vida en la casa de Galapagar es intensa. Desde que Iglesias se lanzó al estrellato, no hacen demasiados planes fuera de ella. "No solemos salir porque nos gusta más estar en nuestra casa, con nuestros amigos, ya que al ser Pablo tan conocido, preferimos la intimidad de casa".

A lo largo de la charla, Irene Montero sigue haciendo distinciones entre el intolerable acoso sufrido por su familia y el que se producía en los domicilios de dirigentes del Partido Popular.

"No es una manifestación contra el Gobierno o el Ministerio de Igualdad, no. Vienen a intentar ocupar nuestro espacio de intimidad como es nuestra casa, vienen para que nos sintamos incómodos. Es una situación anómala en una democracia", razona la dirigente de Podemos.

"Los escraches son movilizaciones puntuales, avaladas por la Justicia, esto es diferente porque está claro que contra nosotros vale todo", rebate ante la repregunta de la periodista.

En clave Covid, Irene Montero habla de "no tener miedo"": "Creo que está siendo una pandemia a la que no hay que tenerle miedo pero hay que tenerle respeto, como dice el ministro de Sanidad. Son muchas las personas que han muerto y han llenado de dolor a las familias españolas con un impacto muy fuerte en el sector sanitario. El compromiso de todos tiene que ser hacer lo posible por reforzar ese sector, al habernos dado cuenta de nuestra vulnerabilidad, con un tercio de la humanidad confinada en sus casas".

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