El presidente del Gobierno está de gira. Entre Consejos de Ministros ordinarios y extraordinarios, funerales en ausencia y homenajes protagonizados, candidaturas de Calviño, Laya y Duque al salto internacional... los contactos para cerrar apoyos son hoy la máxima preocupación de Pedro Sánchez. Dentro y fuera.

Este lunes, el jefe del Ejecutivo viajó a Lisboa a reunirse con el primer ministro António Costa; el miércoles recibe en Moncloa al presidente del Consejo italiano, Giuseppe Conte; y la semana que viene, justo antes del Consejo Europeo que debe cerrar cuánto, cómo y cuando llegan las ayudas europeas a la reconstrucción, Sánchez ha pedido que Angela Merkel lo reciba en Berlín.

La visita se celebraría entre la tarde del martes 14 y el día 15, cuando prevé reunirse con Mark Rutte, primer ministro holandés y el sueco, Stefan Löfven. El primero liberal y el segundo socialista, ambos forman parte del club de los países frugales, que no quieren oír ni hablar de los términos en los que por ahora está diseñado el fondo Next Generation, propuesto por la Comisión Europea.

María Jesús Montero, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros. ADP

Lo curioso es que la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, es del Partido Popular Europeo, lo mismo que Merkel. Y es alemana, igual que Merkel. Y Alemania acaba de estrenar la presidnencia de turno en la UE. Es decir, que la foto con la canciller en Berlín ayudaría mucho al presidente español en sus planes.

Merkel fue quien, junto a Emmanuel Macron, impulsó el germen de lo que luego la Comisión recreció, con el apoyo del Parlamento Europeo: 750.000 millones de euros; en su mayoría transferencias a fondo perdido y el resto créditos; a gastar en cuatro años y con baja condicionalidad.

Con Macron ya se vio Sánchez la semana pasada en Mauritania, en la cumbre de los países del Sahel. Rutte -"es mi amigo, pero no estamos de acuerdo", dijo de él Sánchez- y Lofven -para quien hizo campaña el presidente español en las últimas generales suecas- prefieren menos dinero, más en forma de crédito, menos años y mucha más condicionalidad. Y es esa la batalla la que quiere dar Sánchez.