Hasta este fin de semana, el secreto a voces de que Nadia Calviño aspira a presidir el Eurogrupo no había salido de boca del Consejo de Ministros. En Moncloa silbaban y en su Vicepresidencia tercera se remitían a que cuando Pedro Sánchez dejara de hacerlo, ellos podrían decir algo. Finalmente, el presidente dejó claro su interés el pasado fin de semana.

La carrera se lanzó este lunes, cuando Ciudadanos anunció que mandaría cartas a sus homólogos liberales en Europa para promocionar a la ministra española y se confirmó este martes, cuando al finalizar el Consejo de Ministros, altas fuentes del Gobierno celebraban "muy ilusionadas" que la candidatura es más que la favorita: "Nos toca y es la mejor posible".

"A pesar de nuestras diferencias políticas y la posición de Ciudadanos como partido de oposición crítica y constructiva con el actual Gobierno de España", Calviño "ha demostrado su capacidad profesional y dispone de una experiencia en las instituciones europeas ampliamente acreditada, así como una gran competencia para llegar a acuerdos y forjar consensos", destacaba el partido de Inés Arrimadas.

Pablo Iglesias atiende una intervención de Nadia Calviño en el Congreso de los Diputados. Efe

La salida inesperada del portugués Màrio Centeno ha abierto una posibilidad que a todo el mundo parece convenir. Salvo quizás, a Unidas Podemos, como ya explicó EL ESPAÑOL.

Todos contentos

Al Gobierno de Pedro Sánchez porque lo prestigia: conseguiría en poco tiempo algo en lo que fracasó el Ejecutivo de Mariano Rajoy, quien intentó sin parar durante sus siete años en Moncloa. Nunca consiguió colocar a Luis de Guindos como líder de los ministros de Finanzas de la zona Euro. 

Y a los países más ricos de Europa, también les gusta la idea, porque aplicarían con España la misma técnica de "intervención a la inversa" ensayada con Portugal. La ex directora general de Presupuestos de la Comisión, sustituiría a Centeno, que deja el Eurogrupo porque no lograba imponer en su Parlamento lo que él mismo defendía en las reuniones europeas.

Calviño sería un seguro para los frugales -Suecia. Holanda, Dinamarca y Austria- además de para Francia y Alemania de que la ortodoxia se podría imponer más fácilmente a lo que ellos detectan como una exagerada tendencia al gasto del Gobierno de coalición.

Pedro Sánchez y Nadia Cavliño, a su llegada al foro económico de Davos (Suiza), en enero. Borja Puig de la Bellacasa / Moncloa

La decisión será efectiva antes del día 9 de julio, y en Moncloa están convencidos de que nadie le hará sombra a Calviño. "No hay candidatos efectivos todavía", explican en Presidencia. Y es que nadie ha presentado la solicitud, ni siquiera la española. Suenan el luxemburgués Pierre Gramegna (liberal), que ya compitió con Centeno hace dos años, y el irlandés Paschal Donohoe (conservador), quien aún no sabe si seguirá en su Gobierno. 

Calviño no sólo es exfuncionaria de Bruselas, sino que es mujer -algo que cotiza cada vez más para ocupar puestos de relevancia en unas instituciones europeas tradicionalmente masculinas- y socialista. La presidencia del Eurogrupo se va rotando ideológicamente, como producto del pacto de gobierno en la UE, entre populares, socialdemócratas y liberales. Y la salida anticipada de Centeno, del partido hermano del PSOE en Portugal, se debe sustituir con alguien de la misma familia política.

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