Pablo Iglesias no pudo coger el avión. En la primera semana de marzo, cuando el coronavirus ya estaba aquí pero en España mirábamos para otro lado, el vicepresidente segundo del Gobierno tuvo que suspender su estreno europeo. Le esperaban en Bruselas para asistir a su primera reunión de ministros de Asuntos Sociales hasta que las instituciones de la UE decidieron cancelarlo todo, evitar los viajes, los contactos, prevenir la expansión del Covid-19.

Entonces, el líder de Podemos acababa de estrenarse como vicepresidente de Derechos Sociales. Con la bandera de la renta básica, la subida del Salario Mínimo, el feminismo del 8-M, la dependencia... y sus 35 diputados, por fin, había llegado al poder. La legislatura se torció con el virus, pero la emergencia le abrió la oportunidad de pisar a acelerador a sus planes. Y ahora quiere llevar el Ingreso Mínimo Vital a Europa.

Desde que dimitió de su escaño como eurodiputado en el verano de 2015 no se le ha visto por allí. Entonces, sí cogió el avión, de vuelta, para presentarse a las elecciones generales del 20-D prometiendo el sorpasso de Podemos al PSOE, y que tras el asalto de los cielos rompería el candado del 78. Ahora, cinco años después, lleva americanas de ministro y ha abandonado el grito crispado en las plazas, habla en tono suave y hasta tiene tres hijos correteando por el jardín.

La propuesta

Pero lejos de sucumbir al aburguesamiento del poder, lo que hace es ejercerlo: y este viernes lanza una ofensiva a nivel continental para que el Ingreso Mínimo Vital que -por ahora- se está retrasando en España más de lo que él deseaba acabe siendo una realidad en toda la Unión Europea.

Iglesias se ha aliado con la ministra portuguesa de Empleo, Solidaridad y Seguridad Social, Ana Mendes (Partido Socialista) y con la titular italiana de Empleo y Asuntos Sociales, Nunzia Catalfo (Movimiento 5 Estrellas) para poner la idea sobre la mesa y lanzar el debate.

Pablo Iglesias, entre sus homólogas Nunzia Catalfo (Italia) y Ana Mendes (Portugal). E.E.

Según ha podido saber este periódico, la propuesta está en preproducción, es decir, los tres ministros tienen claro lo que quieren -llevan semanas trabajando en el acuerdo-, pero no han bajado de las líneas maestras al detalle. El objetivo es recabar apoyos en otros Estados miembro y aportar ideas a partir de las reacciones de otros países para sumarlas.

Según las cifras de Eurostat, la UE tiene en la actualidad 113 millones de personas en riesgo de pobreza. El plan de Iglesias, Mendes y Catalfo es reforzar la dimensión social de la UE ante lo que anticipan como un evidente agravamiento de las desigualdades y la vulnerabilidad a causa de los efectos de la epidemia del Covid-19. 

Los puntos clave

Las fuentes consultadas, conocedoras de la propuesta, niegan que ésta sea una reacción al retraso del proyecto a nivel nacional. Entre otras cosas, porque el Ingreso Mínimo Vital europeo no está previsto, ni en los mejores planes del líder de Unidas Podemos, hasta dentro de varios años.

La idea aún está en fase de estudio y requiere de un proceso de negociaciones con las instituciones de la UE, con los Gobiernos de los 27 países miembros y con los agentes sociales. Para empezar, cuenta con un aliado inesperadoel vicepresidente del Banco Central Europeo, el exministro español de Economía Luis de Guindos (PP).

Pedro Sánchez y Ursula Von der Leyen en el Palacio de la Moncloa. Moncloa

Pero la idea se lanza este miércoles con toda la intención de que llegue a los oídos de la presidenta de la Comisión, la conservadora alemana Ursula von der Leyen, aprovechando que la Unión está reaccionando a esta emergencia con medidas opuestas a las que implementó hace 12 años. Cuando en 2008 los mercados se hundieron como consecuencia de la crisis financiera global, recuerdan desde el lado morado del Gobierno, "se impuso la austeridad".

Ahora, Iglesias busca navegar la ola de solidaridad y acrecentarla proponiendo que la financiación y el presupuesto europeos se hagan cargo -al menos, en parte- del proyecto. Aun así, las fuentes confirman que ese aspecto formaría parte de la negociación.

La pata española

En todo caso, y como se decía más arriba, el proyecto no sustituye al que ya está en marcha a nivel nacional. Hay que recordar que el Ministerio de Seguridad Social cambió su nombre en esta legislatura y pasó a llamarse, primero, "de Inclusión". Y que el titular de la cartera, José Luis Escrivá, invirtió los primeros minutos de su presentación ante el Congreso, en febrero, a plantear el IMV como el más importante de sus planes para la legislatura.

Recientemente, el titular del ramo cifró en unos 3.000 millones de euros anuales lo que le costará al Estado poner en marcha la medida, prevista para finales de mayo. Un precio muy similar al que Escrivá previó cuando presidía la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), y a la que ha llegado tras cruzar datos con el Ministerio de Hacienda.

José Luis Escrivá, ministro de Migraciones, Seguridad Social e Inclusión.

Así, las fuentes confirman que se cuenta con el apoyo del ministro de Seguridad Social para esta idea, más allá de que su impulso a nivel europeo sea exclusivo de Iglesias, como ministro de Derechos Sociales. De la mano de sus dos colegas portuguesa e italiana, el vicepresidente plantea que la renta mínima europea se adapte al nivel y al modo de vida de cada país de la UE, y que se armonice con los sistemas de renta que ya tenga cada territorio.

Este Ingreso Mínimo comunitario, de hecho, no pretendería sustituir los sistemas de renta básica nacionales, sino complementarlos. Es decir, que si en su diseño se llegara a la conclusión de que a un país como España, según sus circunstancias socioeconómicas, le correspondería un montante mensual mayor de aquél con el que ya contara, serían los fondos europeos los que lo completarían.

Además, según las fuentes, esta iniciativa conviviría también con el reaseguro europeo de desempleo, que forma parte de la posición negociadora defendida por Sánchez durante los fracasados Consejos Europeos de estos meses. También quieren los tres ministros impulsores de la idea desde España, Portugal e Italia que se siga avanzando en los proyectos del sistema de garantía infantil y juvenil e, incluso, del salario mínimo europeo.

"Escudo social europeo"

Desde el entorno de Iglesias se insiste en que "el compromiso con el IMV es un proyecto de Gobierno". Y aunque haya habido fricciones, éstas están solventadas. Hace ahora un mes, el vicepresidente anunció una renta mínima temporal que nunca se llegó a sustanciar. Su equipo filtró la información en pleno debate parlamentario para la segunda prórroga del estado de alarma, y el enfado en Moncloa fue mayúsculo.

Desde entonces, fue el propio presidente Sánchez el que medió entre las partes y asumió como propio el compromiso para "acelerar los trabajos" que se llevan en el departamento de Escrivá. Lo cierto es que la entrevista que publica este viernes el Financial Times con el vicepresidente de Derechos Sociales, y el artículos que firma Iglesias en La Vanguardia -a la vez que sus colegas Mendes y Catalfo en Portugal e Italia-, demuestra el empeño de Unidas Podemos en cumplir con una de sus banderas electorales.

El vicepresidente defiende en sus respuestas al periódico británico que es el momento de que la Unión Europea mire al futuro. Para Iglesias, la UE debe avanzar en el desarrollo de un Pilar Europeo de Derechos Sociales poniendo en marcha un “escudo social europeo” que incluya este ingreso mínimo de carácter europeo.

En nombre de sus Gobiernos, los tres ministros creen que este IMV europeo no se debe limitar a un nivel de supervivencia o simplemente a la tasa de pobreza calculada a partir de la renta media europea. Sino que debe ser un instrumento jurídicamente vinculante para los 27, un derecho para los ciudadanos europeos para asegurar que todo el mundo tiene cubiertas sus necesidades básicas.